ACEITE DE CAMELIA
ES SECO, HIDRATA, NUTRE Y REPARA LA PIEL Y EL CABELLO
El árbol de la camelia me lo descubrió, cuando comenzó mi afición por la jardinería, Antonio Odriozola, ilustre biólogo de la Misión Biológica de Salcedo, en Pontevedra, e investigador capaz de aumentar el censo de variedades de una misma especie que tiene en la actualidad, según los expertos, tres mil caras.
Yo solo conozco unas cien y de ellas tengo dos o tres favoritas, a las que he cuidado con mucho mimo en mi jardín. Se asoman a mi ventana para transmitirme su sonrisa de lluvia: no olvides que es de las pocas flores que mira con optimismo el invierno…
A Galicia llegó la camelia a principios del siglo XIX y sorprende tanto por su belleza como por esa cualidad únicamente suya de resistir los duros inviernos de galernas que, de cuando en vez, se arriman a las Rías Baixas.
Cuando escribí por primera vez de esta flor, tal vez en una de las primeras exposiciones provinciales, de aquellas que únicamente se celebraban en Pontevedra, le llame La Emperatriz, pero Odriozola fue menos rimbombante que yo y en un artículo en el Diario de Pontevedra focalizó su sobrenombre como “La Flor de las Rías Baixas”. Y así se la identifica desde entonces, incluso en el resto de Europa, aunque se cultive en todo el país.
Pero la camelia, el árbol, es mucho más que una estética de los jardines gallegos. De él se extrae también aceite, concretamente de sus semillas. A ti te resultará novedoso pero en China y Japón lo utilizan como cosmético natural desde tiempos muy antiguos. Los especialistas cuentan que es beneficioso para la piel, las uñas y el pelo.
A mí amigo Cándido Pazos, genial escultor y poseedor de una colección de más de tres mil camelias –este árbol es femenino- le pregunté una vez si era rico para la cocina y me dijo…
—– Hombre, es rico pero su uso comercial resultaría carísimo para esos fines…
Sin embargo, hace unos días, la gente de la empresa Acemelia me contó que producen un aceite virgen y cien por cien natural. Lo prensan en frío, sin ningún tipo de aditivo químico y por eso precisamente mantiene todas las propiedades beneficiosas que nos proporciona la planta.
—– De la camelia también se extrae el té.
—– No lo sabía…
Pero el gran descubrimiento de los japoneses y uno de los grandes secretos orientales son las propiedades del aceite de camelia como cosmético. Es seco, hidrata, nutre, repara la piel y el cabello; y muy utilizado para cara y manos. La razón es que contiene ácidos grasos que ayudan a restablecer la elasticidad, el equilibrio y la suavidad de la piel.
Me cuentan que es el tratamiento más apropiado para pieles grasas y para el acné “porque regula la secreción sebácea, desbloqueando poros e hidratando la piel”. También previene la formación de granos.
Rico en vitaminas y en minerales este aceite se ha convertido en uno de los productos más demandados por los fabricantes de cremas y la empresa gallega Acemelia busca entre ellos su nicho de mercado para ser un referente del sector.
Tiene una estupenda web en la que encontrarás más información acerca de sus productos cosméticos.