galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

TIEMPO DE RELAX

FELICES VACACIONES +++

Llega otra vez el calor de Julio y mi cuerpo pide calma; mientras,  mi alma me obliga a repetir palabras pronunciadas ya, a lo largo y ancho del país, para que todos admiremos las postales de la Galicia Única,  esas que alcanzamos una y otra vez con los recuerdos de cuatro estaciones. Así que, mi gente, ahí os dejo referencias y cantos cantados ya, mientras yo me tomo un descanso en la aldea. Eso sí, no te olvides que todos los días en ACTUALIDAD te cuento –aún estando de vacaciones- lo que te interesa del día a día… de aquella manera.

INVIERNO: SOLA ENTRE LA NIEBLA

INVIERNO

Uno de los grandes placeres del invierno es contemplar como la niebla trata de escalar la sierra próxima para que penetre la luz diurna en la aldea pequeña. Para conseguirlo, la niebla trepa por en medio de soutos y fragas, dejando atrás el paisaje soloverde que el valle ganó a la media montaña.

En la aldea pequeña aún convives con el pasado no tan lejano y a veces se escucha el eco del familiar de los ausentes…

—- Eu teño un tío na Habana. Marchou pra-lá no corenta e tres. Non sei que fai…

A sus noventa recién cumplidos, Herminia ya perdió a su marido y sus dos hijas también emigraron hace tiempo huyendo de la incomunicación de su Outeiro. Ahora vive en soledad, entre la belleza que le rodea y el recuerdo de los suyos. Sin embargo, te habla como un libro abierto y te cuenta que esa niebla que nos gusta es dañina para todo…

—- Queima a horta, sobre todo os grelos. Non deixa nada. ¡Que se vaia!

La pequeña aldea tiene en pie diez casas de piedra pero cerca hay un castro enterrado por el paso del tiempo. Aquí vivieron cientos de egobarros, una noble tribu galaica que cultivaba algunas tierras de labradío y cuidaba caballos, bueyes, vacas y ovejas. Nadie lo diría viviendo ahora este mundo en calma.

Ya es curioso que haya gente en tierras lejanas enferma de morriña por el paisaje que hoy me envuelve. Si aquí estuvieran, serían también testigos de cómo la Galicia interior se fue despoblando, poco a poco. Y si escarbasen en el corazón de Herminia se darían cuenta de la realidad…

—- Eu non me fun porque meu home non quixo. Cando morreu, hai oito anos… ¿Onde iba unha vella coma mín?

Por eso en Galicia hay muchas Herminias y más de ocho mil aldeas que únicamente visita la niebla.

FIESTA DE PRIMAVERA

PRIMAVERA

Nacimos festeiros y nos las inventamos para todo: romerías para rezar, fiestas para comer o verbenas para bailar. Imagínate como somos por aquí que hasta bebemos con el enemigo. Al asomar Mayo por el calendario los gallegos vamos de fiesta en romería y de romería en verbena, cada fin de semana, buscando milagros y pasándolo bomba.

Las romerías responden a costumbres ancestrales, al espíritu mágico de un país que cree en todo. Las fiestas populares son para la exaltación gastronómica de frutos tópicos de tierra y mar, regados con vinos que también tienen su fiesta.

Y también celebramos eventos etnográficos e históricos para recordar que nos invadieron los vikingos, que el fuego del magosto purifica las almas, que fuimos un reino, que mantuvimos serias disputas entre moros y cristianos, y que el buen tiempo llega a Galicia con la retranca de los “Maios”.

En aquel Cudeiro de mi infancia hicimos los niños un “Maio” de los auténticos, de los piramidales. Queríamos ser como los de la ciudad y darle la bienvenida a la primavera en el Turreiro, frente a la románica iglesia, cantando y presumiendo de nuestra “obra”.

Recuerdo que yo escribí las coplas con la retranca que ya entonces me caracterizaba, pero a falta de alcalde,  me salieron anticlericales y antitabernarias; porque don Felisindo ya no me dejaba ser monaguillo y el Sr. Jaime había subido el precio de las gaseosas, que era nuestra gasolina de entonces. La poesía “romántica” estaba dedicada a Berta, que era la más explosiva de las dos hermanas Pavón, cuyo amor disputaba con pasión infantil.

LA MAGIA DEL VERANO

VERANO

La magia del paisaje de la costa de las meigas. La paz de la playa marinera. Cien puertos y mil veleros para navegar sobre el horizonte interminable.  En el verano 16 del Tercer Milenio,  todo cuanto deseas sigue aquí, esperándote.

Ya sabes. Este es el litoral de los dos mares y de las quince bahías bonitas: el Atlántico, que deposita suavemente su azul sobre los azules de la playa. El Cantábrico, escultor de la roca marina que crece en medio de la arena. Y las Rías: las Baixas, las Altas y las de A Mariña, hermosas y diferentes.

Confluyen en medio de esta perspectiva espléndida, bellos puertos a los que llegan marineros de la vieja estirpe gallega con los más sabrosos frutos de estas aguas.

Así que, goza de los manjares del mar, no te prives; y al mismo tiempo contempla esa luz mágica que compite con el sol, en los atardeceres de olas de fuego, mientras se prepara para la fiesta que persigue la alborada…

Esa es la hora en la que despierta la Galicia tradicional, donde la gente no sabe muy bien donde comienza la fe y en qué lugar se oculta el pecado. Porque aquí tenemos horas meigas y horas para curar el meigallo…

PASIÓN DE OTOÑO

OTOÑO

En medio de una perspectiva única, la montaña y el bosque cobijan las especies más singulares; pero este paisaje también está lleno de vida, posee un gran patrimonio cultural y no faltan tampoco atractivos gastronómicos y turísticos. Con el corazón en la mano te digo que si tuviera que elegir un edén este sería mi modelo. Le llamamos… O Courel.

En los días de otoño los ríos se llevan las flores. Al mismo tiempo, hacen que reverdezca la piel de la montaña de las altas cumbres y también los valles profundos. El musgo se posa ya sobre la granítica roca y hemos de pisar con cuidado para no destruir la casa del gnomo, porque eso es lo que semejan los cientos de setas que aparecen a un lado y a otro del sendero.  

Este es un trozo de mundo vibrante. Aquí, donde el tiempo parece no existir y las aldeas parecen brotar de la tierra como pequeños cúmulos de hongos, la naturaleza encierra un universo de fauna y flora único y unas formas tradicionales de vida que se han mantenido casi inalteradas desde hace siglos.

O Courel está lleno de prados y de regatos de aguas limpias que el sol suave llena de caricias. Posee hermosas devesas y soutos de centenarios castaños. Es un trozo de tierra silenciosa que, curiosamente, preside un pico al que llaman Pía Paxaro. Y en las pocas aldeas que aparecen enraizadas en las laderas, los gallos cantan una nueva alborada porque nuevas gentes han venido a habitarlas.

Sin embargo, conserva el encanto de la mágica aldea de Parada, la de Novoneyra, el poeta que nos enseñó a interpretar el lenguaje de la sierra, contemplando desde la vieja casa como transcurre  la vida feliz en la gran montaña.

En este lugar de fuerza telúrica, las montañas tocan el cielo y los bosques se transforman en un mar infinito de verdes que nos invita a perdernos en él para descubrir sus secretos y las pequeñas maravillas naturales que esconde.