Amoeiro, la bella preferida de Ourense
Desde el mirador del Seminario, sobre o Couto, bien se aprecia como la vieja Auria enraíza su casco viejo en la pendiente inferior de las graníticas cuestas del Montealegre, en declive hacia el valle del Barbaña.
También se aprecia como la ciudad creció hacia el Miño y el plano cenital de la urbe nos muestra como se desarrolló en la modernidad hacia el río Loña.
Bien se ve como Ourense tuvo su origen en el entorno de las tres fuentes de As Burgas, pero este es manantial que emerge de la tierra por la proximidad de los ríos.
El Miño y sus dos afluentes, Loña y Barbaña, embellecen la vibrante geografía periférica ourensana y de ellos brota el agua del manantial que sana cuerpos y almas.
A FERRADURA DE OS CHAOS
El gran río, sin embargo, continúa su multiaventura mas allá de los puentes para proporcionar a los Chaos de Amoeiro, nacidos de la depresión ourensana, la humedad precisa para cubrir con un manto verde el paisaje mágico de la plenillanura…
En Amoeiro rescató el hombre viejas tradiciones y los ríos menores penetran en el bosque entre los árboles, saltando para crear hermosas fervenzas.
Al ascender desde Ourense nos sorprende la armonía y la simbiosis del paisaje con los más variados elementos de la cultura tradicional que nos hacen experimentar un especial reencuentro con la naturaleza y con nuestras raíces.
Un buen ejemplo lo encontramos entre el Pazo de A Martina, en la parroquia de Cornoces, y el monumento natural de la Fervenza de Parada, donde el río Barbantiño provoca lugares de gran belleza.
Algunos caminos comunican con la Vía de la Plata de las peregrinaciones a Santiago y nos invitan a conocer otros espacios naturales como la Fervenza do Cachón, o elementos etnográficos como el horno comunal de Sabaríz.
FERVENZA DEL RIO BARBANTIÑO
Os Chaos de Amoeiro permitieron siempre a los ourensanos huir de las nieblas invernales y de los calores estivales de la ciudad, de ahí su crecimiento como zona residencial, desde los tiempos en los que el maestro Otero Pedrayo buscaba aquí la inspiración, porque no llevaba bien los calores de Ourense.
Su refugio era el Pazo de Trasalba, que en realidad se trata de una casona que “el patriarca das letras galegas” heredó de su madre y esta de su abuela.
Ubicado en el lugar conocido como de “As Campanas de Abaixo” es actualmente el Museo Otero Pedrayo, visitable por fuera y por dentro, donde se conserva todo tal y como estaba en vida del gran cronista y aún mejor orador ourensano.
LA CASONA DE OTERO PEDRAYO
Amoeiro, pese a su carácter rural, posee en la actualidad todo tipo de infraestructuras y servicios de un centro urbano, que dan vida propia al municipio.
Cuenta con unos dos mil quinientos habitantes, tras el éxodo, a América primero y luego a Europa, de muchos de sus mejores hombres y mujeres. Solo retornaron unos pocos.
Dos monumentos son de obligada visita: el monasterio de Bóveda y el Pazo de Fontefría, restaurado como establecimiento hotelero rural. Y quienes se interesen especialmente por el turismo religioso y artístico, debe conocer las iglesias de Cornoces y Fontefría, dos edificios románicos datados en el siglo XII.