galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

PLÁSTICO VERSUS PAPEL

Por J.J. García Pena

Para quienes tenemos menos luces que camión de feriante, es muy útil contar con amigos inteligentes. Fue uno de ellos quién me hizo notar mi escasa percepción de la realidad con una simple pregunta:

Che, ¿Te fijaste que en…, en… y en…, y también en…,  por no decirte en todos los reconocidos y amplios  comercios montevideanos, siguen despachando el fiambre envuelto en abundante nylon? Eso sin contar dulces, quesos, carnes, pescados, pastas, verduras, huevos,  frutas y otros productos fraccionados en envases y redes plásticas que podrían ser de otros materiales no contaminantes, «amigables » con el medioambiente. La harina, en su envase de papel, es una grata excepción. ¿O será que esos plásticos no contaminan…?”

Cayó en picado mi autoestima, que había alcanzado grados olímpicos por  pura coincidencia con  la exitosa imposición oficial del cobro de las abundantes bolsas plásticas que toda las semanas me «regalaban», anticipándote –eso sí- que en breve te las cobrarían y te presentarían otras que resultaban ser inocuas por degradarse en contacto con la naturaleza.

¡Pobre Natura si espera por nuestra veleidosa toma de conciencia!

Te contaba que este buen y luminoso  amigo, (tiene más luces que el Estadio  Centenario en noches de Clásico), pinchador de egos y de mundos de fantasía, hizo que me preguntase:

—- ¿Por qué,  en un país productor de papel  for export  y en inminente crecimiento productivo (con  tren carguero inclusive), no exigimos que nos envuelvan, al menos en las grandes superficies, el fiambre a «la antigua»?

Las tortugas, aves marinas y otros animales salvajes  se verían beneficiados con esta medida, tanto como perjudicados se sienten con tanto plástico indigesto.

Parece que los buenos ejemplos vendrán, una vez más,  de los más humildes.  Hoy tuve un buena muestra de respeto a la Naturaleza por parte de un antiguo parque infantil del Prado, pequeña superficie comercial donde las haya.

Y los niños que la frecuentan con sus padres, aprenderán con su ejemplar iniciativa que el papel es más amigable que el plástico y que aún si llegase al agua, no atragantaría a delfines ni a cormoranes… Porque las sabrosas tortas fritas para mis nietos las llevamos en bolsas de papel. Mañana mismo encenderé el fuego con ellas. 

—- Las de plástico , si las prendés, apestan al asado, abuelo.

No pretendo volver al pescado, carne y huevos envueltos en hojas de diario viejo, como en los duros  tiempos del SOYP,  de SUBSISTENCIAS,  de AMDET y del «Tito» Pastrana,  (¡Qué viejo estoy, púcha digo, ahijuna, canejo y veláy!).

Van quedando pocos  diarios de papel y es difícil envolver un churrasco con una pantalla plana. Pero, tal vez, envolver el fiambre en delicado papel blanco no sería nada condenable y podría dársele un nuevo uso posconsumo.

Sí;  además de ese y otros que estás pensando, sirve para prender la estufa de leña y el fuego del parrillero a la uruguaya.

 —-Y Natura quedaría muy agradecida.