galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

SABOR A MAR

Cuando amanece en el puerto, la sombra duerme y sobre el mar cabalgan pequeños barcos que vienen de regreso. Es esta, de la mañana, una postal de acuarela en la que el sol dibuja estrellas de plata.

Los barcos traen a bordo los sabores que dan gloria y fama a la gastronomía de Galicia y en ellos navegan viejos marineros de la estirpe marinera gallega, mezclada ya con gente también nuestra, venida de otros mares más cálidos, de africanas o latinoamericanas aguas. 

Tienen nobleza en el alma, arrugada la piel y el rostro sereno, curtido en estos barcos de nueva arboladura, desde los que capean el temporal.

Esta generación emigrante escribió su primitiva historia con tinta de calamar en el Pacífico peruano o en el Atlántico caboverdiano. Son la historia repetida de los gallegos de rol y macuto, aquellos cuyos vagamundos antepasados llegaron al antiguo puerto del Río de la Plata, hace más de un siglo… 

Y nos gusta verlos ahora, todos a bordo, en un mismo barco para procurar los sabores del mar de nuestros placeres… navegando juntos por el mar de la convivencia.

Este es el país de los dos mares. Uno es azul intenso y el otro se deshace en verde. Sobre el lomo de ambos navegan barcos de hierro, buques de roja intensidad o pesqueros de azul bonito…

Goza Galicia de casi 3.000 kilómetros de costa. De horizonte perdido en la inmensidad oceánica, de tranquilas bahías, de puertos donde los hombres huelen a sal, de faro que persigue el agua con luz propia…

Pero Atlántico y Cantábrico, no solo son los protagonistas de la postal marinera… Son además dos mares de riqueza.

De la pesca viven directamente en Galicia más de veinte mil familias; y otras tantas lo hacen de los empleos que generan sus industrias auxiliares. La cifra total resulta incalculable si incluimos a todos los sectores económicos vinculados al mundo de la mar.

Nuestros “mariñeiros” forman parte de una gran estructura productiva agrupada en cuatro flotas: la de bajura, la de litoral, la de altura –que es decir tanto como la del Gran Sol-; y la de gran altura, en la que se encuadran los grandes buques congeladores gallegos que navegan los siete mares.

Las últimas tablas “input-output” indican que a la pesca están vinculados 54 sectores económicos diferentes, entre los que se incluyen, por ejemplo: envases y embalajes, transporte, servicios de reparación naval e incluso esas prendas de vestir específicas para la vida a bordo.

En el último año de actividad pesquera contabilizado, el 2016, se generó una actividad económica de casi cinco mil millones de euros.

Este  importante crecimiento del sector pesquero gallego, cuya actividad se extiende a sectores productivos de otros países de la Unión Europea, se había detectado ya hace diez años, antes del hundimiento del “Prestige”, al que se debió la recesión del 2002. Felizmente, a partir del 2005 comenzó esta recuperación que en la actualidad convierte a la pesca en un dinámico sector estratégico.

Y en ello tiene mucho que ver el puerto del Berbés, el puerto pesquero de Vigo.

Es tan antiguo como la propia ciudad y sus postales más nostálgicas, de poco más de un ciento de años, nos mostraban una playa,  a la que la Ría enviaba sus olas mientras las barcas azules, rojas, verdes… salían de la arena a buscar la vida a remo,  llevando a bordo a la estirpe marinera de la época, nacida para navegar sobre la negra sombra… mientras detrás de las ventanas de las casas asomaban esos rostros de mujeres aún hoy acostumbradas  a la espera.

Sin embargo nada tiene que ver aquel varadero de entonces con el gran puerto que es hoy.

El Berbés es toda una referencia mundial y creciente fuente de riqueza para Galicia y especialmente para Vigo, su ciudad más grande. Este puerto es uno de los grandes centros de negocio del país. Factura cientos de millones de euros y posee la lonja de pescado más importante del mundo, en lo que se refiere a pescado congelado; y la más importante de Europa si tomamos como referencia el pescado fresco.

Parten de este puerto, cientos de camiones, todos los días, cargados de pescado para los mercados españoles. Tan solo una mínima parte del marisco y pescado que se subasta en estas lonjas se queda en Galicia.

Los marineros del Berbés, de los que escribió el mismísimo Hemingway, conocieron a golpe de remo, casi de niños, la gran Bahía de Vigo. Descubrieron el refugio de la nécora aprendiendo a navegar,  para luego sufrir los temporales del Gran Sol en la costa de Europa o buscarse la vida en los siete mares de un mundo que conocen como la palma de sus encallecidas manos.

Los “mariñeiros” del Berbés son los auténticos protagonistas del cine de la vida en el más importante de los puertos pesqueros del mundo, que llenan de humanidad.