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MOURIÑO VENDERÁ NUESTRO CELTA A LOS CHINOS

mourino

Lo que nos faltaba a los gallegos y especialmente a los celtistas es lo que se anuncia en los mentideros deportivos: el fondo chino de capital riesgo “Cederlake” podría adueñarse del Real Club Celta, a través de sus socios en España, “OneToOne”.  Este grupo quiso comprar hace dos meses el Las Palmas. Si no lo consiguió, fue porque el presidente del equipo canario, Miguel Ángel Ramírez, rechazó una oferta de 125 millones de euros.

Sin embargo a Carlos Mouriño Atanes, el máximo accionista del Celta con un paquete del 52’6 por ciento, no le importaría vender el club que decía de sus amores. De hecho ya conoce el color del dinero de los chinos; porque obtuvo un beneficio de 29 millones de euros, en Marzo del 2011, cuando vendió al grupo “Citic” la emblemática calderera Censa, de Porriño.

Ahora Mouriño –si accede a vender el Celta- ganará 60 millones de euros, ya que invirtió en el club 20 y la oferta china es de 80. Así que, los que conocen al personaje, dicen que demos por hecha la operación.

Este negocio del presidente celeste es legal, muy legal. Pero también inmoral, tremendamente inmoral. Porque, el Celta es patrimonio pasional de eso que llamamos celtismo y no solo de un ricacho que, por lo que veo,  estudia para ser el más rico del cementerio.

El club que pasea el nombre de Vigo por el mundo no es solo de su accionariado sino también de su afición; de los que siempre fueron socios y ahora llaman abonados por el invento de las SAD; de los que pagan sus buenos dineros para verlo todas las semanas por la televisión; de los que sostienen al equipo comprando orgullosos sus camisetas y demás artículos de merchandising; de los que llevan años patrocinando anuncios en Balaídos; del ayuntamiento de Vigo, que le cedió en uso el Estadio…

Si Carlos Mouriño Atanes vende el Celta a los chinos que se preparen uno y otros negociantes para ver cómo reacciona una ciudad a la que no gusta que le roben –aunque sea legalmente- su alma deportiva. Pero dicen por México, donde amasó su fortuna, que este Mouriño, por dinero, es capaz de venderle la suya al diablo.


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