galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

NO AZUCEMOS MÁS EL ENJAMBRE, POR FAVOR

“Para ganar la guerra, primero hay que bajar los escudos…”

Por José Carlos Romero Pérez

Supongo que a la hora de opinar, así como en otras facetas de la vida se debe ser lo más objetivo posible, sobre todo cuando se hace de forma crítica y no se quiere crear pensamiento sectario. Pero este ejercicio de responsabilidad se me antoja, cuando está impregnado de interés particular, ego-ideología, es decir, la mía es la que vale, y  del narcisismo de los que están encantados de conocerse, imposible.  La autoestima ayuda, pero su exceso nos puede privar de probar muchos platos que están ahí, pues,.. ¿para qué probarlos? ya que es una pérdida de tiempo, piensan algunos. Todas la reflexiones anteriores, se me antojan, que si las aplicaran nuestros políticos a la hora de dialogar para llegar a acuerdos nos iría mucho mejor.

Para ganar la guerra, primero hay que bajar los escudos. Efectivamente, la presidenta del primer banco de este país decía el otro día que había que volver a enamorar a Cataluña; mucho me temo que esto no sucederá mientras las dos partes tengan los escudos levantados y una bala en la recámara.

No hay cosa que más atrase una sociedad que la falta de la mentalidad crítica que nos proporciona la razón, más que aun, y, con perdón, las dictaduras; estas aparecen porque el dique de la razón no les puso freno.

Hoy en este proceso revolucionario que estamos viviendo, parece que todo está muy fragmentado, pues los canales por donde fluye el conocimiento, que son el agente acelerante de todo cambio social, son muy diversos.

El ciudadano actual  tiene acceso a  información  casi  ilimitada y las herramientas que tiene para comunicarse y tomar inmediatas decisiones  que debieran ser beneficiosas para la mayoría parecen obvias, entonces ¿por qué parece que hemos caído en el paroxismo y nos metemos en aventuras temerarias con final incierto?

Todo está exacerbado y basta con que salte la chispa para que el enjambre se desorganice en mil y una colmenas sin conexión: primero los catalanes, después lo gallegos, lo vascos, los tabarnianos, y, por último, la república independiente de mi pueblo.

Algunos son maestros en azuzar esta colmena con un chuzo en forma de bandera manoseada e himnos rancios que han sido prostituidos en otros tiempos para defender lo indefendible, es decir, lo suyo. Parece que no se dan cuenta de que los trapos agitados  y la música cantada con el pecho hinchado en los estadios ya no es  lo que demanda el ciudadano y mucho menos hipnotizan como a cobras en bazar oriental.

Allá en el horizonte aparece una nueva política que a los que tanto usaron banderas y cantaron himnos como encantadores de serpientes para reivindicar lo suyo les hacen sentir como les tiemblan las piernas, pues la tarta ya se les está quedando pequeña.

En nuestro querido país hay cosas que chirrían: se permiten partidos independentistas, pero que no se les permite ejercer como tales; tenemos una monarquía impuesta con calzador en la constitución del setenta y ocho,  pues les dijeron estas son lentejas a los que piensan en república; a la hora de jurar como presidente de  una comunidad autonómica, lo de guardar fielmente la constitución y el resto del ordenamiento jurídico, lealtad a la corona y cumplir los deberes del cargo,  pues no, ya que no hay formula recogida que obligue; se le prohíbe los ciudadanos en prisión preventiva ejercer sus derechos políticos sin estar juzgados, dinamitando así la presunción de inocencia; Etc.

Y todos a callar, por eso de la fuga de votos y de que no se nos echen encima los poderes fácticos, es decir, los que sueltan el parné. No me extraña, yo en un enjambre donde hay tantos zánganos y las normas no están claras me iría a otra colmena donde la reina, es decir, el interés general sea lo primero y esté más claro y definido.

Y después, que pena, los argumentos para fiscalizar al opositor, son cleptomanías, chalets en la sierra, licenciaturas light, pero el interés general a esperar,…  y ajo y agua.

Ya habló la presidenta del banco… ¡A ver qué pasa!