galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

PESCADORES DE LAMPREAS

Si la historia y la leyenda persiguen al Miño durante su curso, todos sus valores naturales se concentran al final de su vida, cuando se entrega al Atlántico, entre la portuguesa Caminha y A Guarda.

Su estuario conforma un espacio natural protegido de 4.000 hectáreas, que supone uno de los humedales más interesantes de toda la península Ibérica.  Por sus islas.  Por su flora y fauna. Por la corriente dulce de su afluente principal, el río Tamuxe. Por sus playas fluviales de arena fina. Y por el grandioso espectáculo de la Boca, que nos muestra un voraz Atlántico que se traga al río.

Este es un lugar fulgurante, el preferido por cormoranes, garzas reales, ánades y avefrías, entre otras especies de aves.

Y es el refugio de la lamprea, la diosa del río, un ser ancestral de origen más antiguo que los dinosaurios, con al menos más de cuatrocientos años de historia, cuando el planeta lo poblaban seres nacidos del horror de los horrores.

Pero la lamprea tiene actualmente muchos devotos, herederos del gusto de los dioses del Olimpo y de los emperadores de Roma, que la alimentaban en sus viveros arrojándoles esclavos rebeldes.

Y es que te hablo de un vampiro acuático, porque la lamprea es hematófaga y protagonista de mil cuentos y leyendas. Decía Torrente Ballester que las de Baralla, las del río Navia, eran mejores en tanto se ahogara en el río más gente.

La lamprea remonta cada año el Miño, por este estuario magnífico, para seguir su rito de vida y muerte, que su existencia termina de uno u otro modo: muere una vez que desova, o a manos de la experta cocinera.

Es, junto con la angula, la gran riqueza del Miño entre el principio del invierno y hasta bien avanzada la primavera, cuando el cuco canta el final de cada ciclo.

Me he subido a bordo de una lancha lampreeira para presenciar el espectáculo de la pesca, que siempre genera un gran conflicto de intereses. Porque hay demasiadas barcas en el río y se capturan muchas más de las que se debieran, entre las islas de Tabagón y la desembocadura del Miño.

El exceso de capturas se debe, especialmente, a la falta de regulación de este tipo de pesca de la que viven unas doscientas familias entre Arbo y A Guarda, a las que hay que añadir otras tantas de la orilla de enfrente, el vecino Portugal de Minho.

Todos faenan ya en el estuario y las lampreas no suben el río. Algunos pescadores de As Neves y de Arbo dicen que se está esquilmando el río y depreciando el producto.Por eso demandan que se controle la actividad pesquera en este tramo internacional del Miño.

Afirman que hay pescadores del Baixo Miño capaces de pescar durante jornadas maratonianas para rentabilizar la actividad y como consecuencia de  ello la oferta supera a la demanda.

Se capturan veinte ejemplares por día y barco. Los precios varían entre los 7 y los 25 euros, dependiendo del tamaño y de la zona en la que se pesca. Pero no hay restaurante que no rentabilice cada pieza hasta los 55 euros.

La asociación de pescadores no solo reconoce que esta intensidad de la pesca daña a la lamprea, porque limita su capacidad de remontar el río, sino que es mala para el sector porque su prioridad es asegurar el futuro del Miño. Por eso pide la implicación de la administración gallega, para que se limite el número de capturas, como se viene haciendo en la otra orilla, en Portugal, en donde la lamprea se vende exclusivamente en la lonja y en donde se incautan los excesos de cupo.

Aunque hay quien dice que esos excesos terminan llegando al mercado gallego…

De cualquier modo, estamos ya en plena temporada. Así que os aproveche bien este fin de semana para comer lamprea… si es que no estáis confinados o perimetrados.