galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

SEXO EN DIRECTO

ESCENAS DE AMOR

A mi amiga lesbiana le he preguntado, por la confianza que en su día me confirió, si alguna vez había sido infiel a su pareja…

—- Todos hemos sido infieles alguna vez… pero si lo fuimos con discreción y no provocamos daño podemos afirmar que no. Con la  causalidad justificas la mentira.

—- ¿Eso es lo que se hace ahora, cuando la radio transmite tu intimidad sexual y la televisión le pone imagen…?

—-  Sí, eso es lo moderno… ¡Echar un polvo fuera de casa y contarlo pero sin que te pillen!

—-  Difícil ¿No?

Si escuchas algún programa juvenil nocturno te darás cuenta que mi amiga es una gran experta en estos asuntos. Anoche mismo una joven, pobrecita, había “traicionado” a su novio tonteando con su amigo. Y poco antes, en una de esas teles infames, una madre quería casar a su hijo con un putón verbenero que se lo comía a bocados delante de ella…

—-  Bueno, estos programas tuvieron un precedente…

—-  ¿Cuál?

—- El que se cuenta de Luís Miguel Dominguín que, después de haber “conquistado” a Ava Gadner y pasar con ella toda una noche, salió a la calle corriendo en dirección a Radio Madrid…

—-  ¿Por qué?

—-  Porque quería contarlo, que se enterase todo el mundo de que, un torero machote como él, se había cepillado a la mujer más guapa del cine mundial… Si la gente no se enteraba el polvo tenía menos gracia. Así lo contó en la SER.

En realidad, si relees la historia, hay cientos de páginas escritas sobre reyes cornudos y reinas con amantes secretos que llegan a su independiente alcoba por pasadizos secretos.

Un historiador de la zona me contó como doña Urraca, recluida por sus infidelidades en la fortaleza de Salvaterra do Miño, organizaba campeonatos de natación entre portugueses y gallegos para averiguar quién era el mejor mozo, al que invitaba a sus aposentos para que gozara de sus favores.

Si visitas cualquier castillo de los de Galicia, el guía adornará las leyendas con el pasadizo y las infidelidades del conde y la condesa; y en la ya amplia literatura del país, hay algunos autores que han reconvertido en novela los legendarios males de amores.

También recuerdo que el día de la muerte de Kennedy, se me pidió que me encargara de contar los amores de John con Marilyn,  que eran los amantes más sonados de la época; pero la vieja rotativa no esperaba y la edición especial aquella del “Diario de Pontevedra”  teníamos que venderla los redactores.

Jamás escribí el más escabroso asunto del más popular de los presidentes americanos, al que Jackeline, su mujer, traicionaba ya con Onassis

—- ¿Te acuerdas de aquel amigo tuyo…? ¡Aquello sí que tuvo gracia…

—-  Sí, menos para su mujer…

Lo pillara infraganti en el lecho familiar abrazado a una jovencita de veintipocos…

—-  ¿Pero que fás na miña cama con outra, disgraciado?

Y el tío, como desbordando alcohol, respondió…

—-  Eso digo eu… ¿Qué fai ista tía aquí si esta é a miña cama…

Mi admirado Ramón Pastrana publicaba hace tiempo algo similar. Dice que, en estos casos, la expresión más usual es esta…

—- ¡No es lo que parece…!

Y descubría en su artículo como se le atragantaron las palabras  al intruso que se metió en nido ajeno, propiedad del campeón mundial de los pesos pesados,  Micky Tyson…

—- Había que ver la cara del interfecto, que no era otro que Brad Pitt, cuando le vio aparecer por la puerta…

¡Todos  nos la imaginamos!

—- Pues yo que sé el porqué, pero lo cierto es que ahora las parejas duran poco…

—- Del amplio círculo de ex amigos,  conocidos y los que ahora mismo aún se dicen amigos, si mal no recuerdo, solo quedamos dos casados felizmente; y yo batí el record de permanencia gracias a lo que me aguantó Gloria durante 54 años. Por cierto… ¿Y a ti qué tal te va?

—- Solo sueño con encontrar el amor verdadero de una vez por todas.  Mientras tanto… ¡La vida es una constante aventura sexual!

El nuevo amor de mi amiga lesbiana puso fin a la conversación con un beso larguísimo, húmedo y pasional, para que los peregrinos que contemplaban la fachada de la Catedral de Santiago desde el Obradoiro, se girasen y viviesen otra escena de amor…