BRONCANO VINO PARA QUEDARSE
Anoche hacía memoria sobre la historia de la comunicación española, buscando precedentes de la guerra abierta por la audiencia entre comunicadores. En televisión -que iba de muy seria, muy de “parte informativo” del Régimen, era imposible porque existía un único canal.
No era lo mismo en las radios, pública y privadas, en donde hallé un precedente de este lío entre un programa de Antena 3 y otro de TVE 1, entre los equipos de Pablo Motos y David Broncano, que son las caras de “El Hormiguero” y de “La Revuelta”, programas en los que trabajan alrededor de doscientos ideólogos creativos, además del personal puramente técnico de las producciones. Es decir, espacios dotados de medios y alto presupuesto.
En los años setenta, tenía más de un millón de oyentes José María García, el gurú de los deportes de la COPE. Pero entonces se programó en la SER, en hora coincidente con “Supergarcía en la Hora O” y con la misma temática deportiva, “El Larguero”. Lo conducía José Ramón de la Morena, un joven periodista con lenguaje de Brunete, cheli, simpático, capaz de robarle las primicias al maestro y de desmentir algunas de sus principales bombas informativas. De la Morena era del Atlético y García del Real Madrid. En un mes, la audiencia se dividió y De la Morena pasó a ser el Joserra de la clase media y obrera y García se quedó con el público de la que entonces llamábamos la jet.
García no supo contrarrestar la revolución radiofónica deportiva de Joserra y tras varios años de lucha en las ondas, se retiró con parte de la gloria que conservaba.
Aquello recuerda este duelo Broncano-Motos que tiene revolucionado al país; no solo en las redes, sino también en las tertulias y en la prensa de papel. Las malas prácticas entre compañeros no están bien vistas por el público y por lo que parece el joven presentador nacido en la Compostela universal -déjame que lo reivindique, aunque haya crecido en Jaén- vino al prime time para quedarse.
Eso provocará, no lo dudéis, la decadencia de Motos y los suyos, que aguantar un programa de ocio veinte años es una hazaña televisiva pero no se sostiene cuando llega al canal de enfrente la frescura, el atrevimiento, el juego limpio, la libre opinión popular… y todo mezclado con la risa de mayores y jóvenes, que la Revuelta no adoctrina, sino que divierte incluso con gentes de la cultura.
Cuando a noviembre de este 2024 de guerras y danas le cayó su última fecha, déjame que te recuerde que la televisión es un medio apabullante, pero para mantenerse en pantalla hay que ser un crack que marque las diferencias. David Broncano lo es y Pablo Motos no.
Xerardo Rodríguez