BLANCOAMOR, PEPE SUAREZ Y ARTURO B. SILVA
La palabra, la imagen y el mecenazgo.
Siempre he presumido de ser uno de los alumnos de la “universidad del Miño”, aquel viejo café de la ourensana calle de Paseo, en el que nació mi pasión por la palabra y por la imagen, y mi alma de poeta libertario, que nunca se someterá a la disciplina de la métrica.
Fue allí donde me honraron con su amistad tres grandes maestros:
Eduardo Blancoamor, Pepe Suarez y Arturo Benito Silva.
El autor de “A esmorga” acababa de llegar de vuelta a la tierra de su decepción, desde su Buenos Aires querido. Suárez malvivía con una agotable pensión. Y Arturo, que ejercía más de procurador de los tribunales que de poeta, lo que le permitió ser un poco mecenas.
Trabajaba yo entonces en “La Voz del Miño”, que en mi voz contaba alguno de los secretos inconfesables de estos tres pozos de sabiduría.
Vivía entonces una etapa profesional etnográfica, contagiada tanto por Pepe Conde Corbal como por Xaquín Lorenzo, Xocas, mi querido profesor del Colegio Cisneros.
A Blancoamor le interesaban las fiestas étnicas por sus valores literarios y por su plasticidad, aunque para entonces la fotografía había dejado de interesar a Suarez, el coautor gráfico de Hemingway.
Eduardo malvivía con su hermana y agradecía las comidas caseras de mi mujer. La vida de Suárez ya anticipaba la historia más conmovedora que he vivido.
A Eduardo, recién llegado, como decía, le cerraron sus puertas los ilustres y ricos galleguistas, como por ejemplo el muy homenajeado Valentín Paz Andrade, al que despreciaría tras una entrevista que mantuvimos con él en su chalet de Samil.
A Pepe Suarez tuvieron que hacerle mucho daño para terminar huyendo de los amigos hasta una pensión de A Guarda, en la que pondría fin a su infierno. Dicen que llevaba siempre una carta con él, que decía: «A quienes de algún modo alcancen las molestias que ocasione mi muerte: ante todo, perdón por ocasionárselas».
Blancoamor es hoy escritor reconocido por la galleguidad y Pepe Suarez permanece en el recuerdo de unos pocos. Nadie publicó nunca un poemario de Arturo.
Suárez tuvo amores con reconocidas actrices americanas, entre otras con Vivian Leight y a Dios puso por testigo de ello una de aquellas noches del Miño.
Eduardo era homosexual pasivo…
Por cierto, nunca me hizo la más mínima insinuación. Me quería como al hijo que nunca tuvo…
El Blancoamor porteño y la última fotografía de Pepe Suarez…