galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

UNA HISTORIA DE EMIGRACIÓN – Por Marga Guerreiro, periodista*

Pocos barcos doblan hoy el Morro habanero…

Una joven busca la perspectiva de la bocana del Morro apoyada en la vieja  barandilla de su balcón,  mientras escucha, cercana, la vieja canción habanera de amor.  Al otro lado de ese océano cálido, generador del Caribe, un joven gallego prepara su vieja maleta de cartón porque se aproxima el viaje a lo incierto.

Ella, Ángela, como reza el son, “mira ese barco que se va por la bahía” y que se lleva, como siempre también esta vez, todos sus sueños. Él, Francisco ya huye mar adentro, en anticuado barco de vapor, buscando la dirección contraria; se escapa de aquellas miserias de la época en la Galicia norteña, donde el futuro no existe.

La Habana se hace querer y la gente habanera mucho más. En aquella época, artistas y mafiosos se mezclaban con artificial felicidad en los casinos, mientras los jóvenes paseaban el Malecón al atardecer, antes de acudir a la gran verbena popular, donde a veces tocaba gente como un joven trompetista de apellido Sandoval, cuya orquesta acompañaba a una chica que cantaba afónico el son, de nombre Celia y de apellido Cruz.

Bailando el son se enamoró Francisco de Ángela y su cadencioso ritmo de caderas; y la joven caribeña ya nunca se separaría de su gran amor gallego. Aunque…

Bajo el embrujo del cielo habanero vivieron la más pasional y romántica de las historias de amor jamás contadas; pero ni uno ni otra conocían la morriña, que es ese mal de ausencia que sufren solo los “bós y xenerosos”. Por eso Francisco y Ángela embarcaron en otro barco viejo de vapor y hallaron la felicidad plena en la Tierra Única, como avalan los nueve hijos que tuvieron.

Uno de ellos, el más aventurero,  ansioso por mejorar en una España marcada por la dictadura franquista y la carencia de libertad, llenó de ilusiones la vieja maleta de su padre y eligió el tren de Europa para viajar al futuro soñado.

A mi país le decían la Suiza española…

Cuando aquel tren enfiló las montañas que separan Galicia de Castilla, dejaba atrás familia, amor, amigos y lo poco que tenía de valor. Así comenzaba otra historia de emigración, como muchas de las que han vivido en su piel la mayor parte de los gallegos.

Para los nacidos en la Galicia Única toda partida tiene un regreso y aquel joven decide, siete años más tarde, recuperar la más importante de sus posesiones: el corazón de su amada. Por eso vuelve, para casarse y…

También para llevarse a su mujer a una Suiza que ya conoce, pujante, acogedora y que precisa mano de obra…

Trabajaron allí sin descanso durante 37 años de privaciones para enterrar la morriña de una vez por todas, retornando al origen, a los paisajes donde dieron sus primeros pasos y donde surgió la llama que encendió aquel amor tan grande.

Esa pareja de emigrantes eran mis padres Mario y Lola. Sus corazones hoy descansan en paz en la vieja tierra gallega que les vio nacer, pero siempre les faltó tiempo para disfrutar, para vivir, para reposar. Trabajadores incansables, padres rectos y con principios,  nos educaron conociendo el valor del sacrificio. Nos dieron de modo incondicional su amor y protección, pero sabían que el mundo exige conocimientos y nos indujeron a estudiar, pensando que ello sería un aval, para que nuestras vidas fuesen mejor que las suyas.

Hoy, lleno las paredes de mi habitación con títulos y desde la lejanía de las dos tierras que me vieron crecer, Galicia y Suiza, recuerdo a mis padres y a mis abuelos. Ellos me dan fuerzas para seguir luchando.

Soy la tercera generación de emigrantes. Siento el dolor de la lejanía, de mi familia, de mis amigos, de mis maestros en la vida.

Me levanto cada mañana con el recuerdo de mis “devanceiros” que no cesaron en su empeño. Vivo buscando una oportunidad. Solo quiero vivir tranquila, trabajar, crear mi hogar…

Una vieja canción sureña llega a mis oídos y el dulce sonido se mezcla con el del mar bravo. Entonces, recuerdo…

Porque en el recuerdo está la esperanza  de un mañana en el que  todo será mejor. Entonces, trato de combatir la adversidad. Lo hago pensando en vosotros, que sois mi pasado pero también el germen de mi futuro.

Y os envío un millón de gracias a ese mas allá que dicen está a poca distancia. Gracias por todo lo que os debo, que es realmente el todo de mi vida…

* Marga Guerreiro es una joven y talentosa compañera que ha tenido que buscarse la vida lejos de esta Galicia Única a la que ama. .