HERBA DE NAMORAR
He desempolvado un disco viejo, de vinilo. Parece surgido de la tierra mágica para tratar de confundirnos. Por un lado canta la realidad y por el otro pone música a la leyenda. Se fusionan en él un delicioso acento flamenco y la música inspirada en los misterios y la fantasía de las sombrías selvas, donde nace la hierba que enamora.
Un peregrino, a lo lejos, ve desde el balcón de los bosques sagrados, previos al reino del caballo en libertad, el lugar donde se concentran las viejas creencias: con fondo azul de mar, contempla el santuario casi blanco del Apóstol Andrés y las casas de piedra de Teixido. Sí, es ese lugar magnífico al que irás de muerto si no vas de vivo.
El peregrino está cerca del refugio de los druidas y de los magos discípulos de Merlín, que aquí llegaron atraídos por la irremediable belleza de esta extraordinaria conjunción natural.
Diana Navarro y Luar na Lubre se unieron para traducirnos la canción que entona el mar, justo en el horizonte donde el sol de la vida se esconde cada noche. Con ellos viajamos a los espacios de la duda inmensa…