galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

EL FÚTBOL ES UN DESMADRE

             Dentro de una semana vuelve el circo deportivo a nuestros estadios. Pero el fútbol, indiscutiblemente el deporte rey en España,  está en crisis tras el dispendio presupuestario al que llegó en los años noventa, consecuencia de los altos ingresos de los clubes por la cesión de los derechos de las retransmisiones televisivas.

              Al comienzo de esa década, en el estado español, la televisión privada iniciaba su andadura y se encareció el mercado audiovisual una barbaridad, especialmente el de derechos por retransmisiones de partidos de fútbol. Para que os deis una idea,  en 1989 los derechos de un partido de Liga de Primera División, para Galicia, costaban algo más de cuatro millones de las antiguas pesetas. En 1995 esa cantidad se multiplicó por seis. Y a comienzos del año 2.000 costaban ya alrededor del cuarto de millón, pero de euros…

             Fue en esa etapa, cuando los clubes ejercieron de nuevos ricos y multiplicaron el gasto de sus plantillas, pagando traspasos multimillonarios y sueldos impensables a jugadores que llegaban desde todos los rincones del planeta, especialmente del cono sur.

 

             Los dos grandes clubes gallegos, el Deportivo de la Coruña y el Celta de Vigo, no fueron ninguna excepción en relación con el mercado estatal y aumentaron sus éxitos en base a gastar en jugadores mucho más de lo que realmente recaudaban en los conceptos convencionales; es decir, por cuotas de socios y venta de entradas, y otros argumentos empresariales de marketing directo.

             Sin embargo, en los dos últimos años, las televisiones decidieron  rebajar sustancialmente las cantidades a pagar por derechos de retransmisión, argumentando falta de rentabilidad. Esto supuso una merma presupuestaria importante a los equipos menos vendedores, es decir, aquellos que menos recaudaban en el pago por visión o que obtenían menos audiencia en la emisión abierta, pasando a repartirse la tarta televisiva los “grandes”. Mientras Madrid y Barcelona se llevan ahora la más sustanciosa tajada, concretamente el cincuenta por ciento de la cantidad global, los demás equipos de primera se reparten entre todos el mismo porcentaje, menos una parte que va a las arcas de los clubes de segunda.

              Los déficits presupuestarios son ahora enormes, sobre todo para aquellos equipos menos favorecidos por los resultados, que mantienen deudas con Hacienda de las que indignan incluso a sus propios seguidores.

              Muchos de los clubes profesionales españoles se han acogido a la Ley Concursal, es decir, entraron en el proceso judicial que antiguamente se conocía como quiebra. En Galicia, sin ir más lejos, el Celta de Vigo, de vuelta a la Primera División,  atraviesa por esa situación. Y aunque el Deportivo de A Coruña se mueve entre los equipos medios de la primera división española, su déficit no confesado alcanza los 100 millones de euros o lo que es lo mismo 1.600 millones de las antiguas pesetas.

            Pero… ¿Quién tiene la culpa de este descalabro? ¿Cómo es posible que clubs históricos se encuentren al borde del abismo económico?

            Unos culpan a la mala gestión de los directivos y a sus dispendios en la compra de estrellas. Otros a la falta de planificación de la cantera, que siempre aportó no solo jugadores para los equipos sino fuertes ingresos por traspasos. Y los más, a la mala compensación de las plantillas, porque lo que se compra se paga caro y lo que se vende resulta siempre más barato.

            Lo cierto es que mientras el Deportivo se mira en el espejo del Celta, por si acaso no hay repunte económico, el club vigués va a tardar en recuperar el esplendor de sus últimas temporadas en Primera, cuando incluso llegó a disputar la Liga europea de Campeones…

            Con eso vuelven a soñar esta temporada técnicos, jugadores y aficionados vigueses, pero el presupuesto apunta a lucha por la permanencia, mientras el vecino del norte, con mejor dirección, no quiere saber de pronósticos.

            ¿Los demás? Por lo de pronto han creado un cisma en la Liga de Fútbol Profesional vendiendo ellos directamente los derechos, al margen de la negociación colectiva. Los equipos gallegos están dentro de este grupo.

           Como quiera que la llamada “guerra de las televisiones”, entre Prisa –ahora Tele 5- y Mediapró –ahora Antena 3-,  continúa en los medios y en los juzgados, puede que entre los clubs del cisma y los demás suba el tono de la discusión iniciada hace unos días y surjan graves problemas para esta Liga que comienza en una semana.

           Yo creo que en este país, el parlamento debiera elaborar una ley del fútbol que impidiese la adulteración presupuestaria de la competición –actualmente es un fraude- fijando límites de máximos económicos. Además se debería impedir que los jugadores extranjeros paguen menos que los españoles a Hacienda. Y habría que obligar a los clubs, bajo amenaza de fuertes multas a sus dirigentes,  a tener sus cuentas y deudas al día, como cualquier empresa. 

           A mí me encanta el fútbol, pero en España es un desmadre…

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