galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

“CUERPO A TIERRA QUE VIENEN LOS NUESTROS”

MÁS SOBRE LA BOUTADE DEL CIERRE DE FRONTERAS

Por Eugenio Eiroa

Si hay un título que define la situación es este de una crónica de la agencia Efe, de la que se hace eco la publicación ibérica especializada «El Trapezio»: «El blindaje fronterizo, un mazazo económico y psicológico para La Raya». Es la verdad, económico, muy grave; psicológico, muy grave y muy a tener en cuenta. La Vida, para muchos, está construida entre España y Portugal, a veces sobre muy pequeñas cosas (para los demás) que, sin embargo, son enormemente importantes para cada uno. Es ahí donde aparece como un puñal que se clava en el corazón, en los sentimientos, esa imagen que a primera hora de la mañana publicaba en su canal de Twitter -y que reproducimos con la debida venia- el dinámico y afable corresponsal de la TVG en Porto, Alberto Mancebo.

Esa imagen, las otras que acompañan en este texto, son dolor, hacen serio daño en las conciencias de quienes nos sentimos raianos. Porque raiano no es solo aquel que vive en un pueblo español (o português) que linda con otro de Portugal (o España), donde los sentimientos de hermandad, de convivencia… son enormes, a veces hasta difíciles de explicar con palabras. ¡Cuantos casos tan especiales… : aquel ex-alcalde de Salvaterra que está casado con una mujer portuguesa, de Monçâo (justamente enfrente)!. ¿Cómo puedes a esa gente prohibirle que vaya a sus posesiones a uno y otro lado del río, obligándoles a ser y estar en solo un lado?. 

Pero «raianos» son también todos aquellos que viviendo a una distancia prudencial de la frontera (15, 20, 30, 40, 50 kms…) tienen en su día a día, y sino diario, casi diario, el otro país, la zona próxima a la frontera del otro país, como elemento de notable referencia en sus vidas. Conozco muchísima gente de Vigo que si no va un día a la semana, o dos, a Valença, a Monçâo, a Cerveira, a Caminha, a Ponte de Lima, a Braga mismo… enferma, entiende que su vida está incompleta, le falta algo… Se acostumbraron durante décadas a vivir así, a complementar su sentimiento como gallegos con esa sensación tan especial que da querer y sentir también Portugal, que precisan de manifestarlo cada dos por tres, hacerlo presente en sus vidas, pasando los fines de semana al otro lado del río, comprando en sus supermercados, leyendo periódicos portugueses, trayendo a Vigo, cuando regresan de la continua y periódica presencia en Portugal, siempre algo que les hace sentirse realizados, suyos en el mundo tan particular y sentimental que cada uno ha ido creando. 

Lo mismo sucede con los hermanos portugueses que actúan a la inversa, viniendo constantemente a Galicia, a otras partes de la zona raiana española. Y es así como han surgido, novias y novios, matrimonios, amigos de largo tiempo, relaciones sociales, económicas, deportivas, culturales, de todo tipo… A toda esta gente y a los que trabajan inter-fronterizos, esa foto de hoy de Alberto Mancebo, las otras que por todas partes aparecen, les parte el alma… Porque ese cierre de fronteras es un insulto, una agresión vil, un atentado a la hermandad entre los pueblos… No es tanto lo que realmente ocasiona a la generalidad (que ocasiona trastornos graves, pero en la situación actual de pandemia -y medidas restrictivas- solamente a aquellos que no tienen más remedio que cruzar la frontera)… No es tanto eso, como lo que las fotos representan : indigna ver a los guardias armados, las barreras, el control férreo, el gota a gota; al fin y al cabo el aquí mando yo y tu eres  lo que yo diga… agrede visual y psicológicamente.

Muy bueno el artículo de Pablo González Velasco, del que nos hacíamos eco horas atrás. Porque aborda algo fundamental… esos gobiernos de Lisboa y Madrid que no aprendieron nada del otro confinamiento anterior, del otro cierre de fronteras anterior, que no tienen rubor para hacer esto cuando habían protagonizado aquel acto solemne del «nunca mais» de Elvas/Badajoz… No aprendieron nada; no oyeron a Europa, no oyeron a la Comunidad Europea… que aconsejó una y mil veces tratar, en estos asuntos terrestres (otra cosa sería la vía aérea, o marítima) los asuntos pandémicos de otro modo : con cabeza y racionalidad. Europa habló a raíz de las malas experiencias del anterior cierre de fronteras, de atacar los problemas individualmente, uno a uno, no globalmente. Si -imaginemos- Vigo está mal pero el resto del Sur de la provincia pontevedresa está bien, ¿por qué han de cerrar toda la provincia…? : cierro Vigo y no perjudico al resto. 

Esto sería lo mismo : si ya Galicia cerró todo su perímetro autonómico, si en otras partes de España trabajan con esos cierres perimetrales, si Portugal mismo ha estado con las célebres «cercas sanitarias» (así le llaman allí a los cierres perimetrales) en lugares con índices elevados… utilícense esas estratregias, lugar a lugar, zona a zona, incluso región a región, prohíbase la movilidad inter-concelhos como en Portugal frecuentemente se hace… recúrrase a la filosofía que Europa sugirió, todo lo que sea menester, si menester fuere, pero… no se recurra al show del guardia con la metralleta, los pedruscos enormes atrancando el paso, las vallas por doquier, el documentación por favor, el control férreo de personas y coches… esa imagen hace un daño tremendo, es como clavar el puñal y a partir de ahí rasgar en dos…

Es probable que algunos que esto lean y vivan a muchos kilómetros de una raia (nosotros, en cuanto podemos, no le llamamos frontera) no entiendan en el fondo lo que decimos. Es lógico. El sentimiento raiano no se tiene porque sí, no se adquiere de la noche a la mañana, ni por haber ido de vacaciones a Portugal… el sentimiento raiano es algo profundo, que se adquiere solamente a lo largo de los años, del tiempo, de los hechos  vividos, de las sensaciones sentidas, de los acontecimientos protagonizados… Eso es así y los muchísimos miles y miles de personas que sentimos eso, sabemos bien lo que quiere decir lo aquí expuesto; lo que significa.

Cuando a los Gobiernos se les va el caballo de las manos, ya lo comentábamos ayer; cuando las hordas del Covid les ponen contra la pared, cuando les obligan a reconocer y casi decir en voz alta aquello del «no somos nada y… en traje de baño, menos»… la cabeza por lo general no se enfría, salvo en aquellos que capacidad tienen para ello. Basta un Cabrita de turno que llame por teléfono para decir hay que cerrar la frontera… para que al otro lado, la Arancha de servicio le diga, sin problemas, vamos a coordinar las camionetas de policía, las metralletas para la foto, las grandes piedras para atrancar y… vamos a ello, que nos va la marcha…

Foto sangrante, foto oprobiosa, foto que nos duele en el alma de quienes nos sentimos hermanos, ibéricos, de quienes tanto y durante tantos años llevamos compartido… ¡Cómo no voy a entender a un gallego de Pontevedra que me dice que en su vida tiene más repercusiòn lo que decida Costa en Lisboa para el Norte de Portugal, que los cierres perimetrales de áreas sanitarias, o las decisiones que se le antojen a la señora Ayuso -a 600 kms- implantadas en la Comunidad de Madrid…!.

Europa, ya en su día, muchos meses atrás, dijo aquello de todo menos cerrar las fronteras terrestres. Trabajen sanitariamente ciudad a ciudad, municipio a municipio, provincia a provincia… todo irá mejor así. No; aquí, en esa escalada desenfrenada propia de incapaces, se cierra todo, ciudades, municipios, comarcas, provincias, autonomías… pero ahora también, en cuanto el Cabrita de servicio alzó la voz, hasta las fronteras terrestres, justamente lo que Europa encarecidamente había indicado que no se volviese a hacer.

¿Pero saben ustedes por qué… el Cabrita de servicio, el premier Costa, el gobierno socialista en minoría de Lisboa se apuntó a eso del cierre de fronteras?. Pues porque en las consultas previas a la autorización del nuevo estado de emergencia portugués (aprobado el pasado jueves), un partidillo político -ahora- de tres al cuarto, como ahora ha devenido en ser el desacreditado CDS-PP, exigió a Costa y los suyos -a cambio de sus votos de respaldo en la Câmara- el cierre de fronteras. Y el PS gobernante en Portugal, tembloroso por si un día no tiene mayoría suficiente, o no le aprueban los estados de emergencia que cada 15 días tiene que proponer a la Asamblea de la República… tragó corriendito e incorporó su OK a un diploma gubernamental-presidencial con un párrafo indicando lo del cierre de fronteras que, en origen, no estaba previsto. Esa es la historia. Y no me la invento yo, la explicó en comparecencia pública triunfante el señor que ahora manda en el disminuido CDS-PP, el jovencillo popularmente conocido por «Chicâo». Así estamos a uno y otro lado de la frontera… Gobiernos en manos de terceros, de quienes van a lo suyo, descaradamente a lo suyo y, en realidad, poco piensan en los demás, en los verdaderos intereses generales.

Cuando un día se abra de nuevo la frontera, a mi que no se me acerque un político a decirme qué gran día hoy, qué hermoso día, recuperamos la libertad, la hermandad entre los dos pueblos, tantas sensaciones, etc. etc… lo que dijeron en aquel acto de Elvas/Badajoz. A mi que no se me acerque un político contándome esas historias porque… sinceramente, no respondo de mis actos, ante semejantes sepulcros blanqueados. 

Para combatir la pandemia hay armas de sobra. Y no es una de ellas precisamente un cierre de fronteras terrestres que no era necesario (con los otros cierres antes descritos y en vigor) y a ninguna parte conduce salvo a hacer la puñeta -más todavía- a los que indispensablemente tienen que cruzar la frontera todos los días… Los demás no necesitábamos que nos cerrasen la frontera para saber que no podíamos salir del término municipal en el que estamos… Ese a mayores llevado a cabo es la boutade de dos gobiernos totalmente superados por los acontecimientos. Y cuando esto sucede, los palos de ciego son lo que abundan. Gobiernos que en vez de estar con los administrados, así, acaban estando contra los administrados… de ahí la vigencia también aquí, de la famosa frase del inolvidable Pío Cabanillas que decía: ¡cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!.

Director y editor de www.riasbaixastribuna.com