galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

SE FUERON LOS PÁJAROS – Por Manuel Ramos Martínez, desde Viena.

Un cuadro de Manuel Ramos Martínez

— ¡Se fueron los pájaros!, ¡Se fueron los pájaros!, ¡Se fueron a otra galaxia!

Eran los gritos y carreras que daba Mameluco, el niño vagabundo del pueblo. Corría y gritaba, subía y bajaba las calles, paraba y sudaba y volvía a correr y a gritar:

— ¡Se fueron los pájaros, se fueron a otra galaxia!

La gente, que lo escuchaba muy sorprendida, comentaba:

— Es Mameluco el niño del valle, el que es vagabundo y perdió la razón.

Los más pequeños decían:

— ¿Cómo va haber pájaros si estamos en invierno?

Como resultado de este episodio a Mameluco lo encerraron en un hospital. Pasaron los días y las semanas; más algo faltaba cuando la primavera volvió a hacer su entrada…

Los niños lloraban, los perros aullaban y las flores caían.

Era evidente que algo le faltaba al pueblo: sus habitantes se tornaron tristes, miraban el cielo y el cielo lloraba; miraban al mar y sus olas no estaban. La muchedumbre desesperó. Estaban perdidos.

Un ruido vino por delante de un ave. Zun-zun era su nombre y traía en su pico la siguiente nota:

— Huimos del aire negro! ¡No queremos morir!

El pueblo lloró hasta que escucharon gritar nuevamente a Mameluco:

— ¡Se fueron los pájaros! ¡Se fueron a otra galaxia!

El niño del valle había escapado del hospital.

Por fin comprendían todo, así que le preguntaron:

— ¿Los pájaros huyen por este aire irrespirable…?

Mameluco respondió:

— Les voy a contar, pero antes voy a subir la montaña y así todos podrán escuchar.

Su voz atravesó continentes, navegó por los mares, chocó con las nubes y se puso a llover…

— El aire está sucio de tanta maldad. Se venden armas de todo tamaño, buques de acero, aviones veloces, soldados de plomo con balas de cobre, cajas de humo con distintos sabores, unas para la piel, otras para los ojos y están las que son mucho más grandes y que llaman cohetes…

La gente se puso a pensar y le preguntaron a Mameluco…

— ¿Qué podemos hacer?

Y él contestó:

— Juntar nuestros brazos, unir nuestras voces, marchar por las calles, luchar por la paz…

Manuel Ramos Martínez es chileno, pintor, poeta y escritor. Reside en Viena.

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