galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

PARAÍSOS RECUPERADOS

Los tiempos que corren nos invitan a aliviar tensiones y a reducir el stress emocional de la ajetreada vida urbana, buscando refugio en el medio natural. Unos, los que pueden, encuentran en el pueblo el lugar donde vivir. Otros, los más comunes mortales, se conforman con la sanación preventiva en las nuevas casas de reposo. Unos y otros han contribuido a recuperar aquellos paraísos perdidos cuando el abuelo inició el éxodo gallego a América.

Porque… Aunque hay cientos de pueblos abandonados en la jungla rural gallega, son cientos, también, los paraísos recuperados para eso que la modernidad dio en llamar turismo rural.

¿De qué se trata? Pues, según los expertos, no solo de buscar el alojamiento adecuado para un fin de semana, sino también de imitar las sanas costumbres que tenían nuestros abuelos, cuando vivían en la pequeña aldea.

Esto es… caminar, perder la mirada en el paisaje, vaciar la mente, conversar, comer sano y hacer caso al maestro que estuvo en China y nos habla ahora del desarrollo interior mediante el yoga o el taichí.

De esta forma no solo recuperamos la vieja aldea o la casa de nuestros ancestros. También recobramos la salud y reconquistamos los pequeños placeres que nos enseñó la gente que hizo posible la grandeza de esta Tierra. Por ejemplo…

Seguir el río que canta hasta llegar al bosque encantado.  Admirar como la fraga viste con maravillosas degradaciones su verdoso tapiz.  Dejar que la luz más natural nos sorprenda con colores irrepetibles, a pesar del clima…

Inhalar el aire de esta atmósfera cambiante que no hiere la vista, porque no se lo permite la bruma mansa que todo lo humedece. Subir a la roca primigenia para casi tocar el cielo con las manos y seguir el vuelo del águila sobre la ladera…

O simplemente sentarte junto al faro o el castro para ver cómo se van las aves viajeras…      

La emigración fue la causa del abandono de pueblos enteros y aún hoy se nota la huella de un pasado de hambre en los edificios caídos de algunas de nuestras viejas y queridas aldeas.  Sin embargo, hay una nueva cultura que contribuye a recuperar el paraíso perdido.  Nuevas modas no solo recobran pueblos enteros para el turismo, sino que logran para ellos nuevos habitantes.

A estos “nuevos paraísos” llegan gentes de buena fama y buen vivir, aunque también se pierda por aquí el popular y controvertido personaje mediático, de no tan aceptada notoriedad.

Cuando viajamos por el rural releyendo nuestro pasado, en algunas zonas permanecerá la huella del olvido por el éxodo de sus moradores  pero en otras sentimos esa magia que nos transmiten la arquitectura popular, la etnografía y la naturaleza gallega bien conservadas. 

A más de setecientas ascienden las iniciativas de recuperación de aldeas y edificaciones, llevadas a cabo por gentes aquí nacidas o aquí llegadas. A ellas  se debe la creación de esos nuevos paraísos.

Pero quedan aún muchas pequeñas aldeas abandonadas que esperan la resurrección. La empresa “Galicia Paradise”, especializada en construcciones antiguas,  nos ofrece en Internet algunas pistas que, mayoritariamente siguen gente mayor que viene desde Gran Bretaña, los países nórdicos y Alemania. Esa es la procedencia de la gente que trae vida y también nuevas costumbres a la olvidada aldea del abuelo.

Estos “nuevos paraísos” se nos muestran recuperados y espléndidos. En ellos descubrimos  viejos pazos, casas grandes de la antigua nobleza, casas rectorales y complejos de labranza de singular arquitectura. Además, siempre están ubicados en entornos donde la belleza nos emociona.

Y si el Turismo Rural ha magnificado olvidadas construcciones, patrimonio de aquella sociedad civil en decadencia, el Camino de Santiago motivó la reconstrucción de edificios históricos relacionados con las medievales peregrinaciones a Compostela, para utilizarlos como albergues.

De la red de albergues públicos de Galicia hay muchos ejemplos pero sin duda el mejor exponente de esta recuperación del pasado, es el conjunto de Ribadiso, en Arzúa, un antiguo hospital de peregrinos al lado del río Iso, que el Camino cruza por un pequeño puente medieval, porque este era también un camino real.

Hay una interminable lista de edificios religiosos recuperados con presupuestos xacobeos, pero tal vez en Palas de Rei, en Vilar de Donas, la iglesia de San Salvador, anexa a un antiguo monasterio del siglo XII, resulte el más claro ejemplo de conservación del patrimonio monumental.

La emigración de finales del XIX y de principios del siglo XX fue para Galicia una lacra y una bendición; porque se llevó de la Tierra su mejor capital, el humano, pero también el hambre.

Las huellas de aquel éxodo aún se palpan en lo que queda de algunos pueblos que forman parte del triste censo de abandonados.

Sin embargo se nota un esfuerzo institucional para que la sociedad civil perciba la magia de esos lugares, fomentando una cultura de recuperación como segundas viviendas, como hoteles con encanto o como casas de reposo.

Además, el  turismo rural es la fórmula más elegida por los gallegos para conocer su país y la primavera  una época excelente para disfrutar de cuanto nos ofrece.