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EUGEINO EIROA HERMO, EL CRONISTA

Eugenio Eiroa Hermo

Verás. Yo traté poco a Eugenio Eiroa Hermo y mucho a su hijo, el popular colega Eugenio Eiroa Franco. Dice el refrán que de “tal palo tal astilla”,  pero es difícil para un hijo superar a un padre como el “querido viejo Eiroa”, al que conocí como corresponsal de “Faro de Vigo” allá a principios de los setenta, aunque ese fue su menor mérito.

Al final, por lo poco que hablé con él aquel día que grabamos en Cangas “Desde Galicia para el Mundo” se sentía muy orgulloso de dos cosas: de sus trabajos de investigación como Cronista de la Villa y del excelente periodismo que hacía entonces, en Radio Vigo, su hijo, Eugenio Eiroa Franco.

Eugenio Eiroa Hermo falleció en el 2009, a los 90 años,  tras una penosa enfermedad…

Y yo lamento hoy otras dos cosas: no haber conversado más veces con él y no enterarme de que había fallecido en el momento oportuno,  para acompañar a su hijo en su dolor y a él con mis rezos, que alguno elevo a Dios en estos casos.

Así que, voy a rendirle homenaje aquí, en esta su Galicia Única,  de la mejor manera posible y que uno sabe.  Y consiste en reproducir un excelente trabajo periodístico sobre su mejor investigación… El origen y autoría de una de mis maravillas de la semana pasada, el Cruceiro do Hío.

El cruceiro de Hio fue esculpido por Ignacio Cerviño

El artículo comienza con dedicatoria…

…“A los entrañables vecinos de O Hío que rindieron homenaje a don Eugenio Eiroa Hermo por sus investigaciones en relación al Cruceiro y su autoría…”

Y escribe Luís Artime:

De vez en cuando pasan estas cosas. Un individuo escribe un libro. Copia de aquí y de allá, cita de paso a Castelao para obtener bendición urbi et orbi y… aquí paz y después gloria.

Viene ello al caso, de reciente publicación que dedica una de sus páginas a informar (?) del Cruceiro do Hío. Con todos los respetos, entendemos que no solo desinforma, sino que lo hace -además- con tal ligereza que incluso prescinde de indicar siquiera los años en que fue levantado el famoso cruceiro.

Item más : lejos de describir a fondo los grandes valores artísticos del cruceiro, se dedica más de la mitad de la página a glosar las excelencias de José Cerviño (Pepe da Pena), al que los autores de este libro-guía atribuyen la autoría de este monumento tan emblemático de O Morrazo.  Autoría que, como ha quedado más que demostrado -documentalmente- en diversas ocasiones, nunca sería del tal José Cerviño sino de Ignacio Cerviño Quinteiro.

Pero se observa que la ligereza con que algunos emplean sus dotes literarias les lleva a cometer errores de tan grueso calibre; lo que por otra parte, como humanos, es comprensible y disculpable. Pero no deja de ser un error, un craso error. Y como tal, debe ser subrayado, so pena de que silencios se entiendan -torpemente- como asentimientos. Y nunca más lejos de nuestra intención callar, cuando tanto -aunque por terceros- sabemos de la verdad reiteradamente demostrada.

Hay -tras tres décadas de intensa investigación y documentación recopilada por el historiador cangués Eugenio Eiroa Hermo (recientemente fallecido)- material de sobra para probar que la autoría del gran Cruceiro do Hío es de Ignacio Cerviño Quinteiro (y por contra, sobre José Cerviño ninguno más que la aseveración del porque sí… o el dijo Castelao, o dijo tal otro… pero sin pruebas de ningún tipo)

Quienes tuvieron en su poder el libro de fábrica de la Cofradía del Cristo de la Luz sostuvieron siempre que quien realizó el Cruceiro do Hío fue precisamente IGNACIO Cerviño. Nadie mejor que ellos podían decirlo. Y no eran personas cualquiera, sino de toda solvencia moral y cultural…

La célula personal que le fue expedida por el Ayuntamiento de Cangas a IGNACIO Cerviño Quinteiro, además de otros datos, deja constancia que su profesión era la de ESCULTOR -y no Cantero-. Después de residir en O Hío -en 1872-, de 1873 a 1877 residió en Cangas como vecino, realizando además buena parte de la imaginería de la gran Semana Santa canguesa, así como el famoso Cristo Muerto, del Descendimiento del Viernes Santo, al que imprimió el mismo ceremonial que el de su parroquia de Augasantas. Ya residiendo en Ponteareas, Ignacio Cerviño regresó a Cangas -«cruzando la ría en una dorna»- para tallar en 1880 la Santa Cena.

Por documentación oficial incontrovertible, localizada por Eugenio Eiroa Hermo -quien la publicó en diversas ocasiones-, procedente de los Registros Civiles de Bueu, Cangas y O Porriño, así como del Archivo del Concello de Cangas, y otras dependencias, se señala -entre varios aspectos- incluso de filiación, que Ignacio Cerviño Quinteiro, en el año del Cruceiro (1872), cuando O Hío aún pertenecía a Bueu, se hallaba residiendo en O Iglesiario de la parroquia de O Hío (se sabe incluso dónde tenía el taller, que era en la vieja casa de los Míguez, un poco más allá del actual «Bar Stop»).

Allí residía en unión de su esposa Josefa Linares Costa, natural de A Coruña, quien en abril de dicho año tuvo una niña llamada María del Carmen Remedios -que murió meses después, cuando al año siguiente Ignacio Cerviño ya estaba en Cangas, viviendo en la calle Laureles, en el actual casco antíguo-.

En Cangas Ignacio Cerviño realizó otra gran obra : el llamado panteón de Ranqueta, reflejo del que también se le atribuye en Cerdedo, de la familia Peleteiro. Curiosamente, un Peleteiro era por aquel entonces coadjutor en O Hío…

Como Eiroa Hermo inquirió a los presentes, tras presentar buen número de elocuentes pruebas y documentos, en un apasionante congreso sobre o Cruceiro, celebrado en la antígua escuela de O Hío años atrás…

Si en 1872, en el año del Cruceiro do Hío, está probado documentalmente que el «escultor» Ignacio Cerviño vivía en O Iglesiario do Hío, y que tenía en el lugar un taller… ¿Qué hacía allí?. ¿Se dedicaba a la pesca de la maragota en la playa de Pintens…?. ¿Hacía Turismo Rural en los caminos de Arneles? ¡Por favor! Con todos los respetos.. ¡Ya está bien de José Cerviño, ya está bien de Pepe da Pena…!

Los testimonios personales dando fe de que el Cruceiro do Hío fue obra de Ignacio Cerviño, no pueden ser pasados por alto. Tal es el caso, entre otros, de Camilo Maquieira Solla, destacado artista de cantería de O Xeve, que vivió y realizó importantes obras en Cangas y que trató personalmente a Ignacio Cerviño.

Igualmente: Manuel Miranda González, guardia municipal en Cangas, verdadero archivo histórico mental de Cangas, «siempre preciso en cuanto a fechas y personajes», como relató Eugenio Eiroa Hermo en uno de sus documentados trabajos sobre O Cruceiro do Hío.

Item más: el maestro de obras industrial Manuel Sotelo, cuyo padre trabajó para Ignacio Cerviño  -para hacer los complementos de la Santa Cena-. Y que «un día que vio a Ignacio pobre y ciego, le dio limosna de 5 pesetas, recordando que había trabajado con él…».

Los tres, en vida, dejaron constancia a Eugenio Eiroa Hermo de la verdadera autoría del Cruceiro do Hío -por Ignacio Cerviño Quinteiro-.

Podríamos seguir ahora con interminables apuntes sobre el caso que nos ocupa. Creíamos zanjada hace tiempo la discusión. Pero visto lo visto, y ante la ligereza de algunos, MORRAZO TRIBUNA se ve obligado a insistir -y lo hará desde esta edición a imprimir en proximidad del día de Galicia- : IGNACIO CERVIÑO QUINTEIRO es el verdadero autor del Cruceiro do Hío.

Y tendremos mucho placer en ir publicando, poco a poco, lo mucho y bueno que Eugenio Eiroa Hermo hizo durante muchos años de su vida, para dejar bien claro tal cosa.

Faltaría más. Si el viviese, a estas horas, a más de uno le habría llamado para recordarle de qué va esta fiesta

Con la autoridad moral de haber sido la persona que dedicó más años de su vida a estudiar el Cruceiro do Hío e investigar quien fue su verdadero autor.

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