galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

VIDA MONACAL EN LA RIBEIRA SACRA

Ven. Acompáñame esta semana por esos lugares de paz que bañan los grandes ríos para que mejor comprendas porqué sus “ribeiras” son sagradas.  Esta vez te invito a seguir la ruta de los anacoretas, los que hallaron la paz espiritual contemplando la más bella creación natural de su Dios.

Este es el paisaje de piedra y agua por el que vaga el “Alma de la Tierra”. La piedra da vida a la arquitectura del espíritu, materia vivificada en el arte monumental de los monasterios del trayecto:

Un claustro de montaña creado por los monjes bernardos.

Un convento que busca el apoyo de la piedra cósmica.

Un antiguo refugio de piratas y vikingos.

Y un cenobio incrustado en la pendiente por la que trepan los viejos castaños.

Al fondo, el agua embalsada es el espejo de la más viva naturaleza. Porque es el agua del Sil, creador de la obra perfecta, quien hace brillar el paisaje admirado.

En la proximidad del río transcurre otra vez el relato de la Galicia Única.

EL ALMA DE LA TIERRA

El Sil remueve el paisaje por enrevesado camino de agua entre amplias paredes de piedra. Sus riberas son sagradas porque, en ellas, los monjes crearon lo que resulta ser hoy la mayor concentración de históricos cenobios de toda Europa.

Los primeros llegaron a Esgos para crear el Monasterio de San Pedro, tan antiguo como la propia cristiandad gallega.

Los monjes bernardos buscaron la ladera de la montaña en las tierras de Espadañedo.

San Martiño creó en Parada do Sil el monasterio de Santa Cristina como refugio contra guerreros árabes y vikingos.

Y los Benedictinos trajeron la vida a la ladera que desciende hasta el río, en el lugar de Ribas de Sil, monasterio dedicado al Santo Estevo, en el que termina esta ruta de los monjes, los paisajes de vértigo.

ESPADAÑEDO

Desde Ourense, en apenas 15 minutos, llegaremos a Xunqueira de Espadañedo que es nuestro punto de partida hoy para admirar las huellas de la historia de la cristiandad.

Merecerá la pena alcanzar la cumbre conocida como Cabeza de Meda  para comprender mejor el paisaje magnífico de la rasa de la Ribeira Sacra y las cumbres de la sierra de San Mamede.  También subir al alto del Rodicio para contemplar la grandiosidad del Valle de Espadañedo. Y una vez en Xunqueira, acercarnos a Niñodaguia para conocer su cerámica y detenernos especialmente en el viejo monasterio.

Es el típico monasterio de montaña de los monjes bernardos, que lo erigieron en el siglo XII. Su conservación se debe a su uso actual,  puesto que en él se encuentran los servicios y las dependencias municipales.

SAN PEDRO

Una de las pintorescas vías que se apartan de la carretera general es la que conduce al monasterio de San Pedro de Esgos, crecido de la tierra con el inverosímil apoyo de la granítica piedra, de ahí su nombre popular, San Pedro de Rocas.

Este monasterio, tan viejo como el propio cristianismo gallego, es uno de los más antiguos de Europa, ya que fue construido en el año 573.

Resulta único en el mundo por su singular edificación, que consta de tres naves excavadas en el interior de la descomunal roca del monte Barbeirón. Sobre ella se conserva  el  campanario exterior.

Pero Esgos es también la mejor muestra del gran juego de la tectónica en la Ribeira Sacra: esa interacción que -por efecto del calor interno de la Tierra-,  ha permitido la aparición de grandes y graníticos  bloques en lo alto de sus montes, que son frontera ya con el gran nudo montañoso ourensano.

Es un paisaje, este de los montes de Esgos, -principalmente el que se conoce como Monte Barbeirón– de sustratos rocosos emergiendo a la luz desde las entrañas de la Tierra y allá en lo alto de la colina… De grandes resaltes graníticos de extrañas formas pedregosas, auténticas esculturas creadas por el sol, el viento, el agua y la propia tierra: los cuatro elementos que marcan el devenir de nuestras vidas.

SANTA CRISTINA

Descendiendo hasta Parada do Sil por la serpenteante carretera de Los Cañones, nos sorprende el Monasterio de Santa Cristina, que fue refugio contra guerreros árabes y vikingos, invasores de estas tierras, en donde los romanos habían encontrado el oro de la codicia. El Monasterio de Santa Cristina fue creado por San Martiño Dumiense, el evangelizador de los suevos.

Es este uno de los conjuntos mejor conservados de la Ribeira Sacra, en el que destacan la iglesia, su rosetón, las lapidas funerarias, las cruces celtas, la torre, los capiteles románicos y el claustro.

Otro gran valor de Parada es el propio Sil, que ofrece aquí sus mejores postales, tanto desde los “Balcones de Madrid” como desde el mirador del gran cañón. Es el paisaje magnífico del agua encañonada entre los perfiles geórgicos de la Tierra Sagrada. El agua del río es el espejo verde de las ribeiras por las que trepan las cepas blancas y las cepas tintas hasta donde les permiten los soutos de ladera, poblado de castiñeiros, amieiros y bidueiros.

El agua del Sil peregrina por aquí para remover el paisaje y darle vida con la espectacular calma de un mar interior.

SANTO ESTEVO

Terminamos hoy la ruta en el monasterio de ladera de Santo Estevo de Ribas de Sil, que nació incrustado en la pendiente del viejo bosque de castaños, contemplando con serenidad monástica el río.

Los benedictinos le dieron vida en el año 909, aunque fue construido en el siglo VI para influir profundamente en la  historia de la Ribeira Sacra.

Son admirables sus tres claustros,  dos de estilo renacentista y otro con diseño románico y partes góticas. La fachada barroca, su escalera de piedra, y su iglesia, también románica con rasgos góticos.

En la actualidad el monasterio es un Parador de la red estatal, que nos ofrece 88 habitaciones de lujo, dos restaurantes, una cafetería, un salón de banquetes y tres salas de congresos.

Es el único hotel de lujo que hay en toda la Ribeira Sacra.

Como ves, en todo este territorio hay lugares fantásticos para pasar unas buenas vacaciones.