BREVE HISTORIA DE UN REY
Esta es la breve historia de Juan Carlos de Borbón desde aquel día en el que dejó de ser un “príncipe del Movimiento” para convertirse en el “Rey de todos los españoles”.
Fue escrita como un guion cinematográfico y se la puso Adolfo Suárez en el haber de aquel vicepresidente interino tras el asesinato de Carrero Blanco, que había sido ministro secretario general del Movimiento, Torcuato Fernández-Miranda y Hevia. Suárez siempre dijo que…
—- De no ser por Torcuato y su ascendencia entre los que querían la continuidad del franquismo sin Franco…don Juan Carlos no hubiera llegado a Rey nunca.
Es posible, porque enfrente estaba otro personaje en esos primeros días de la Transición, Laureano López Rodó, el último ministro de Asuntos Exteriores nombrado por Franco, que –algunos recordareis- siempre salía detrás, como escondido, en las fotos.
—- López Rodó era un zorrito que manejaba como nadie al Caudillo y a su fiel servidor Arias Navarro, que ocupaba el número 2 en el escalafón de ministros, una vez que el almirante Carrero Blanco fue asesinado por ETA… con la colaboración de la CIA, según documentan algunos libros sobre este hecho.
Laureano López Rodó era un supernumerario del Opus Dei de la época y como todo su grupo no concebían un liderazgo monárquico en España de la mano de aquel “chico tan joven”. Además “Franco había dejado un testamento de continuidad y eso era sagrado”.
Torcuato ganó aquella batalla, el príncipe fue rey y Adolfo Suárez presidente del primer gobierno democrático. Apareció el PSOE en la primera escena y se legalizó al Partido Comunista en la segunda, sin que se oyesen más voces discrepantes que la de aquel grupo que se reunía en casa de Arias Navarro para “honrar” al pasado.
Juan Carlos rey protagonizó algunos espectáculos para la galería, como cuando tomó un caza y voló sobre la Marcha Verde que Marruecos organizara para usurpar el Sáhara a los saharauis. Hasta yo mismo dije que era un valiente sin pararme a pensar que el monarca marroquí era “su hermano”. Y todos vimos en aquel acto la defensa de España de un territorio que había sido nuestro y en el que aún hoy se habla español. El asunto, como sabes, continúa con los saharauis viviendo en Tinduf, en campamentos de refugiados y ni Pedro Sánchez les hace caso.
Luego vino lo del golpe de Tejero, como le llama todo el mundo, que es “materia clasificada”; y aunque hubo testimonios que implicaron al rey de otra manera bien distinta a la que se cuenta, Juan Carlos salió reforzado en esa crisis como jefe de los tres ejércitos.
Ambas actitudes y alguna mas –como su trabajo como jefe de exportaciones de la marca España- nos la vendieron los tertulianos como muestra de un reinado ejemplar.
Pero a nadie le ha preocupado sus constantes desplantes y traiciones amorosas a la reina. Tampoco importó su afición a la caza mayor, hasta que se atrevió a asesinar a un elefante. Ni la recepción de regalos como el yate “Fortuna”. O el incondicional apoyo al que siempre fue su “yernísimo”, un chico ejemplar y sano deportista… Por aquel entonces, a la gente ni siquiera le importaban sus flirteos con una comisionista llamada Corina.
No de Corina, pero sí de su hijo Alexander Larsen se habló largo y tendido en las redes sociales y algunos afirman que esta es la verdadera causa de la abdicación del trono cuando nadie lo esperaba.
Alexander presentara una demanda de paternidad contra Juan Carlos, en el Juzgado de Primera Instancia y Familia número 79 de Madrid, antes de que su madre iniciara una serie de demandas por espionaje y acoso contra el rey emérito.
Alexander, primer hijo de Corina, nació el 12 de agosto de 1967, es decir, seis meses antes que Felipe VI. Si se llegara a demostrar que es hijo de Juan Carlos de Borbón, como quiera que en España la ley de sucesión no distingue entre hijos legítimos o ilegítimos, Alexander hubiera sido el heredero de la corona. Esto siempre y cuando aún no hubiese sido coronado Felipe VI.
Por eso se aceleró la abdicación. Además, de haber sido demostrada esa paternidad, Alexander Larsen tendría derecho a una pensión vitalicia que, dicho sea de paso, saldría del bolsillo de los españoles.
Como es sabido, ni la demanda de paternidad ni las presentadas por Corina salieron adelante.
No, yo no creo que Juan Carlos I haya sido un buen rey de España. Más bien lo catalogaría como un dirigente mediocre que ha metido la pata en muchos foros, incluso extranjeros y que, pese a su innegable simpatía personal, ha dejado de ser valorado como una carismática figura histórica incluso por sus propios biógrafos. Pienso que esos tertulianos que aún pretenden adoctrinarnos desde las teles, han sido unos sumisos siervos de Su Majestad que, al igual que el de la canción, sigue siendo rey. Un rey que vive como un dios en Abu Dabi, en donde se permite asistir a conciertos como el de Jennyfer López, en compañía de su nieto mas afín, Froilán Marichalar.
En cuanto a Felipe VI no seré yo quien lo valore o deje de valorarlo, pero le ha devuelto a la Corona la normalidad que se le exige. Dejaré que pase el tiempo para haceros otro resumen de lo hecho por este nuestro monarca, que lo tiene todo en su mano para ser un líder, sin haber hecho nada para ello. Por lo de pronto parece que ha renunciado a la herencia recibida… ¡No se esperaba menos de él!
Xerardo Rodríguez