JUNIO 2023
Esta mañana ha vuelto el sol de la vida a posarse sobre la City y piso de nuevo la hierba del parque central. El verde me enamora y la ausencia de gente por el espacio me traslada hasta los días en los que yo disfrutaba aún la primavera de la vida, en mi Ourense, donde tengo enterrados millones de recuerdos de juventud, rostros amigos y enseñanzas de la gente sabia, que alimentaron mi interés por la cultura y las artes.
Hoy registra mi memoria días, horas, minutos de enseñanzas paternas y maternas; de inolvidables tertulias al filo de la madrugada que ya son historia, en el viejo café desaparecido en combate urbanístico.
Mediodías o atardeceres al calor del Ribeiro del Tucho, envueltos en el arte de aquellos artistiñas, temperatura cordial, poesía viva en las paredes recompuestas y en la voz de los poetas.
Ilustrada partida de tute con el maestro Risco. Noches de cine con la imagen de Pepe Suarez. Viaje literario al exilio bonaerense con Blancoamor. Conversación prohibida con Julio Losada, también prohibido.
Prohibido prohibir, que ilustraron Vidal Souto, Carlos Vello, Alexandro… Nuevas generaciones, de artistas, de poetas… Ateneo, Liceo…
Por la rúa de la Paz aún pasea el espíritu de don Ramón… del Xocas… de Pepe Corbal… de Ferro Couselo… Del poeta Acuña…
Todo esto registra la memoria… Es la traducción de la cultura nacida en tertulia, en la Atenas de Galicia.
La verdad es que este recuerdo de hoy mismo se lo debo a un quintaesenciado pintor con el que compartí momentos de gracia en los que bebíamos, fumábamos y amábamos todo lo que nos era permitido. Decía hace poco…
—- En los “ratos libres” yo pintaba y tú escribías.
Carlos Vello siempre fue para mí un amigo inolvidable, una de las personas con las que más me reí en mi vida y del que aprendí la autenticidad del arte.
PASAPORTE GALEGO PARA OS VECIÑOS DE FONTEDOLIVA
Sin dudarlo, si yo fuera el presidente de la Xunta le daría de una vez el pasaporte gallego a los vecinos de Fontedoliva –así quieren que se llame su pueblo- porque se sienten identificados con el idioma, la cultura y las costumbres de este país, al que llevan pidiendo tres décadas que les acoja como ciudadanos de a nosa patria.
Su alcalde pedáneo, Fernando Cerezales, lo expresa así:
—- Estamos fartos que desde Valladolid non nos entendan, non son afíns á nosa maneira de pensar e de vivir.
Los cinco propietarios de las cinco casas que configuran la aldea de Fuente de Oliva, provincia de León y municipio de Balboa, quieren ser galegos y no castellano-leoneses. Dicen…
—- Somos galegos, pensamos en galego, falamos en galego e vivimos como os galegos.
Además, a un kilómetro en línea recta ven Cervantes, municipio de Lugo al que quieren pertenecer.
Si así lo quieren… ¿Quién se atreve a negarles la nacionalidad?
EL PEOR AÑO DE LA HISTORIA
Si hemos de tener en cuenta aquello que se dice…
—- Hubo tiempos mucho peores…
Entonces hagámosle caso a los historiadores que ya tienen elegido el peor año de la historia: fue el 536.
—- ¿Y por qué?
Según el prestigioso historiador Michael McCormick…
—- Ese año fue el peor de todos para estar vivos. Comenzó con una niebla inexplicable y densa que se extendió por todo el mundo. Y Europa, Medio Oriente y partes de Asia quedaron sumidos en la más completa oscuridad durante las 24 horas del día, durante un año y medio.
En un artículo publicado en la revista Science recientemente, McCormick desvela:
Durante este año 536 tuvo lugar el signo más temible. Porque el Sol daba su luz sin brillo, como la Luna, durante este año entero, y se parecía completamente al Sol eclipsado, porque sus rayos no eran claros tal como acostumbra y desde el momento en que eso sucedió, los hombres no estuvieron libres ni de la guerra ni de la peste ni de ninguna cosa que no llevara a la muerte.
Así lo describió Procopio de Cesarea (500-554 d.C.).
Las temperaturas en el verano de 536 cayeron 1,5°C a 2,5°C. Tanto frío hacía que incluso nevó en China. Fue el inicio de la década más fría en los últimos 2.300 años.
Los cultivos se perdieron en todos los países europeos, asiáticos y africanos y la hambruna se expandió fuertemente. Este período de frío y hambre llevó a un estancamiento económico muy fuerte y en el año 541, un brote de la peste bubónica, conocida como Plaga de Justiniano, provocó la muerte de casi la mitad del Imperio Bizantino.
Las catástrofes que se vivieron ese año fueron producto de una causa natural”.
Gracias a investigaciones dirigidas por McCormick y el glaciólogo Paul Mayewski, se pudo conocer que una erupción volcánica en Islandia a principios de 536 provocó la propagación de grandes cantidades de cenizas en el hemisferio norte, creando la niebla que llevó al mundo a la oscuridad. Esta erupción fue tan inmensa que alteró los patrones climáticos globales y los cultivos de los años siguientes. Otras dos erupciones masivas siguieron a esa, en 540 y 547.
ESCRIBO LO QUE ME DA LA GANA
Estaba pensando en la reconversión de los periodistas cuando nos jubilan. Somos así. Hacemos nuestro propio calendario y escribimos lo que el corazón nos dicta, guste o no guste, nos lean o pasen de uno. No gastamos reloj porque nuestro tiempo lo repartimos como nos da la gana. Todos los días seguimos nuestra rutina únicamente alterada por la enfermedad. A veces nos entretiene el vuelo de una mosca a la que le place la marcha triunfal de Aida, de lo contrario no se posaría en el bafle de sonido. También precisamos aire puro, pero nuestro deporte es caminar despacio, fijándonos en todo aquello que nos sale al paso. Hemos perdido el ansia, pero no las conversaciones. Estas pueden ser con la gente, con los animales cercanos, con las plantas o con uno mismo cuando te dices…
—- Te acuerdas de aquel día en que…
Esta noche se me coló en mis sueños Barreiro, cronista del puerto y del aeropuerto de Vigo en mis tiempos radiofónicos. A menudo tomábamos un café a media mañana en el Café Fraga y me anticipaba su crónica del día siguiente. Así me enteraba antes que sus lectores de qué trasatlánticos iban a amarrar en la estación marítima internacional próximamente.
Barreiro sabía latín y lo rimaba con la gente humilde de aquel puerto de entonces. Le avisaban cuando un suceso merecía la pena e incluso le contaban qué gente famosa venía a bordo de aquellos buques enormes, que ocupaban todo el muelle de trasatlánticos e introducían en la ciudad, durante unas horas, a miles de turistas.
El puerto era lo importante porque a Peinador solo llegaba un Focker al día, de turbohélice, medio vacío. Era el avión “de línea” y volaba a Vigo desde Madrid. Tardaba tres horas de Vigo a Barajas.
Mi colega fue un gran estudioso del puerto de Vigo y por el supe que Albert Einstein había hecho dos escalas aquí, en marzo y en mayo de 1925: por lo visto lo que más le asombró de la ciudad fue la luz y especialmente el ocaso. El sabio autor de la Teoría de la Relatividad contempló cómo se escondía el sol tras las Cíes desde la cubierta del “Begoña” y lo anotó en su diario…
—- Riqueza de colores y puesta de sol en Vigo. Incomparable.
Entonces y aún ahora me digo a mí mismo que Einstein y yo tenemos algo en común: a los dos nos asombró el luscofusco… (Palabra que mejor define ese momento en el que el astro rey de nuestra galaxia se hunde en el mar con relativa lentitud, junto a las islas de nuestros mitos).
Hasta la playa nudista de Barra, a donde acuden mis amigas Mela y Marina en busca de vitamina D desde hace 60 años, llegaron la pasada campaña electoral los ecos del “Viva España” cantado por Manolo Escobar. Por eso me llamaron…
—- ¡Oye, el “Viva España” no lo rompiste y aún lo tenemos que aguantar!
En aquella época de Radio Popular -cuando aún estaba instalada en los bajos de la Residencia Sacerdotal de la calle García Barbón- acostumbraba a romper ante el micrófono aquellos discos que merecían el calificativo de horterada y los de Manolo Escobar figuraban en cabeza del hit de la mala música. Esa patriótica y rancia canción, que aún no se había publicado en aquella etapa de mi rebeldía, la han convertido en su himno los de Vox. En Galicia no sumaron, pero armaron ruido. Salvo en Avión que es municipio rico, se fueron del país con su música a otra parte.
Conste que los que definían los discos horteras eran los oyentes y aquella era otra guerra que no tenía nada que ver con este facherío… por fortuna residual entre nosotros.
PORTA DO ALÉN
Fue mi amigo Xosé Luís Méndez Ferrín quien despertó mi curiosidad sobre la Porta do Alén o Puerta del más Allá, lo más espectacular de un entorno al que se conoce como Montaña Mágica por la multitud de elementos pétreos que conforman uno de los mayores santuarios del megalitismo europeo.
Se te aparece entre Covelo, Cerdedo y Cotobade como la gran muestra de la Galicia geórgica, concretamente en el Monte do Seixo. A simple vista parece un universo megalítico por donde vagan los mitos y las creencias de todos los pueblos que habitaron este país a lo largo de nuestra historia, pero esconde el gran secreto nunca encontrado por quienes creen ver a través de una bola de cristal las formas espectrales del Otro Mundo.
Para llegar al lugar, siniestro pero hermoso, yo seguí hace ya tiempo una ruta desde Cerdedo, en la que te salen al paso el río Almofrey, molinos, cruceiros, capillas y hasta el cruel Foxo do Lobo, la trampa mortal para el hermano del hombre que habita la media montaña.
Ya a lo lejos esa gran fisura que parece tallada, si conoces las tradiciones, te produce escalofríos. Sorprende que la Naturaleza, bella pero caprichosa, resulte ser la barrera que separa el mundo de los vivos del de los muertos. Pocos se atreven a asomarse siquiera al otro lado, ya no te digo a traspasarla. Yo no lo hice aquella primera vez.
La muerte, los espíritus, las almas en pena ocupan un lugar de privilegio en la fantasía de la Tierra Única. La muerte es temida pero justa para la mentalidad popular, ya que no distingue a ricos de pobres. La representa un esqueleto con una guadaña y siempre avisa de su llegada.
En cierta ocasión me contó Laudelino, sabio anciano de O Rosal, al calor del fuego de la lareira de mi casa de Tabagón, que en el monasterio de Oia se encontraron muy antiguas crónicas que hablaban del Mar de los Muertos, buscado y nunca hallado por nuestras meigas.
Por lo visto, la ruta la marcaban por el día el sol en su camino hacia el Fin de la Tierra y por las noches las estrellas de la Vía Láctea. Los caminos de esta ruta estaban sembrados de megalitos y en todo el trayecto, se expresaba el profundo conocimiento de los sabios maestros sobre las tradiciones, mágicas y secretas, que practicaban misteriosas cofradías.
Algunos escritos, tan antiguos que se ignora su procedencia, hablan incluso de una ciudad sumergida. Dicen que, antes de su desaparición bajo las aguas, fue el crisol de la cultura de los pueblos galaicos, creadora del megalitismo y del lenguaje de los petroglifos… En aquella ciudad se mezclaba el canto rumoroso de los pinos, con el de las sirenas y la voz de los druidas, en realidad, profetas de aquella época en la que Venus presidía todos los cabos de Galicia.
Esta es la versión más antigua que conozco de la búsqueda, en el lejano occidente, del nunca revelado secreto de un dios y el “mar de los muertos” jamás hallado.
La historia moderna, sin embargo, despierta a las almas peregrinas que llegan al mismo fin del mundo para escuchar la canción del mar; del mismo mar en el que esperan ver reflejado el camino olvidado que conduce hacia su cielo.
Es que… tras el horizonte, aún está el Infinito…
LOS COREANOS NOS ROBARAN EL ESCABECHE
Me acuerdo de una noticia de los ochenta que me trae a la memoria los tiempos en que hacíamos “Mediodía en Punta” en Radio Vigo, con gente tan cualificada como Eugenio Eiroa, hoy editor de www.riasbaixastribuna.com, la revista de información diaria del Eje Atlántico, imprescindible para estar bien informado de todo cuanto acontece entre A Coruña y Porto.
La noticia a la que me refiero es que, por aquel entonces, Corea del Norte quiso robar el escabeche gallego.
No sé quién había traído la historia a la redacción, pero si me acuerdo de que a mí me sonó a falsa porque era una época en la que los cuentos de espías proliferaban en el Vigo industrial, sobre todo “porque habían venido muchos chinos, japoneses y coreanos” a la World Fishing Exhibition. Así que, tras hablar con gente del mejillón y de la conserva, no dimos tal noticia.
Me equivoqué porque días después se supo que un representante alemán de conservas se había hecho con la receta del escabeche y se la vendió a los coreanos del norte, aunque estos nunca fueron capaces de conseguir un escabeche como el nuestro porque les faltaba el aceite de oliva virgen y su vinagre era muy malo.
En aquella época todo el mundo hablaba de lo bien que falsificaban productos de marca los asiáticos, especialmente los chinos.
SOBRE EL FERROCARRIL PENDIENTE
Lo siguiente también lo podría haber escrito yo esta mañana o mi amigo Eugenio Eiroa que mucho sabe del asunto. Pero lo escribió Alfonso Daniel R. Castelao…
—- ¿O noso Castelao?
—- El mismo.
Es una intervención suya en el Cortes Republicanas allá por 1932:
“Hablemos del ferrocarril gallego.
Si se advierte que España es una avanzada de Europa en el Atlántico y si los puertos gallegos tienen una situación de privilegio para ser el nexo de unión entre América y Europa, resulta imperdonable no haberlos dotado de comunicaciones rápidas y de todos los elementos que necesitan para cumplir su misión.
Y si se advierte que Galicia está unida al resto de España y de Europa por una línea tortuosa, absurda e irracional, entonces el asombro tiene que convertirse en indignación.
Aquel túnel ideado por el gran novelista Kellerman, que había de unir América con Europa terminaba en Galicia; pero la fogosa imaginación de este escritor no llegó a concebir, no pudo vislumbrar, semejante desidia del Estado español.
Para el Estado debe resultar vergonzosa la situación ferroviaria de Galicia, que sólo cuenta con un kilómetro de ferrocarril por cada tres mil y pico habitantes.” (CASTELAO)
Si a cualquier medio se le ocurriese publicar lo mismo a día de hoy diríamos cuánta razón tiene el cronista. Porque 91 años después la queja sigue vigente: existe el aislamiento ferroviario de nuestros pueblos y villas porque el tren de velocidad alta no para en aquellas estaciones de antes y así no se soluciona el problema del transporte público entre los pueblos y villas con las ciudades de Galicia.
LOS DEBATES DEL PARQUE CENTRAL
Estas nubes veraniegas nos han pintado el cielo rojo, de repente. Si no fuera por este bochorno que nos mantiene alta la temperatura ambiente diría que el sol se fue a Nueva Zelanda. Es que, ya me entiendes, igual nos lo robaron ahora que dicen que no dicen y que tampoco dirán porque no quieren decir.
—- ¡Foi un complot!
—- ¿O qué?
—- O do noso rey…
—- ¿Cómo?
—- Sí, unha montaxe.
—- Pero… ¿Qué dís, ó?
—- Sí, ela larjou y él jrabou, pero hai outra xente mais poderosa detrás dos dous.
—- ¿A sombra do poder?
—- Equelequé.
—- Entón os cartos… a fortuna… a firma dil… Todo iso…
—- ¡Inventáronno! ¡Digocho eu que o sei ben!
—- ¿E quenes o inventaron?
—- A sombra que dís ti…
—- Non, eu non digo nada que logo todo se sabe.
—- Mira Pepe, eu son monárquico de toda a vida.
—- Xa.
—- E diogoche que o inventaron e xa está, non me preguntes mais.
—- Pois mira, Bernardino, eu son republicán de toda a vida, así que non me digas nada.
Los dos ochenteros estaban en el banco de al lado debatiendo, cada uno a su manera, de estas cosas que ya son pasado. Me dijeron que estas controversias les entretienen y por eso se inventan discusiones.
Pepe es de Vox y Bernardino del PP. Sus verdades o mentiras salen de esas teles que sustituyeron al NODO o de los medios de la derecha y la ultraderecha. Esos que, cuando no están en campaña, como ahora, se dedican a ensalzar algunas batallas de la Transición para hacer creer al personal que el amante de Corinna Larsen fue y es un gran tipo cuyas virtudes tapan los escasos defectos que tiene.
Habrás de tener cuidado porque esa gente es muy partidaria de la vuelta al pasado…