galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

ACTUALIDAD – Edición 587

LUNES, 14 NOVIEMBRE 2022

PASÓ LO QUE PASÓ

Nada, aquel día 18 de octubre apenas llovía. El cielo estaba oscuro y el otoño me mostró su cara más fea y húmeda… Iba por la carballeira, resbalé y me caí.  Sí, otra vez; como un anciano que ya no está para los senderos difíciles. Comenzaron entonces las historias médicas y las rutas hospitalarias, que me ocuparon la agenda al completo. Me caí y cayó conmigo esta “Galicia Única” que tanto amo. Hasta hoy, 30 días después, no pude acudir a mi cita contigo, ni a la diaria ni a la semanal. Vuelvo hoy alborozado, pensando en que aún estás ahí y no te has ido a otra galaxia internetaria. Porque, en menos de un mes, hay que ver cuántas cosas pasaron mientras solo se me permitió reposo y, eso sí, lectura… que he vuelto a tomar en mis manos los versos de papel, con mis clásicos poniendo fondo musical en la estancia.

Mientras yo descansaba, mis nietos venían a casa y me ponían encima de la mesilla la calabaza del Samaín para que me enterase bien de que el Celta es un cadáver futbolístico, a pesar del cambio de Coudet por Carvalhal. Mis niñas me trajeron castañas del nuevo castañero de la City, para recordarme que un buen ourensano debe, a pesar de los pesares, celebrar el magosto. El Dr. Frame me untó con una crema de su amigo el chamán para cauterizar mis heridas. Mi mujer, haciendo honor a su nombre, convirtió aquel infierno en la verdadera gloria. Y unos pocos amigos se interesaron por la depauperación de mi cuerpo…

Lo demás, pese a su importancia periodística fue para mí secundario. Como quiera que las discusiones políticas ya no me interesan y la guerra de Ucrania parece no tener solución, aparqué los telediarios para escuchar en mis radios de siempre a los médicos protestando por el deterioro de la sanidad pública, de la que doy fe… y cambié los diarios por los libros olvidados en mi estantería, como te decía.

Eso sí, aún reposando me enteré de que los tiempos siguen crudos y en los hogares ha vuelto a renacer el caldo como alimento de guerra contra los platos refinados de antes, esos que se exhiben en las estanterías de los supermercados a precios inalcanzables.

Hoy solo te dejo esta explicación a mis ausencias. Espero que mis heridas cautericen de una vez y pueda volver a escribir para poder contarte lo que pasa por aquí y por allá. Mientras, empieza a releer Galicia Única como yo hice con Galdós, te resultará gratificante. Un gran abrazo y cuidaros mucho. Esta nave se queda, por el momento en el puerto.     

Xerardo Rodríguez