RAMÓN VEREA GARCÍA* – El inventor de la calculadora
La calculadora es invento de un gallego. De Ramón Silvestre Verea García, nacido en 1833 en San Miguel de Curantes (A Estrada).
Ramón emigró a Cuba, donde trabajó como maestro y en donde se inició como inventor. Su innovadora máquina de calcular se presentó en la Exposición Mundial de Inventos, en Matanzas.
Posteriormente se fue a Nueva York, en donde patentó su máquina en 1878, sin embargo rechazó todos los intentos de comercializarla o de continuar trabajando en ese campo, que le podría haber reportado mucho dinero y reconocimiento, porque, según declaró al Herald Tribune:
— Sólo me movía el afán de contribuir con algo al avance de la ciencia y un poco de amor propio. Yo soy un periodista y no un científico y además lo que yo pretendía demostrar… ¡Ya está demostrado!
El invento aún se custodia en las dependencias de la sede central de IBM, en White Plains, Nueva York, y supuso una enorme contribución al futuro desarrollo de la computación.
Pascal y Leibniz habían realizado intentos de resolver el problema del cálculo mecánico y muchos otros científicos trabajaron sobre los mismos principios, pero hasta que Ramón Verea creó su máquina no se había conseguido ir más allá de sumar y restar con un sistema lento, cansado y tedioso. La calculadora de este gallego era capaz, además, de multiplicar y dividir, de hacerlo exacta e instantáneamente y de permitir hasta quince cifras en el resultado.
La valiosa pieza forma parte de la colección particular iniciada en 1930 por Thomas J. Watson, presidente fundador de la IBM, quien ya entonces intuía que aquel artilugio formaba parte de la prehistoria de la computación. La Calculating Machine nº 3 pesa 22 kilogramos, está hecha de hierro y acero amarillo y tiene un lugar reservado en la historia de la informática.
Ramón Verea falleció en Buenos Aires el 6 de febrero de 1899. El diario El Eco de Galicia, editado en esa ciudad, le dedicó un sentido artículo en el que se destacaba su honradez y su extrema pobreza:
«La Asistencia Pública recogió el cadáver y, practicada la autopsia, resulta que el fallecimiento es debido a una afección pulmonar. El sepelio tuvo lugar ante muy regular concurrencia».
Verea murió solo y fue enterrado en un panteón anónimo del cementerio del Oeste.
* (CON DOCUMENTACION DEL CENTRO GALLEGO DE HOLGUÍN, CUBA)