galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

LUÍS EMILIO BATALLÁN, MÚSICA CON ALMA

Aquella tarde en Pontevedra, sentados en la terraza del Carabela, Luís Emilio Batallán me dijo que estaba cansado de la música. Que de hacer otro disco nada de nada. Lo que le gustaban en aquel momento eran… el fútbol como afición y la medicina como profesión. Lo de la música “era solo un apaño para matar las horas de los largos inviernos del rural” y que no iba a perder más horas componiendo…

Te aconsejo, a ti que eres muy joven, que retrocedas en el tiempo y busques un vinilo de “Ahí ven o Maio”, su primer disco y uno de los de mayor calidad de la música en gallego. Escúchalo con calma al mismo tiempo que cierras los ojos. Verás como de la oscuridad surge el alma verde de la Tierra. Es uno de los pocos discos que encierra a la Galleguidad en su negra circunferencia de surcos.

Andaba yo a vueltas entonces con Xeira para responder a la necesidad de editar música de aquí… en Madrid. No quedaba otro remedio. Pero, si en esta Tierra Única aún no había finalizado la Concentración Parcelaria… ¿Cómo ibas a encontrar un buen estudio de grabación?

Batallán me dio calabazas porque decían las malas lenguas que andaba afanado en la compra de partidos para su Pontevedra C. de F. del que era presidente. Yo no me lo creía, porque un tipo capaz de “robarle” un poema a Cunqueiro no se mete en esos berenjenales deportivos.

Lo cierto es que mi buen amigo Jaime Cros, el mejor redactor de deportes de la época, me había contado una historia muy diferente…

—- Batallán heredó una fortuna de sus tías de Lalín y todo ese legado, que al parecer es muy abundante, lo dilapidó en el Pontevedra C. de F.   Cuando dejó la presidencia del Pontevedra se centró en el ambulatorio de Moraña y trató otra vez de tú a los carneros, esos que el día de la fiesta ponen al espeto.

Y volvió a componer…

Ya estaba yo en Radio Nacional de España y entró por la puerta con un disco en castellano que a mí me gustaba mucho porque parecía un “remedio” contra el infarto. Lo tituló “Eres un fármaco”, aunque en realidad se trataba de una canción de amor…

Luego grabamos varias veces “Desde Galicia para el Mundo”, en estudio y en el medio natural. También para el Xacobeo. Nos hicimos, creo, amigos. Yo lo aprecio como músico y como persona; y me alegró mucho comprobar cómo Bibiano Morón tomaba cartas en aquellos sus nuevos asuntos. Verás…

Batallán hacía tiempo que se había ido a Cubita la Guapa en busca de aventuras creativas. Se alió con Pablo Milanés e hicieron un gran disco. Y ya está aquí… Cantaron juntos en los escenarios de una Galicia en crisis en la que había gente de la cultura que seguía luchando por mantener viva la música. Es de agradecer.

El disco de Luis Emilio lo escuché por partes, según iba saliendo del estudio…

Porque las bases se grabaron en La Habana, sí, con Pablo de productor junto a Dagoberto González Jr. La voz la metió Batallán en unos estudios madrileños. Los coros se añadieron en Suiza. Los instrumentos de cuerda en Los Ángeles. Y las mezclas, el acabado final, en Londres.

Se llamaba “Había que chegar”. Me quedo con un tema que me pongo a menudo para acordarme de Luís Emilio, se llama “Hai unha illa” y es una pieza muy hermosa de ese trabajo.   

Yo esta vez solo quiero recordar dos cosas que viví con él y que recuerdo como trabajos de esos tan divertidos que deberíamos haber pagado por hacerlos…  Cuando grabamos en Manzaneda el “Ballet da Nena” él mismo Luís Emilio quiso hacer un descenso, esquiando, por la pista principal en un día en el que la niebla iba y venía cuando le daba la gana y yo solo contaba con un cámara que sabía esquiar, Ramiro Villaverde. El final de su descenso fue una caída digna de un programa de esos chinos en los que todo el mundo se cae.

Pero cuando más la gocé fue en Cíes, grabando “A Fiandeiriña”, representada por una rubia vikinga de Zás, miembro de la Asociación de Amigas do Liño. Batallán ocupaba la minúscula roca final antes del horizonte marinero, contra la que batían las olas… Cuando aquella fiandeira “estaba metida a fiar a tope” la ola bautizó a Batallán como músico de la Galleguidad y quedaron fusionados para siempre el poema de mi estimado Uxío Novoneyra y el Mar de Vigo.

Por cierto, en Vigo fue donde Luís Emilio Batallán conoció a Cunqueiro tras haberle “robado su mejor poema” para aquel “Ahí ven o Maio”. Se trata de “No niño do vento”, que en música se dice “Quen poidera namorala”. Sobre el asunto le contó a mi compañera Elena Ocampo, periodista del “Faro”:

—– Cunqueiro solo se enfadó porque había grabado su poema sin permiso…

Sin embargo, puede dormir tranquilo Luis Emilio Batallán; Cunqueiro me dijo a mí en la radio que “dós rapaces novos que cantan o que mais me gusta e Batallán i estou moi ledo porque grabou un poema meu nese fermoso disco que fixo…”

Luís Emilio Batallán es uno de los pocos intérpretes que pasará a la historia de la música gallega. Aunque me preocupa no saber de él desde hace algún tiempo.