galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

POSTALES DE AGUA

Anoche escuché a Pepe Domingo en la radio. Emocionado, nos contó lo mal que se pasa en la UCI cuando se te mete el bicho en el cuerpo y sientes que las fuerzas se te escapan. Salió de esta tras catorce batallas y me alegro infinitamente de que así fuese, que Castaño es gran amigo de mi quinta de radio. Hizo bien en contarlo así de bien, alto y claro, como él cuenta todas las cosas. Porque…

Anoche, Pepe Domingo Castaño nos enseñó a valorar lo poco que deben importarnos unos cuantos días cómodamente recluidos y lo mucho que nos espera, cuando esto pase, en la Galicia única y mágica.

Bienvenido a la vida, Pepe. Hoy hago honor a ti y al país de la lluvia.

LA SINFONÍA PRIMAVERAL

Llueve. La primavera bajó el agua del cielo a la tierra. En Trevinca cayó en forma de nieve para descender helada y cristalina la gran montaña y crecer como río entre laderas verdes de musgo.

El agua logra, ahora, en la estación de las tormentas,  una fantasía barroca entre los montes. Sobrevive de salto en salto logrando la más expresiva combinación de los factores naturales: al caer al vacío entre los árboles y el rocoso paisaje geórgico el agua impone su ritmo acelerado a la belleza.

Avanza como regato entre rumores de bosque hasta procrear el fulgurante lugar que nos entusiasma:

El río menor que entona aquí su sinfonía, mientras procura el río grande.

El lago al que rodea un jardín natural de abedules.

El estuario magnífico, donde se acaba el paisaje fluvial y comienza el marinero.

La bahía bonita que envía olas que se duermen sobre el lomo de arena de playas interminables.

Y el gran océano con su horizonte de azules sobre el que se posan suavemente un millón de estrellas…

Es el agua quien genera la perfección natural. El agua es la vida.

Son mil las venas fluviales de esta tierra, creadoras de una cultura que se mira, desde tiempos ancestrales, en sus espejos de agua.

Las ribeiras de los ríos te invitan a disfrutar del paisaje generador de ecosistemas únicos, que hacen diferente a mi país.

Hallarás aquí ideales lugares para pescar, para practicar deportes de aventura o simplemente para caminar buscando las huellas del pasado en un viejo molino o en el puente que sobrevive desde hace dos milenios.

Unos ríos llevan la fama y otros el agua. Los hay muy populares y también más humildes. Pero todos generan la belleza de esta tierra que es única porque se mira en cristalinas aguas.

El Ulla es el río del Apóstol Santiago. Remontándolo desde el mar de Arousa, descubrieron sus discípulos Atanasio y Teodosio los paisajes de las invasiones vikingas, hasta llegar a Padrón, antes de cumplir su aventura final en el Campus Stellae.   

El Navia nos lleva desde los Ancares hasta el Cantábrico asturiano atravesando valles hermosos, dejando a un lado bellas áreas naturales de pesca y pasando bajo puentes medievales.

El Limia nacido en la sierra santa de San Mamede, en Ourense, nos conduce por vías romanas hasta los pies del Xurés, para luego guiarnos por el Portugal vecino en busca del Atlántico.

El Eume es un espejo cuando anchea en el embalse y se reflejan en su agua los habitantes vegetales y animales de la gran fraga, sobre la que sobresale el monasterio reconvertido en aula de naturaleza. Atraviesa saltarín el legendario bosque para buscar reposado el mar de los Ártabros, bajo el histórico puente de los Andrade.

El Sil llega desde el Bierzo en busca del Miño a Os Peares. En este  trayecto provoca el paisaje magnífico de sus cañones, que fueron los que convirtieron en  sagrada a la gran Ribeira.

El Miño, finalmente, atraviesa tierras de vino en busca del gran océano. Pero antes de entregarse será el creador del gran estuario que entusiasmó a los celtas desde el Tecla, el monte sagrado.

La cultura del agua hizo posible la Tierra que habitamos, porque es el agua quien genera el espacio de vida. En Galicia abundan los paisajes de agua, pero son especialmente hermosos los que crean los lagos, donde el pequeño río se remansa, para reflejar la flora de ribeira,  que nos cuenta el estado más puro de la naturaleza.

Nacieron lagos y lagunas para prolongar la belleza del territorio, pero, inevitablemente, en este país, son también el pozo sin fondo de la magia y la leyenda.

Mis tres lagos favoritos son…

Carregal, mitad marinera y mitad fluvial, en el mágico lugar donde la arena busca el cielo de Corrubedo.

A Lagoa das Xarfas, al pié del Monte Louro, principio y fin de la Costa de A Morte.

Y Xuño, donde el agua dulce deja crecer nenúfares primaverales.

Luego están los dos mares.

Cuando es primavera y el horizonte inalcanzable, la caricia del viento hace temblar los barcos que danzan entre olas, ebrios de sal,  navegando hacia el puerto de la vida.

El Atlántico deposita suavemente su azul sobre los azules de la gran playa del surf, mientras al Cantábrico le crecen  agujas cuando interrumpe la playa bonita.

El océano manda repetidas olas para besar, con ternura, la arena blanca de A Frouxeira; y el mar repite cantos, que también son de ola, sobre la Area Grande.

Océano y mar confluyen en medio del espléndido paisaje, bajo la misma bóveda del cielo azul manchado por las nubes caprichosas. Lo hacen allí donde los marineros de la estirpe marinera de Cariño, buscan el mejor pescado. Solo a ellos, les está permitido alcanzar el éxtasis de la aventura al navegar por el mar de los Farallóns… allá donde se funden en un abrazo nuestros dos mares.

Hoy solo se aprecia una cadena de luz tímida entre sombras de nube de lluvia, mientras el viento canta suave en las ventanas y las gotas resbalan por los cristales.

Todo es posible en el paisaje marítimo de las solitarias playas vírgenes de esta primavera, en las rías bonitas o junto a las impresionantes  rocas de aguja, sobre las que saltan las olas.

Es verdad que estamos confinados, pero como nada es eterno volverán pronto los absolutos momentos mágicos… y volveremos a abrazarnos, mis queridos amigos.