galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

TRES LOBOS SOLITARIOS

En la Galicia de más altura hay muchos lobos solitarios que suelen serlo porque les toca cuidar el patrimonio indígena o simplemente porque viven apegados a sus íntimos recuerdos.

A mí me fascina la gente que vive sola los inviernos de la montaña, en una de esas casas humildes pero cómoda, rodeada de nieve y con mil carámbanos en el alero del tejado de pizarra.

Son muy especiales y a veces te cuesta arrancarle una palabra pero… si alguna vez pronuncia tu nombre se hará tu amigo para siempre y te descubrirá el conocimiento del medio montañés, que son hombres sabios por naturaleza. 

Recuerdo a Ramón, de Suarbol, mitad gallego y mitad leonés; lo supe nada más escucharle por primera vez. Por su acento de la sierra que es como el de ninguna parte, un idioma especial para entenderse con las personas pero también con los animales. A mí me enseñó a silbarles a los pájaros para que entonasen su sinfonía y ahora repito esta ceremonia cada mañana, cuando el tiempo lo permite. Ellos me responden, especialmente los mirlos.

—- Aquí nos invernos hai moita neverísima. Tanta que teño que facer un túnel que vaia de casa en casa para abrila porta i las ventanas, que ten que darlles o aire..  

Ramón también me guió hasta la cumbre del Monte Cuiña que debe de ser el más alto de Ancares; por lo menos, el de mayor dificultad para ascender al punto desde el que se alcanzan los tres antiguos reinos de León, Asturias y Galicia.

Otro de esos hombres al que conocí gracias a los millones de pasos que dimos cuando aún rodábamos “Desde Galicia para el Mundo” fue Secundino que, según el periódico –ahora me entero-  detenta el curioso record de ser el gallego que duerme más alto.

Concretamente lo hace durante todo el año en Cepedelo, lugar del concello de Viana, la capital comarcal de O Bolo, que extiende su poderío desde la parte gallega de Peña Trevinca hasta los grandiosos montes de Pena Nofre y las sierras Seca y Segundeira, nuestro nexo geográfico con las tierras de Castilla y León,  y el nordeste portugués.

En Cepedelo había hace un tiempo sesenta vecinos y poco a poco fueron dejando los inviernos solo para Secundino y algunos se fueron a vivir a la villa.

—- Todo cambiou moito, pero aquí vívese ben. Hai boas casas e temos bós coches. Polo único que estamos descontentos é pola carretera que xa ves como está…

A mí me parece que en las parroquias y en la villa poco cambió desde lejanos tiempos.

La actual Viana se asienta sobre un castro prerromano, como así lo atestigua el hallazgo de una plancha labrada en bronce atribuida al pueblo celta de los Bíbalos. Los romanos crearon aquí la ciudad Forum Bibalorum. Y en la Edad Media alcanzó su esplendor con la construcción del Castillo, que gozó de fueros y gobierno propio.

La nieve deja incomunicado en invierno a Secundino y a veces…

—- Hai algún remuiño de neve que mete medo.

Pero en verano regresan todos los de Viana y los emigrantes. Se juntan más de cien personas y hasta celebran la fiesta patronal.  

Entre Trevinca y las sierras Seca y Segundeira, la serra da Calva es la que está más a mano de Viana. Es de un alto valor paisajístico y la naturaleza mantiene aquí su virginidad, lo que agradecen aves como el águila, el hubo real o el pájaro carpintero. Y animales como el lobo ibérico, el zorro, el jabalí, el corzo o la cabra hispánica.

Todos estos animales se esconden entre fragas de centenarios castiñeiros, carballos, alisios, avellanos y otras especies arbóreas de gran interés. Desde lo alto de la Calva se alcanza el Lago de Sanabria, ya en Zamora y en el trayecto te encuentras pequeñas lagunas glaciares y restos de las morrenas.

A pesar de tanta belleza, Secundino es tajante…

—- Isto acabouse, porque hai tempo que ninguén mira por nós. Estamos illados. Só hai que ver como está a estrada. Se me pasa algo por aquí, aquí quedarei, porque non hai quen te socorra.

Desde muy jóvenes, los ourensanos curiosos aprendimos a encaramarnos a los picos y peñas de la Serra de Queixa, para alcanzar desde ellos increíbles historias de “fuxidos” al mismo tiempo que admirábamos la grandeza de este paisaje, que aún hoy resulta sorprendentemente desconocido.

Los “fuxidos”, ya sabes, escribieron páginas de heroica resistencia en la postguerra española, luchando cuerpo a cuerpo contra los guardias civiles de la dictadura. Guerrilleros de alma y vida, aventureros y soñadores, convirtieron las tierras del abuelo en un campo de batalla.

En Soutelo, en plena montaña, un lugar equidistante entre Chandrexa y  Montederramo, vivió solo hasta hace una década Hipólito. Otro hombre lobo que he tenido el placer de conocer. Fue quien me contó algunas bellas historias mientras caminábamos por un lugar de película…

—- Este pobo quedou abandonado despois da guerra. Nel vivíu unha familia, nada mais. A de Francisco Galán. O lugar chámase A Edreira.

Me lo contó señalando las rudas paredes negras, único resto de la única casa de aquel lugar. Hipólito me contó que Galán daba cobijo a los “fuxidos”…

—- Unha noite chegaron os civiles e matárono a tiros. Despois, queimaron a casa. Ven se ve ainda agora…Vivía solo, coma mín.     

Hasta A Edreira se llega, casi cresteando, desde A Pá, por la cara oeste del Xistral, a más de mil metros encima del valle por el que discurren las primeras aguas del río Queixa.

Si vas te sorprenderán los paisajes de agua que tienen su cenit en A Xunta dos Ríos, muy cerca de la pequeña aldea de los Galán. Paisajes que nos cuentan aún como Paco, pastor y abuelo de Francisco, se fue recién estrenado el siglo XX a las Américas de Cuba. Y de la isla, al nuevo continente…

Conoció la joven Caracas, el bullicioso Río de Janeiro, la inmensidad urbana de Buenos Aires… para poner fin a su errante vida en un pequeño negocio de la uruguaya Punta del Este, en cuyo cementerio está enterrado.

Esta es historia poco conocida en las tierras de Queixa y le agradezco mucho a Hipólito que me la contara en su día. Así podemos recordar a Francisco Galán que se encuentra en la dimensión de os bós e xenerosos.