galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

PAISAJES DE ARTESANOS

Dónde empieza el arte termina la artesanía, pero hay veces que ambas se confunden en la esquina de un camino cualquiera; por ejemplo, en la escultura que culmina ese varal de piedra al que llamamos cruceiro. Son tantos los artesanos que se convirtieron en artistas a lo largo de nuestra historia que ninguno ha sido citado como tal por los libros de nuestro legado artístico. Sus nombres no cabían en ellos.

Sin embargo perviven en el tiempo los oficios. Como tal se habla del oleiro, ancestral artesano cuyos orígenes se remontan a los más antiguos pueblos galaicos. Fueron hallados restos prehistóricos de olas y los romanos de la Gallaecia le concedieron una vital importancia a esta modalidad artesana, tras la invención del torno, sistema que aún se sigue utilizando en la cerámica popular de Galicia.   

Te llevaré hoy a tres lugares hermosos próximos al mar de las Sisargas, a la Sierra Santa y a la Ribeira Sacra. Destacan por la artesanía en barro heredada de nuestros ancestros.  Entre Buño y Niñodaguia está Gundivós. Y si estas son las tres grandes referencias de la cerámica de Galicia, son también tres paisajes tan distintos como bellos.

BUÑO (MALPICA)

Buño es parroquia interior de la Malpica marinera, con alojamientos rurales y buena gente dispuesta a enseñarnos el arte de moldear el barro. La tradición alfarera de Buño es de las más antiguas de Galicia y la parroquia en si mismo tiene un alto valor artístico: posee una iglesia barroca y en sus calles nos sorprenderán varias quintas del siglo XIX, al margen de los talleres de los artesanos.

Claro que a menos de diez kilómetros, Malpica es la postal marinera más bella de esta comarca. Y pasear por su playa es enfrentarse a las Sisargas, el paraíso de las gaviotas. Son principio y fin de la Costa de la Muerte, frente al Cabo de San Adrián. 

Las llaman la Chica, la Malante y la Grande; las Illas Sisargas son un  capricho atlántico, nido de la mayor colonia de gaviotas y cormoranes de Galicia y roca esculpida a la que se aferran los mejores percebes. La fantasía  marinera habla de normandos guerreros y de piratas de pata de palo que escondían tesoros en la Grande, donde se ubica el Faro. También aquí se apareció la Virgen marinera para salvar del naufragio a un pesquero de Laxe. Cuentan que de ahí viene la devoción por Nosa Señora do Carme, en todo el país…

GUNDIVÓS (SOBER)

Gundivós es un lugar fulgurante en medio de la Ribeira Sacra. Pertenece al municipio de Sober y fue originariamente un castro. Aquí quedan pocos alfareros, pero sus trabajos son altamente estimados por los amantes de este tipo de artesanía. Dicen algunos historiadores que esta cerámica es tan antigua como estas tierras, donde además de los galaicos proendos habitaron los romanos de la villa de Proentia.

Todo cuanto rodea a Gundivós es arte: incluso el paisaje moldeado por el río Sil.  Este cauce fluvial remueve el paisaje por enrevesado camino de agua entre amplias paredes de piedra. Sus riberas son sagradas porque, en ellas, los monjes crearon lo que resulta ser hoy la mayor concentración de históricos cenobios de toda Europa.

La Ribeira Sacra es verde a un costado y al otro está llena de cepas blancas y de cepas tintas. También abundan los árboles autóctonos como amieiros, bidueiras, avellanos. Además, si navegas el río te divertirán las multiformes rocas que juegan a mirarse en los espejos del agua. El Sil es un río peregrino nacido para reverdecer cada valle que atraviesa entre el Bierzo y Os Peares. Sus espejos reflejan aquí la indudable perfección del paisaje de los artesanos y su agua vitaliza la tierra con la pasmosa tranquilidad de un mar de interior. 

NIÑODAGUIA (XUNQUEIRA DE ESPADAÑEDO)

Hay que cruzar el Sil para llegar a Niñodaguia, que es parroquia de Xunqueira de Espadañado, tierra de monjes al pie de la Sierra Santa, la que se conoce más por San Mamede.

Los alfareros de Niñodaguia continúan una vieja tradición oleira nacida al pié de uno de los monasterios de montaña que tenían en Galicia los “bernardos”. No faltan casas recuperadas para el turismo que podemos utilizar como alojamiento, incluso en la cercana Maceda, podemos dormir en uno de los castillos medievales mejor conservados de Galicia. Además, desde Niñodaguia se llega fácil por una parte a la Ribeira Sacra ourensana y por la otra a la Sierra de San Mamede.

En uno de los montes de sus estribaciones, el de A Graña, se practica el cicloturismo y el parapente. Y es uno de los miradores mas excepcionales de toda la comarca.

Si creías haberlo visto todo… camina también la grandiosidad de la Sierra Santa, ¡Verás que descubrimiento! A medida que subes percibes la escasa importancia de las cosas que te rodean porque te sientes en el cielo, a veces completamente azul, otras gris y algunas incluso arcoíris. También te merecerá la pena alcanzar la cumbre conocida como Cabeza de Meda para comprender mejor desde allí el paisaje magnífico de la rasa de la Ribeira Sacra. El colorido de este entorno natural aún me sigue asombrando.

Xerardo Rodríguez