SIN PROPÓSITO DE ENMIENDA
Por Eduardo Sotillos
Pensaba
uno, ingenuamente, que en el Congreso, veríamos a los responsables del gran
fracaso político consumado ayer, comparecer con humildad ante los españoles
defraudados. Unas horas de reflexión y oídos abiertos a las expresiones
coléricas o decepcionadas de la ciudadanía hubieran debido servir para
abandonar el discurso inútil de los reproches y la repetición de los argumentos
sobados, que descalifican al contrario y cierran puertas.
Lamentablemente, esta semana hemos
asistido a un capítulo más de la interminable campaña electoral que ni siquiera
es seguro que concluya el 10 de noviembre.
Que un diputado haya expresado en voz alta, moderando el lenguaje original de
la frase, que «estamos ante los
«bemoles» de todos nosotros«, tendría más valor si ese
político de ERC hubiera cumplido ayer su elemental compromiso de acudir a La
Zarzuela.
La otra anécdota es la divulgación de una foto que muestra a Rivera e Iglesias
hablando en la cafetería del Congreso, y que se utiliza como demostración de
una nueva «pinza» al modo Anguita-Aznar. La interpretación es
escandalosa, para cualquiera que conozca los hábitos de los diputados, que
nunca harían conspiraciones en ese escenario a la vista de todos.
Pero da igual… la política española empieza a acostumbrarse al vuelo gallináceo y la rentabilidad del próximo telediario.
Algunas voces respetables exigen hoy que los políticos pidan perdón por no haber cumplido, una vez más, con el encargo emanado de las urnas. Pero para llegar a ese paso, deberían haber hecho, al menos, un examen de conciencia. Y, encima, la penitencia la vamos a pagar todos, al vivir en un país sin rumbo amenazado por tormentas.