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ANTOLOGÍA ALCOHÓLICA O POR QUÉ SENTIRSE ORGULLOSO DE ESTAR BORRACHO

Por J. J. García Pena

Aunque apenas tenía 14 años, recuerdo perfectamente el día (la noche) en que se emitió en directo (aún no se estilaban los “tapes”, por más que esta actuación quedó grabada en uno de aquellos primeros armatostes de cinta anchísima) por Montecarlo Canal 4 esta actuación antológica.

En este programa (no recuerdo su nombre exacto, pero incluía la palabra tango) conducido por Miguel Ángel Manzi, se lució el porteño director de orquesta Juan D’Arienzo con su inconfundible estilo al frente de un impresionante elenco de muy buenos músicos.

Yo ya conocía al maestro de haberlo escuchado por radio, (abundaban por entonces en el dial uruguayo las audiciones de tango, superadas luego por otras tantas de folklore rioplatense y, compitiendo con ambas, las llamadas “de la Nueva Ola”.

Recuerdo que esa lejana noche me produjo mucha gracia ver como el delgado maestro se encorvaba y les marcaba, batuta en mano, su tiránico compás en actitud cuasi amenazante a sus dirigidos, incluidos sus cantores. Yo lo imaginaba agitando un diminuto látigo sobre sus cabezas y me sonreía como un bobo.

No en vano a D’Arienzo le llamaban, merecidamente, “El rey del compás”.

Hoy rescato el contenido de aquellos títulos que ayer eran aplaudidos a rabiar y hoy no se salvarían de ser despedazados en las “redes” , acusados de apología del vicio.

Son admirables tanto la dirección de D’Arienzo como la ejecución de sus músicos y la maestría expresiva del cantor Laborde. Excelente intérprete que, junto con Echagüe son mis preferidos entre sus cantores-

Pero analicemos la letra propuesta y saquemos nuestras propias conclusiones.

Antes, una o dos pequeñas acotaciones para lectores de regiones alejadas del Río de la Plata: en esta versión el cantor dice y repite: “me pego al estaño”, en clara referencia a acodarse en mostrador habitual en aquellos bares o “boliches de antaño”, cuya superficie de servicio era realmente de estaño.

En otras versiones de distintos cantores puede escucharse que prefieren decir “le pego al escabio”nombre bajofondista, éste, dado al trago alcohólico.

En otra parte se dice: …a nadie provoco ni obligo jamás….

Era una costumbre muy extendida entre la “gente de copas” exigir a algún circunstante que tomase lo mismo que el beodo cargosoestuviese consumiendo en ese momento.

No le bastaba con emborracharse: quería hacerlo en solidaria compañía. Negarse no estaba bien visto.

Quizás el tema más emblemático de dicha práctica sea el tango Tomo y obligo, popularizado por Carlos Gardel: Tomo y obligo, mándese un trago…

Sea como fuera, el hecho es que el tema que hoy tratamos trasunta un inocultable y poco recomendable orgullo por ser “curda”.

Todos los circunstantes de aquel viejo programa uruguayo parecen encantados (a mis 14 años también yo lo estaba) con lo que están oyendo, a juzgar por los aplausos y gestos de aprobación.

No se pierdan el aire triunfante del cantor y de su inefable director.

Dudo que hoy alguien se anime a cantar, en público De puro curda.

¿Y aún dudamos de donde nos vienen los malos hábitos?

Muy lentamente, es cierto; pero, por lo visto, vamos avanzando. No todo tiempo pasado…