LA CATADURA MORAL DE LOS NÚMEROS

Por Xosé Antonio Perozo
Pitágoras creía en el valor y el poder de las matemáticas para entender e interpretar la realidad del universo y la sociedad humana por añadidura. No voy a declararme pitagórico, en el sentido que lo fueron los miembros de su secta, pero ciertamente la atracción de la fuerza de los números casi siempre me ha ayudado a entender la realidad que nos rodea. Además de instructivo suele ser divertido atribuir un suceso a la influencia de un número. Por ejemplo, la presencia del 8 en los crímenes de Puerto Hurraco me llevó a escribir mi novela ‘La furia del carnero’ y acerté en las averiguaciones. Pero hoy no voy a hablar de mi libro sino de la utilización de los números que rodean las muertes de la Dana en Valencia y en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid durante la pandemia del covid-19, aunque no sepamos si el sabio griego habló de la catadura moral de los números, como los manipulados por Isabel Díaz Ayuso y Carlos Mazón. En ambos casos el número de personas fallecidas exige una reflexión acompañada de las teorías de Pitágoras.
La presidenta madrileña y su novio están cercados por los números. Las 7.291 personas ancianas desatendidas en las residencias de su gestión claman pidiendo memoria. La respuesta de Isabel ha consistido en tergiversar la cifra, ha redondeado a 4.100 las víctimas del protocolo de la vergüenza. Deja fuera de su responsabilidad a 3.191 fallecidos. Aunque la justicia declare su inocencia y se acepte esa regla del juego, la inmoralidad y la actuación exculpatoria no se salvan. Las tres cifras señaladas son inmorales y merecen gravitar eternamente sobre las conciencias de los políticos responsables. En paralelo Alberto González Amador, compañero sentimental y de vivienda de la presidenta, confesó haber defraudado al fisco 350.000 euros y por ello estar dispuesto a pagar 491.000 y aceptar 8 meses de cárcel para no entrar en prisión. Ahora se le suma el pago de 500.000 euros por una empresa sin valor a la esposa de su principal cliente, a la vez proveedor de la Comunidad de Madrid. Estos números están siendo analizados por la Justicia, serán o no constitutivos de delitos, aunque moralmente transmitan un insoportable olor a podrido. Tanto como los 955.000 euros que en 2023 alguien, mediante un entramado empresarial, regaló a la pareja para comprar el ático donde habitan sin figurar públicamente como propietarios. Las matemáticas están en el juego.
Un poco más allá Mazón lleva sobre su conciencia el pecado por la muerte de 228 ciudadanos como consecuencia de su incompetencia y desidia. Un número inmoral empujado por él y los suyos hacia el olvido. Lo relegan al hipotético milagro de la reconstrucción. Del mismo modo que Ayuso cifró su triunfo sobre la pandemia con la construcción de un hospital innecesario. De este modo los dos políticos convierten las obras en amores contra las buenas razones de la vida y la supervivencia. Una vez más estamos ante el liberalismo especulativo y contra el rigor humano. Semejante numerología pitagórica no representa ni al dolor ni al llanto ni a la angustia ni a la ruina de la ciudadanía. Y yo me pregunto: ¿qué piensan los seguidores del humanismo cristiano que habitualmente les votan? ¿Hasta cuándo se permitirá al populismo mentiroso mantenerse en los diversos escaños del poder?
Nadie responderá a estas interrogantes frente a la aceptación de la inmoralidad tradicional del número de víctimas que todos los días nos llegan desde Gaza o Ucrania o África o del hundimiento de las pateras. A su lado lo de Isabel y Carlos es peccata minuta. Tiran p’alante.
Xosé Antonio Perozo