galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

PIDO PERDÓN A LAS GRECAS

Esta lluvia de verano despierta mi romanticismo dormido en el tiempo y me obliga a buscar entre mis viejos vinilos las canciones de aquella juventud de los sesenta. Me acordé de Roberto Carlos y de aquel tema suyo “Namoradhina de um amigo meu”. Fue un suceso musical.

A las hermanas Carmela y Tina Muñoz Barrul les fascinó la canción y la hicieron suya, pero aportando un palo gitano, aflamencado,  un cambio muy sustancioso de ritmo y hasta de letra…

—- Te estoy amando “locamenti”.

Así comenzaban ellas a cantar inspiradas por la estrella brasileira. Lo grabaron al regresar a España, ya por los setenta, tras una gira por Argentina. Lo incluyeron en su disco Gipsy Rock y fue el bombazo del año.

Las hermanas Muñoz, artísticamente Las Grecas, fueron pioneras de ese estilo musical que aún en la actualidad fusiona el flamenco con el rock. Ellas reventaron las listas de ventas y pusieron a bailar a un país muy necesitado de baile.

Sin embargo, los comentaristas musicales de la época –entre los que me incluyo- las despreciamos solemnemente y en toda España pusimos de moda una frase que no llegaba, siquiera, a la categoría de insulto…

—- ¡Eres más hortera que Las Grecas!

Con Tina y Carmela fuimos todos muy injustos y hoy quiero pedirles perdón  por aquella soberbia de imberbe que me permitía -a mí y a unos cuantos más- juzgar un arte del que no teníamos ni idea.

Por aquel entonces, 1974, nos hicimos fans de Roberto Carlos y no entendimos para nada el lenguaje musical de aquellas jovencitas que llegaron a ser número uno en medio mundo con esta y otras canciones. 

Desgraciadamente aquel dúo se deshizo porque Tina solo vivía para ser madre de sus cinco hijas, tres de ellas adoptadas.

—- La principal vocación de mí madre, no era la de artista, sino la de madre.

Es lo que cuenta su hija mayor, Saray.

Tina tenía un sueño allá por los noventa que era el de juntar a sus cinco hijas -cada una andaba por su lado- pero el puto sida, la mortífera enfermedad de la época, se la llevó por delante antes de que ese sueño se hiciera realidad.

Hoy permíteme que entone el mea culpa por aquellas críticas de juventud, uno de los muchos pecados que cometí profesionalmente, y te invite a escuchar y a bailar la canción más discotequera de la década prodigiosa…