galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

NO HAY FRONTERAS

Ambas tienen verde piel y son hijas de la misma sierra… ¡Y no hay fronteras!

Porque entre el bosque de Muniellos y los soutos de A Fonsagrada, todo es un mismo territorio «albión», es decir, el lugar preferido por los primitivos astur-galaicos.

Compartieron siempre río grande  para su mayor riqueza, que nace el Navia, gallego de montaña;  y se entrega al Cantábrico, asturiano de playa. 

Juntos, asturianos y galaicos,  lucharon contra invasores pueblos celtas, romanos, suevos, vándalos y alanos…

Y rindieron pleitesía al mismo rey  Alfonso, aquel rey Casto que fue fundador de la primera iglesia del Apóstol y también organizador del primer culto xacobeo.

Por este antiguo reino aún llegan peregrinos por donde es “Camino de  Concordia”, distinción obtenida en los Premios Príncipe de Asturias, territorio por donde penetra en las rutas xacobeas el Camino Primitivo.

No… ¡No hay fronteras!

Y  estas son, -aquí mismo-,  las mismas tierras de prados asentados entre los profundos valles y las altas cumbres, que beben agua de cien torrentes,  combinando un mosaico estético de extraordinario valor natural.

Esto ocurre en Los Oscos y A Fonsagrada. En Salime y en Negueira… En Asturias… y en Galicia.

Por eso…  ¡No hay fronteras!

Desde O Acebo, ya se alcanza esta seca atmósfera de media montaña veraniega, con su perfecta y admirable belleza.

En este tiempo de primavera el verde del bosque recupera su croma y el Navia astur-galaico, embalsado, se vuelve otra vez del color de la plata. Allá donde la vista llega es un mismo paisaje…

¡Un paisaje sin fronteras!

Y entre la alta montaña y el verde valle, entre las fragas y las fervenzas,  la sensibilidad del hombre astur-galaico  mantiene viva aquella aldea vieja, de casas de piedra y tejados de pizarra, en la que aún se escuchan los mismos acentos… en el mismo idioma.

Porque, ya se sabe… ¡No hay fronteras!