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UN OKUPA EN LA REAL FABRICA DE TAPICES DE MADRID

—– Esta es mi casa. Nací aquí.

Esa es la respuesta que da cuando se le pregunta por qué está viviendo en un dúplex de 700 metros, encima de la madrileña Real Fábrica de Tapices, sin ser el dueño ni pagar un alquiler; ni siquiera el agua o la electricidad… Lo disfruta desde hace nada menos que veinte años.

—– Y… ¿quién es él?

Es de origen flamenco y responde al pomposo nombre de Livinio Stuyck; tiene un porte patricio acorde con su nombre. Sus antepasados fueron los propietarios de la Real Fábrica de Tapices durante 300 años, hasta 1996, fecha en la que fue rescatada. Según el actual administrador de la Fundación pública que aún mantiene viva la institución, Alejandro Klecker…

—– La Real Fábrica de Tapices debía entonces 237 millones de pesetas a la Seguridad Social y a Hacienda. El Estado se hizo cargo con un pago de 566 millones y constituyó una Fundación para su gestión con el ayuntamiento y la comunidad de Madrid. De sus tres gobiernos depende en la actualidad.

Por lo visto Livinio Stuyck gestionó la empresa en los últimos años en los que perteneció a su familia, hasta la quiebra, cuando ya no pagaba ni las nónimas; incluso siguió al frente de ella cuando pasó a ser pública entre 1996 y el 2002, año en el que fue despedido.

Pero a pesar de su desvinculación total  con la Real Fábrica de Tapices, él siguió okupando –con k- dos plantas del edificio. Cuando le preguntas lo que mide, Livinio te responde con descaro…

—– Nunca he contado los metros pero aproximadamente unos setecientos.

Parece imposible que alguien se permita el lujo de vivir de prestado no solo en un bien público sino en un edificio de interés cultural. Pasaron por la Fundación ocho ministros de cultura, tres presidentes de la Comunidad de Madrid y cuatro alcaldes, pero Livinio siguió viviendo en “su dúplex” sin que le cueste un euro y por el que tampoco pagó nunca una peseta.

Tiene seguridad las 24 horas y está al lado del Retiro. Entra como un aristócrata por la puerta principal y nadie le dice nada.

Según cuenta el actual administrador de la Real Fábrica de Tapices, en el 2015 se hizo un inventario para ordenar las cuentas de la Fundación y resultó que, pese a buscarlo con afán entre los archivos, no apareció ningún documento que autorice a Livinio a vivir donde vive.

Hace unos días las administraciones con responsabilidad sobre el edificio intentaron desalojar al okupa pero no tuvieron ni el más mínimo éxito…

—– Yo no voy a entregar a nadie las llaves de la que es mi casa.

Como ves, tiene un morro que se lo pisa…

La desidia de las administraciones y de quienes están al frente de la Fundación hizo que este pintoresco personaje, Livinio Stuyck, okupase nada menos que dos plantas de un edificio público. Ahora parece que intentan desalojarle pero me falta ver si lo consiguen.