galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL CAOS ORGANIZADO

La primera vez que oí hablar de Alemania como destino laboral tendría unos catorce años. Los cincuenta se estaban agotando y entrábamos en la “década prodigiosa” del franquismo, que decía la propaganda del Régimen.

La realidad, sin embargo, era bien distinta: aquí nos quedábamos solo unos cuantos privilegiados y los demás iniciaban la segunda etapa de la emigración: la que llevó a Europa a más de medio millón de jóvenes gallegos.

Se fueron a Alemania, Francia, Suiza e Inglaterra y eran lo más valioso que poseíamos. Nuestros jóvenes, ya por entonces, estaban sobradamente preparados. En Cudeiro solo quedamos cuatro: los de Souto de Rei, el badulaque del hijo del carnicero que estaba estudiando para delincuente; y yo, hijo de maestra y de alto directivo de Campsa, la compañía arrendataria del “monopolio” de petróleos; es decir, un “niño bien”.

Mi madre siempre me decía:

—- No te metas en política, hijo, que esos asuntos siempre acaban mal…

Pero yo andaba tonteando ya con el PC “en la clandestinidad”, por si había una nueva guerra con Alemania y teníamos que pactar con los rusos, a los que entonces llamaban “bolcheviques” con desprecio, pero que a mí me caían mejor.

Ya ves como son las cosas y las vueltas que da la vida. En aquella mi etapa juvenil aún no había nacido Putin.

Mis malos pensamientos me decían que los alemanes empezarían otra guerra en cuanto cayese el muro de Berlín. Y lo mejor sería aliarse con los rusos, que incluso me eran más simpáticos que los yanquis, a los que odiaba pese a lo que me gustaban las pelis de vaqueros.

Todos los días, cuando me metía en la cama, hacía estas reflexiones antes de hablar en sueños con Berta… Las mujeres, suponía yo, nunca irían a la guerra.

Pero pasaron los años y no hubo guerra. Luchamos todos contra Franco cuando Hitler ya había muerto. Cayó el muro de Berlín y llegó la Democracia de dos partidos y medio.

Al principio, nos lo creímos; parecía que vivíamos mejor, te digo. Nos hicimos amigos de los alemanes y yo volaba a menudo con Frank Schulz al que habíamos concedido el carné de vigués. La noche era para disfrutarla y no para esconderse como en la clandestinidad. Al Riomar Club de Samil habían llegado los desnudos integrales y por todas partes crecieron “discos” para que nos olvidáramos de los guateques con el pickup.

Todos teníamos trabajo y estábamos muy ilusionados con aquella autonomía. La política parecía crecer con aires de libertad, pero…

Pero aquello, mi gente, fue un espejismo, un caramelo que nos metieron en la boca. La realidad sería bien distinta. Primero con Asnar, luego con Mariano y ahora con este Pedro que nos echó a todos de su Iglesia.  Con estos… escuchamos por primera vez la palabra crisis, la puta crisis que decíamos todos… ¡Joder!

—- ¡Pues sí que nos la han dado!¡Siempre nos la dieron!

Ahora soy mucho mayor y sí, ahora sí, estamos otra vez en guerra. Y somos las víctimas propiciatorias de bombas que no te matan inmediatamente… porque explotan con finura:

Nos caen encima las oficinas de valoración, los bancos centrales, los empresarios que no tienen empresas, los políticos corruptos, las empresas que se cierran, los jueces también corruptos, los…

Nos han instituido eso que Maquiavelo llamaba “El caos organizado”.

Te bajan el sueldo. Te suben el petróleo y la luz. Acortan tu indemnización por despido. Te suben los impuestos. Tus hijos estudiados no consiguen trabajo. No te pones enfermo porque te mata una pandemia. No tienes un duro. Tu gente está triste… ¿Te das cuenta?

La historia se repite. Los jóvenes se van y por quedar, como esto siga así, no queda ni el “Manga”, porque los viejos a los que roba ya estaremos todos en el Espacio.

—- Entonces… ¿Qué nos queda?

Mi amigo Balbino, que no fue a una “manifa” en su vida, dice:

—- Temos que protestar, que isto non se pode tolerar. Temos que ir a Santiago a berrar con ises rapaces que berran polas rúas… E pedila “independensia” como fan os cataláns, que nós para nós temos… Cunhos grelos e un porquiño xa amañamos… Pero temos que pensar nos netos.

Por aquí estamos hartos de tanta guerra. De la que provocan los oligarcas dueños del mundo y de la que montó Putin y los hijos de Putin. ¡A ver quién arregla esto si es que tiene arreglo!