galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

SABROSA NAVIDAD

Hay todo un mundo marinero que poco o nada sabe de estas fiestas navideñas porque este es su “agosto”, aunque ya nos llegue el frío de la nieve.

Faenan en la cercanía del Cerco o de las Rías de nuestra vida y su trabajo inicia el ritual de cada cena, en esta Nochebuena en la que hoy gozaremos del sabor de los sabores.

Porque el marisco es plato rey de los aperitivos gallegos navideños: la centolla, el bogavante, las ostras, los percebes o las vieiras… ¿Qué sería de nosotros sin el esfuerzo marinero?

También dicen que hay un niño Dios que navega por los siete mares junto a tres mil gallegos con piel de salitre, mientras el árbol de colores ilumina la casa  con sus luces de morriña.

Arropan sus sueños los delfines, compañeros de los mares cálidos, o las aves que sobrevuelan los barcos del Gran Sol, en el instante marino en el que la soledad dormida se pierde en el infinito azul.

Pese a esta belleza fulgurante de sol y sal, y a los buenos compañeros de este viaje, la Navidad en la mar es un torbellino de recuerdos, incluso de malos recuerdos,  que llegan de ola en ola.

A ellos, los marinos de altura,  debemos nosotros el besugo, la merluza, el bacalao, el buen rape o la dorada… pescados que hacen un buen primero para la Nochebuena…

El segundo plato lo podemos encontrar en el valle al que llamamos Terrá Chá, donde gente artesana cría un gallo muy especial, el Capón de Vilalba, lo más típico y popular de la Navidad lucense. La preparación más usual es al horno, asado y relleno con jamón. Pero el secreto, dicen, está en los “pintados” con su propia grasa, previamente retirada, cada diez minutos durante las dos horas que dura el proceso.

Aunque podríamos haber elegido, también para segundo, cabrito de San Fiz, de Vilariño o de A Veiga. Al horno o al espeto. Es el sabor de la aldea bonita en la que, a pesar de los pesares, sobran viandas con las que combatir el frío y hasta la soledad…

¿Y de postre? Pues los de siempre, los que hace la abuela que no engordan,  mas los turrones y mazapanes que nos ponen algún kilo de más.

Sabores de mar y tierra para una noche entrañable, pero…

¿Y el arte?

Hay aquí, en esta Galicia del buen comer, una espiral del arte en los fogones y cuatro provincias para experimentar nuevas aventuras gastronómicas. Así que… Si buscamos degustar lo tradicional mezclado con la modernidad imaginativa tendremos que preguntarle como a las “estrellas de la cocina”…

Pero… ¿Aceptarían nuestros antepasados esta propuesta para la Nochebuena? Porque está escrita una leyenda que dice que esta noche no estamos solos: que del Mas Allá regresan nuestros ancestros para sentarse con nosotros a disfrutar de la gran cena de la Nochebuena.

El cuento lo escribió Eduardo Blancoamor en su Buenos Aires del alma mientras escuchaba un tango que hablaba de nostalgia… en Navidad.