galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

PROTEGE TU FRAGA

Cuando te das cuenta de que algunos de tus huesos empiezan a chascar… y escuchas el chasquido pero no sientes aún el dolor, estás en ese momento en el que debes adquirir el compromiso de recorrer todos los días una fraga, espacio admirable de media ladera hasta la que se llega fácil. Seguro que en tu entorno más natural aún queda más de una que revive a pesar de la industria maderera, de los que talan árboles en vez de cortar leña, de los pasillos que abren las eléctricas para sus líneas y de cuantas fechorías cometen los humanos con estos maravillosos bosques autóctonos, que no precisaron ayuda de nadie para nacer ni para crecer.

Porque las fragas son autosuficientes. Entre su espesura se desarrollan especies de abundante ramaje que no permiten al sol alcanzar el suelo. Por eso mantienen constantes la temperatura y la humedad suficiente para que prospere el gran ecosistema de su diversidad, el  que permite la vida de lo visto y lo imaginado, mil especies vegetales y animales que gozan de su libertad protegidos por extraños seres que solo conocemos los que aquí vivimos.

Creen algunos que las fragas de Galicia se formaron por la abundancia de lluvias y yo les diría que más bien se deben a las venas fluviales de la tierra, a esos mil ríos nacidos en la montaña que descienden puros y cristalinos por la pendiente de vértigo hasta serenarse y cumplir con su misión de crear paraísos. Con su caudal, desde las ribeiras húmedas y sombrías, propician el proceso natural de los líquenes, musgos y helechos que hacen posible los misterios de la fraga.

Estos bosques son auténticos paraísos donde reina la placidez y el sosiego. En ellos todo es mágico, desde la luz que se cuela entre los árboles hasta el agua esmaltada que se escapa del río para jugar con las hojas muertas en su lecho de ocres. En las fragas escucharás el silencio y no saldrás del asombro que provoca su ilimitada hermosura, mientras imaginas la casa del gnomo y confundes las raioliñas con las varitas mágicas de las hadas.

Todo se confunde en estos bellos espacios naturales. La vida transcurre entre la realidad y la leyenda. Su hechizo se cuela entre esa niebla que todo lo empapa mientras los viejos árboles entonan esa sinfonía que te cautiva. Es la música de los carballos, de los castiñeiros, los acebos, los loureiros y los sobreiros, que guían tus pasos por senderos no marcados.

Aún estás a tiempo de vivir por ti mismo la épica de la fraga próxima a la que deberás proteger; ese es el mandato que nos dieron nuestros ancestros, los constructores  de los castros en las cumbres cercanas a nuestros monumentos naturales, en el lugar donde vemos el paisaje del delirio.  

Protege tu fraga y sigue el ejemplo de la buena gente de Lalín, que con el alcalde Rafa Cuiña al frente y la sabiduría en leyes del abogado del Ayuntamiento, Miguel Diéguez, evitaron el desastre en una de las más emblemáticas fragas de Galicia, la de Catasós. Otra vez FENOSA pretendía talar unos doscientos carballos, algunos de ellos con más de un siglo de existencia, para dejar vía libre a una línea de alta tensión.

Lo curioso de este caso es que la eléctrica tenía licencia para cometer este nuevo atentado después de haber cometido no pocos en la geografía vegetal de Galicia. La Xunta le dio en su día el visto bueno y el anterior gobierno municipal del PP, con Xosé Crespo de alcalde, ratificaron el permiso.

Así las cosas, en el mes de diciembre pasado Gas Natural-FENOSA envió las cartas de la expropiación forzosa, pero un mes y medio más tarde, la  Justicia no solo da la razón al ayuntamiento y a los vecinos de Lalín, sino que advierte a los ediles que “no solo no pueden sino que no deben autorizar la ejecución de las obras”.

Me dirás que a FENOSA aún le cabe un recurso pero nadie piensa en Lalín que se atreva a actuar nuevamente contra todo un pueblo que le ha vencido en los tribunales y se espera que la Xunta rectifique su postura inicial declarando la fraga espacio protegido. Su importancia ecológica así lo requiere.