LA LUNA SE LLAMA LOLA
Por J. J. García Pena
Reflexiono:
¿Cuándo comprenderemos que la violencia de género -y otras violencias también- se la debemos en gran parte a la nefasta influencia religiosa y a nuestra total falta de Educación? (No confundir ésta con Enseñanza. También Franco y Mussolini “Enseñaban”, pero no Educaban).
Seguimos siendo muy primitivos a la hora de entender que hombres y mujeres somos y seguiremos siendo diferentes, por más que nos empeñemos en clamar por igualdad de sexos. Salta a la vista: nos falta Educación, aun cuando nos estuviese sobrando Enseñanza.
Si ya estuviésemos Educados sabríamos que no debemos perder tiempo en pedir Igualdad sino en reclamar Justicia.
Te pongo un solo ejemplo: ¿para qué quiere el hombre apósitos menstruales? Sin embargo, sería de Justicia que toda mujer en edad de menstruar recibiera, del Estado y gratuitamente, esos elementos. Eso sí sería Justo. Sin embargo, que el hombre recibiese el mismo trato sería, además de inútil,absurdamente Igualitario.
No siempre Igualdad equivale a Justicia, del mismo modo que no siempre lo “Normal” es sinónimo de “Bueno”.
Aceptamos como “Normal” que la gente se accidente, enferme, envejezca y muera, o que la mujer alumbre con dolor, o que aún perduren las guerras. Pero me resisto a creer que todo ello sea “Bueno”
(Vaya de paso: a todas luces somos burros incoherentes: Guerras “Santas”…)
La esclavitud, (hasta no hace mucho tiempo) fue considerada y bendecida por la iglesia y aceptada por el resto de la sociedad “civilizada” como “Normal”, pero estoy convencido de que al pobre esclavizado no le parecía algo “Bueno” su lamentable condición, a pesar de estar santamente “Normalizada”.
La religión –toda religión-no ha hecho más que denigrar a la mujer, subordinándola a un rol de compañera meramente complaciente y servicial. La bobería popular, basada en el precepto religioso de atar en corto a “la costilla de Adán”, se ha encargado, desde siempre, de divertir (distraer) a toda la sociedad (pero solo a costillas de la sufrida Eva) con idioteces cuyo maligno influjo llega hasta nuestros días.
Pudo ser (y fue) Manolo Escobar uno– pero no el único- de esos “artistas” que ganaron dinero basureando a la mujer (Tanguillos de la defensa es un excelente ejemplo) pero esa odiosa discriminación es mundial y, como tal, repartió su estúpida y maliciosa ponzoña por todo el orbe.
Mucho ha de pasar para que se barra del todo el mal ejemplo de siglos que en contra de la condición femenina hemos recibido.
Pero, por lo menos, la escoba redentora ya tiene nombre y apellido: Educación Universal.
Va este repudiable engendro musical (La Luna se llama Lola) como ejemplo de lo que no debiera existir (pero sí conservarse para futuros e inevitables estudios psicosociales) más que en los MUMADIGRA (Museos de la Maldad Disfrazada de Gracia)