galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

SUCEDIÓ ESTA SEMANA – Edición Especial

Me he pasado media semana -esta última- al sol y al frío. Los días de invierno que amanecen luminosos lo son más aún que los de verano: no hay mejor espejo que una mañana de helada, con el efecto multiplicador del hielo colgando de los arbustos. Eso sí, para contemplar el espectáculo has de abrigarte, porque los carámbanos indican que la temperatura ambiente ha bajado de cero. Y así seguirá unos días, por lo visto, gracias al viento polar.

PANDEMIA EN ESPAÑA

Por aquí aún se habla de pandemia, como si no se hubiese presentado el 2021 en el que todos confiamos acabe esta película de terror. Es más, tras los comerciales fastos navideños con gente comprando lo que no le hacía falta y los niños de papá celebrando fiestas a troche y moche, legales e ilegales, ya estamos en la tercera ola del coronavirus Covid-19 que ha mutado en el Reino Unido para hacernos creer que no le importan las vacunas. Estas ya se están poniendo, pero a ritmo lento, que esto es España.

Tras el paso de los Reyes Magos, ha vuelto Fernando Simón a darnos el parte estatal y las cifras siguen asustándonos, sobre todo a los viejos como yo, porque somos unos esmirriados y tenemos patologías diversas: en este momento hay registrados nada menos que 30.579 casos activos de coronavirus y han fallecido en las últimas 24 horas 241 personas. En total, la pandemia provocó hasta ahora 2.014.000 enfermos y causó la muerte a 51.078 españoles.

Pero todos confiamos en que, allá para la primavera, los servicios que se encargan de la vacunación tengan personal y medios para acabar con este bicho malo.

HOY NO SE LIGA

Por otra parte -mira tú, a mis años- me he tomado la molestia de leer una encuesta que hace periódicamente la firma de preservativos Control y me sorprende que los españoles, que somos o fuimos tan machos, tengamos miedo a echar un polvo con los ligues que ya no buscamos… ¿Para qué?

Los que no tienen pareja fija, dice la demoscopia, han perdido su libertad sexual y no salen de ligue como antes de la pandemia por miedo y por las restricciones asociadas al Covid.

Esta gente parece que se autocomplace en vez de gozar de la sexualidad abierta. Ahora, los sin pareja, gastan más en material pornográfico que en copas de complicidad.  Este virus no solo mata, también jode.

PANDEMIA EN GALICIA

Solo a mí se me ocurre asomarme al balcón que da a la Rúa do Pedregal. Es que me conmueve verla desierta, sin tráfico incluso, silenciosa, soleada y apetecible para caminar hasta el Froiz o la Panadería Xallas en busca de viandas. Pero mis vecinos, mis amigos, siguen con miedo porque en Galicia están de moda los cierres perimetrales. La gente no quiere saber de que va eso, pero hoy Ames se cerró al igual que la Compostela xacobea. Y eso asusta no solo incomoda, sobre todo cuando ves a tu municipio pintado en el mapa con alarmante color rojo y en el se anuncian 90 casos de coronavirus.

—- ¿Y cómo está Galicia?

Hemos llegado a los 63.292 infectados y han fallecido 1.403 personas. Lo que más preocupa en este momento es el aumento de la presión hospitalaria, con un total de 419 pacientes hospitalizados de los que 57 se encuentran en las unidades de críticos.

A ver si la vacunación va poniendo freno a la pandemia. Ese ese deseo generalizado en el país que, a pesar de estos pesares, no es de los que peor están en la España del coronavirus.

ROMÁN PEREIRO, UN POLÍMATA VIGUÉS

Por Alberto Barciela

Román Pereiro es un hombre del Renacimiento, un polímata, alguien que conoce y comprende, que goza de amplitud y conocimientos.

La trayectoria de este vigués es de excepción, como lo son su familia, sus amistades, sus viajes, sus colecciones -“una vocación, más también el resultado de un proceso de seducción, una aventura particular, secreta, apasionante”-. Lo son sus exposiciones, comisariados, críticas, conferencias. Es un connaisseur, un especialista del buen gusto. Todo ha nacido de su curiosidad innata desde muy joven, de su vocación por saber más, por llegar más allá sin desperdiciar el tiempo y la oportunidad, por recuperar, en todo el orbe, obras y documentos para disfrute propio y de sus conciudadanos.

Román Pereiro expone hasta el 24 de enero en la Casa Galega da Cultura del Concello de Vigo, lo hace desde la vocación primigenia de fotógrafo, la que ya en 1953, cuando estudiaba Medicina en Compostela, le llevó a ganar el Premio de Fotografía en la 1ª Exposición de Arte Universitaria. Sus contribuciones al mundo artístico son innúmeras, pero sobresale su participación, como Presidente e impulsor, en el Movemento Atlántica.

“Da miña casa”, su actual exposición, es el resultado de la capacidad de observación, para captar, lo que un instante de luz reclama: trascendencia. Román no solo tiene ojo fotográfico, aporta algo más, además de entrenamiento visual: el conocimiento técnico y la sensibilidad que allana la trasposición del momento a eternidad, a obra de arte.

Tengo nostalgia de Román y de su esposa, Malena Lepina, de instantes de tertulia deliciosa en la Galería del Casco Vello -a veces como suspendidos en la escalera de caracol, detenidos en la conversación entre peldaños-; de almuerzos en El Capitán, y de uno muy especial en su casa de Baiona, en ese lugar mágico, pleno de afabilidad, de arte  -inolvidables la gran escultura de Leiro y un Antón Lamazares acartonado y verde, inmenso-; de cuadernos de cuentos, poesía y pintura; de algún debate sobre las vanguardias. Me invade una cierta melancolía, pero la memoria en este caso es un prodigioso almacén de evocaciones impagables.

A Malena la recuerdo con el inicio de un poema de José Ángel Valente, “Ahora, amiga mía/que una flor de papel preside el aire (…)”. A Román le abrazo desde estas líneas.

EL GOLPECITO

Estaba yo escuchando a Maldini para ver si me explicaba como el Ibiza le metió cinco goles al Celta y lo eliminó de la Copa, cuando el speaker principal, a la antigua usanza, interrumpió el deporte para decir…

—- Vamos a Washington, que algo muy grave está pasando en la capital de los Estados Unidos.

Mi cabeza pensó que Trump había apretado algún botón indebido, pegué un salto de la cama y me fui al salón para ver en la CNN como un centenar de individuos o poco más, encabezados por Batman y Toro Sentado, armados hasta los dientes, se paseaban por las dependencias del Congreso para dar un golpecito de Estado que evitara la ratificación de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, como era preceptivo.

Los pintorescos golpistas son seguidores de Donald Trump y pretendían que el acto no se celebrara “porque les había dicho su jefe por las redes sociales que había que evitarlo porque le robaron las elecciones”, declaración que hicieron posible el cierre de las cuentas del inquilino de la Casa Blanca.

El caso es que se montó un pollo a la americana y claro, con armas por medio, el resultado de este “asalto al Capitolio” tuvo como consecuencia la muerte de cuatro personas, una cadena de dimisiones en la Casa Blanca y el pánico en un país que estuvo -aún lo está- gobernado por un loco que además es un fascista de tomo y lomo.

Al final los asaltantes no lograron su objetivo, se celebró el acto de ratificación de Joe Biden como presidente electo y el bárbaro de Trump reconoció por fin su victoria y declaró que había que hacer una transición pacífica.

El mundo entero no sabe como calificar esta comedia trágica, porque nadie se esperaba tal golpecito por parte de la extrema derecha, la misma que sigue matando negros en las calles de Pensilvania. Mi amigo Miguel Anxo Murado lo escribió muy bien esta mañana…

“El trumpismo seguirá, pero probablemente no ya como una ideología sino como una secta, una de tantas absurdas teorías de la conspiración, tan irritante como irrelevante”.

Claro que hay sectas demasiado peligrosas como para menospreciarlas. No os olvidéis que Abascal y los suyos contaron en España con el asesoramiento del tipo que programó esta función en el Capitolio.

EL TRAFICANTE DE SERES HUMANOS

En uno de los tropecientos canales que llegan a mi plasma últimamente volví a pisar Villa Cisneros o Dajla, como le llaman ahora. Una periodista y un joven saharaui paseaban hablando frente a una playa atlántica de donde, según explicaba el chico, parten las pateras que llegan a Canarias cargadas de gente que busca mejor vida en Europa.

Porque el 2020 no se llevó el problema de la inmigración, tanto la que quiere alcanzar las islas afortunadas como la península. Al contrario, se acrecentó.

Pasmado me quedé con aquella conversación que mantenían la reportera y el joven Akram, un traficante de 27 años que lleva tres en el “negocio” para “ganar dinero, mucho dinero. El mes pasado conseguí 70.000 euros”, confesó.

El tipo sonríe cuando le preguntan cuantas pateras pudo haber “organizado” y responde con toda la jeta:

—- Exactamente no lo sé, pero todas las que han llegado a Las Palmas las he mandado yo. Hay “trabajo” de sobra. Antes salían a la semana una o dos pateras pero ahora es la locura, hay noches que salen 10 o 15.

—- ¿Y si te pillan?

—- Voy a la cárcel pero solo dos o tres meses. Pago y ya lo arreglo.

Al final, este saharaui de los malos con nacionalidad marroquí le dice a la periodista que si Europa le pagase dejaría de enviar “a los moros, porque yo solo mando marroquíes, los negros son falsos y te meten en líos”.

—- Pero… ¿Cómo dices que si te pagaran?

—- Claro, con euros. Se evitarían el problema.

Tras el documental me quedo pensando en cómo una periodista es capaz de entrevistar a un traficante de seres humanos y todo el aparato del Estado español es incapaz de cortar el mal de raíz, que es esta, la que puedes ver en la tele cualquier día y a cualquier hora.

OBJETIVO SALVAR AL UROGALLO

Hace mucho tiempo, cazadores como Manuel Fraga se dedicaban a matar urogallos en las reservas de Galicia. Se hicieron tantas barbaridades con esta especie de ave galliforme que llegó a extinguirse. Pero, ahora que nos hemos vuelto civilizados, se ha creado un grupo de trabajo conjunto entre las comunidades de Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla León, juntamente con el ministerio de Transición Ecológica, para la recuperación de esta ave tan peculiar que abundaba en nuestras montañas.

De lo que tratan los expertos es de llevar a cabo una labor que les llevará su tiempo por su complejidad, pero permitirá la conservación de la especie. Seguirán a los urogallos, para lo que utilizarán el radiomarcaje, harán censos genéticos y les procurarán medios para mejorar su supervivencia.

Seguro que a mi amigo José, el guarda de Ancares, le alegrará el día esta noticia, porque a él le deben la vida algunos de los ejemplares que supieron esconderse en la sierra y sobrevivieron tanto a las escopetas como a los depredadores. Algunos quedan.  

AHORA QUE LA MONTAÑA YA NO ES INACCESIBLE

Aquel agosto hacía calor en Moreira. Tanto que los pájaros se caían desmayados desde los castiñeiros más hermosos que había visto en mi vida. La aldea conservaba solo una palloza pero estaba a escasos cuatro kilómetros de Piornedo de Ancares, eso sí, cuesta arriba.

En la era prerromana allí vivieron los muy nobles galaicos albiones, pueblo que compartía las tierras limítrofes entre Asturias y Lugo.

En los años setenta el único que habitaba Moreira era José María, cuya amistad me honró hasta que emprendió su último viaje sin que pudiéramos decirnos adiós. A él le debo hoy el recuerdo de cómo se vivía en la soledad de un pueblo de la sierra y me lo vuelvo a imaginar, en esta crónica, que solo debería hablaros de un septuagenario al que no conozco pero, por lo que sé, me parece gente admirable tras su aventura en la tarde en la que llegaron a Galicia los Reyes Magos. Ya te digo porqué.

Cuando José María me contaba al pie del regato de Moreira las dificultades de la montaña no había carretera a su aldea, solo una pista de tierra. Tampoco la había a Piornedo y mucho menos la que hoy une a estos dos hermosos pueblos con Navia de Suarna, un trayecto de 17 kilómetros. La carretera desde Becerreá solo llegaba a Degrada, a 22 kilómetros. Si alguien enfermaba tendrían que esperar al médico de Cervantes, la capital municipal, a 27 kilómetros de distancia: utilizaba una mula como medio de transporte y a veces no llegaba a tiempo.

—- Un vecino se rompió una pierna en medio de una tremenda nevarísima y lo llevamos en parihuela hasta Navia, atravesando un paisaje de nieve tan densa que te enterrabas hasta las rodillas. Lo peor no fue el viaje, fue la tardanza lo que obligó al médico a amputarle la pierna.

Esta semana pasada la Naturaleza nos recordó lo duro de aquella vida por mor de las condiciones meteorológicas. Un derrumbe de piedras y nieve cortó la vía entre Navia y Moreira, imposibilitando el paso al coche de un hombre de setenta años, que dejó el vehículo y decidió continuar a pie el trayecto hasta Cervantes, a donde se dirigía.

Se perdió en medio de la gran nevada, pero pudo llamar al 112 de Emergencias y tanto Protección Civil de Cervantes, como el servicio sanitario del O61 y la Guardia Civil lograron no solo localizarle sino salvarle la vida: la noche se le echó encima, el frío era gélido y ya no tenía comunicación por móvil. Estaba cerca de Poso cuando le hallaron los equipos de socorro.

La montaña sigue siendo la misma, de inviernos extremadamente duros, pero los tiempos son otros y contamos en Galicia con excelentes profesionales capaces de llevar a cabo un salvamento tan difícil como este.

Esta es una de esas historias con final feliz que apetece contar. Veo las fotos de Ancares de los años setenta y pienso en cuantas vidas y piernas se han salvado desde que este país tiene Estatuto de Autonomía.

GRACIAS NEGRITO

Por  J. J. García Pena

Se concretó el anunciado e injustificable atropello inglés contra el futbolista uruguayo Edinson Cavani. Siento indignación y vergüenza propia, aunque quisiera decir ajena.

La Academia Nacional de Letras, de Uruguay, reaccionó a destiempo cuando pudo y debió haberlo hecho antes de que quedara en evidencia la ignorancia y mala fe de quienes, desde England, se erigen en custodios de una moral que, durante siglos, se la saltaron olímpicamente, traficando y distribuyendo, de África hacia el mundo, el infame comercio de seres humanos de piel oscura.

No fueron los únicos, es cierto, pero fueron los más eficientes a la hora de surtir de carne a los obrajes. De morena carne humana, esa culpa que hoy, a golpe de multa y coacción punitiva, quisieran borrar de los registros históricos.

Pero la Historia -esa y otras historias de infamia disfrazada de gloria- es terca y ya está escrita con tinta roja e indeleble. No será callando la cruel verdad que habremos de educarnos todos. Al contrario. Lo pasado pisado, estoy de acuerdo.

Pero que tanto dolor nos sirva para ser mejores personas que nuestros ancestros.

Debemos conocer los hechos, por más que nos duela, o por más que teman verse perjudicados los inocentes herederos de quienes causaron la crueldad.

Ya lo dijo Patxi Andión:

—- No se olviden que el dolor lo callan quienes lo hicieron.

Hoy -nos guste reconocerlo o no- Cavani mediante, les hemos permitido que nos sellen los labios por expresarnos, coloquialmente, a nuestra manera, totalmente ajena a la soberbia y a la mala leche que caracterizó a los antiguos tratantes de esclavos.

Hoy, sumisos, cedimos. Perdimos por goleada en la flechada cancha de los tímidos derechos. Triste -y peligroso- precedente.

Mañana no tendremos derecho ni a lamentarnos cuando nos penalicen o coaccionen porque, en vez de decir my frend, se nos escapa un castizo amigo mío.

* El futbolista uruguayo Cavani fue sancionado con tres partidos y una multa de 100 mil libras esterlinas por contestar en Twitter a un amigo color negro que le había elogiado…

—- ¡Gracias Negrito!

La Federación Inglesa de Fútbol dijo que eso era racismo, mientras en Uruguay es un término de cariño hacia la raza negra que utiliza todo el mundo.

SE HARÁ JUSTICIA 45 AÑOS DESPUÉS

Han pasado 45 años, pero recuerdo perfectamente aquella noche en la que despedí mi show radiofónico con un réquiem, en honor de cinco jóvenes antifranquistas que iban a ser fusilados al amanecer de aquel 27 de septiembre de 1975 en Hoyo del Manzanares, mientras el Dictador agonizaba rodeado de fascistas.

Al salir de la Popular me fui a la playa de Samil con Suso Sanxuás y ambos esperamos la alborada para, aunque solo fuera, verter una lágrima a la ría.

Su historia, la de aquellos muchachos, no la borraron las balas del pelotón y hace unos días me enteré de que la nueva Ley de Memoria Histórica restituirá el honor de los cinco declarando nulo el consejo militar que les condenó a muerte por unos delitos que no habían cometido.

Vigo haría bien dedicando un monolito que recordase con que facilidad se asesinaba, incluso en los postreros días del franquismo. Deberían figurar en el monumento los nombres de los vigueses Xosé Humberto Baena y José Luís Sánchez Bravo, junto a los de Ramón García Sanz, Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui.