galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

PAZOS Y JARDINES

Ya sé. Cada uno tenemos nuestro propio palacio y en él transcurren nuestros sueños. Para nosotros poseen la misma grandeza que cualquiera de esas enormes casonas con pasado escrito en piedra… al que se asieron durante siglos para su conservación. Nuestras vidas no dependen de su historia, pero la de nuestros antepasados, fuesen nobles o villanos, sí. A los palacios del ayer en Galicia los llamamos pazo y hay catalogados más de setecientos. Trataré de que conozcas los tres que considero más importantes, pero antes te hablaré de la importancia de esas construcciones únicas.

Decía el maestro Filgueira Valverde que los pazos son como “las tullas de la tradición, erguidos entre las mejores tierras de labradío”.

El pazo no solo es un conjunto arquitectónico, grandioso y bello, sino el escenario de románticas historias de época, y fuente de inspiración para los poetas, responsables de su conversión en el referente emblemático de la historia y la cultura de Galicia.

Es en los pazos donde, a través del tiempo, suceden imaginadas pasiones protagonizadas por personajes también imaginarios. La literatura es quien los mitifica. Pero fueron mucho más que un escenario de novela. Dieron continuidad a las antiguas villas de Galicia, sobre todo durante los siglos XVII y XVIII, cuando fueron el epicentro de la economía rural.

Se construyen con los beneficios que los hidalgos obtienen del subarriendo de las tierras a los campesinos, sobre los que ejercen su jerarquía y poder. Estos suntuosos edificios fueron todo un símbolo de importancia social, el reflejo de una sociedad y el elemento principal de una fascinante manera de vivir.

La monumentalidad y los entornos naturales magníficos en los que se ubican, añaden un interés artístico a su historia.

Clima y paisaje condicionaron las peculiaridades arquitectónicas de los pazos y casas grandes de Galicia, un rico patrimonio monumental que se extiende a unas setecientas edificaciones, la mayor parte de ellas ubicadas en entornos naturales del rural.

Los pazos tienen sus particulares matices que son como un espejo del especial temperamento gallego. Porque, en el mundo hay bellísimos palacios, pero los pazos solo los encontraremos aquí,  en Galicia.

¿Qué es un pazo? En realidad,  un conjunto de edificaciones: la principal significa el empaque, la presencia social, la importancia de sus dueños. Separadas suelen estar las viviendas del servicio y las dependencias agrarias, como alpendres y cuadras.

La vivienda principal de un pazo tiene que tener lareira, techos altos, dormitorios espaciosos, grandes salones y un elemento común: la piedra. Las paredes son siempre de piedra, los suelos pueden ser también de piedra y a veces nos encontramos con techos de piedra.

Un viejo refrán dice que no es pazo aquella construcción que no tenga anexionada una capilla, un hórreo y un palomar.

Algunos pazos, como el de Oca, destacan por sus jardines con diseño versallesco. El entorno natural de otros, como el de Santa Cruz de Rivadulla, sin embargo, destaca  por su magnífica flora semisalvaje en la que abundan especies impropias del clima gallego.

Unos doscientos están destinados a usos privados pero casi medio centenar están dedicados al turismo rural, que los hizo renacer. Otros muchos, por desgracia, son edificios mudos que contemplan el paso del tiempo desde sus ruinas. 

El Pazo de Oca es una auténtica fantasía barroca por su jardín y uno de los mejores y mejor conservados. Data de la  Galicia del siglo XVIII y se ubica en la pequeña parroquia del mismo nombre, que pertenece al municipio de A Estrada.

Paseando por sus jardines, rememoramos a Valle Inclán y su Sonata de Otoño:

Las flores comenzaban a marchitarse en las versallescas canastillas de mirto mientras el agua murmuraba…”

Pertenece en la actualidad a la casa ducal de Medinaceli y está edificado sobre una fortaleza medieval. Su entorno recuerda su origen feudal: una plaza formada por la fachada principal del pazo, con la iglesia a la derecha y las viejas casas modestas, de origen campesino, enfrente.

Por su jardín se le llama “El Versalles Gallego”. Está lleno de rincones preciosos, en medio de cierta atmósfera onírica y misteriosa.

El paso del tiempo lo ha ennoblecido y destacan, junto al edificio principal, la fuente de nito, muy original y rodeada de bog. Los camelios, de más de doscientos años, y otras especies arbóreas que nos introducen en los estanques, una especie de ría canalizada separada por un puente y por la que navega la piedra.

Al otro lado, el paisaje se torna verde en medio de grandes tilos. Una zona que sirvió de hipódromo en los días esplendorosos de este gran pazo.

Cuando sentimos el murmullo del agua a la sombra de centenarios árboles, este jardín nos parece el onírico lugar de la calma. Es como pasear por el edén y gozar el placer que nos brinda la atmósfera húmeda que envuelve a los pazos de la Galicia noble”.

Entre los de Galicia, el Pazo de Mariñán es el pazo-quinta por excelencia. Tuvo una primitiva función defensiva, pero se convierte en siglo XVII en una residencia que sería conocida como Quinta de Bergondo. El nombre de Mariñán lo debe a su ubicación, en As Mariñas, entre A Coruña y Betanzos, justo frente a la xunqueira creada por el río Mandeo que da origen a la Ría de  Betanzos.

Entre los siglos XVII y XVIII la transformación arquitectónica de Mariña se debe a la fusión de estilos diferentes.

Destaca ya el acceso principal, poblado por castaños de Indias, plátanos de sombra y grandes eucaliptos que nos conducen a una calzada empedrada, enmarcada entre la arboleda. En la margen derecha, está la capilla del Pazo y en el frontal, la escalinata de acceso llena de adornos pétreos.

Otra escalinata es la que desciende desde la terraza al jardín principal, donde hay que destacar un espectacular parterre de boj, los jardines dieciochescos románticos y un conjunto botánico en el que destacan las camelias japónicas, de mucha antigüedad. Además, centenarios árboles autóctonos, tejos, madroños y ejemplares muy viejos de mirto común.

La Diputación de A Coruña, su actual propietaria, lo salvó de la ruina. En la actualidad es un museo que se utiliza también para seminarios.  Es un importante centro de estudios. 

Yo le llamo el Pazo del Arte. Es un hermoso edificio del siglo XVII y también un museo, el que mejor refleja el arte gallego contemporáneo, aunque una de sus salas se dedica a los hallazgos arqueológicos de Vigo.

El Pazo de Castrelos es el Museo Municipal Quiñones de León y alza su hermosa arquitectura entre la frondosidad de uno de los más bellos parques de Galicia y sus propios jardines de estilo francés.

En realidad te hablo del Pazo da Lavandeira, que fue donado a la ciudad de Vigo por el Marqués de Alcedo, en el año 1925.

Además de la visita al Pazo, merece la pena un recorrido por todo el extenso parque, que incluye también zonas ajardinadas, bosque e incluso un auditorio al aire libre.

El de Oca, el de Mariñán y el de Castrelos son los pazos que mejor exponen la historia de un pasado, en el que la nobleza seguía aún presumiendo de su origen medieval.