galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

MISS VENEZUELA

         Aquella noche Carmen Victoria Pérez dedicaba un programa a Galicia en Venevisión, al que estábamos invitados, además del presidente de la Xunta, Fernando González Laxe, gente de la Hermandad Gallega de Venezuela, agrupaciones folk de Caracas y este periodista, que entonces dirigía la TVG.

         Mi inolvidable amigo Rodolfo Rodríguez, vicepresidente del canal, un cubano-porriñés único, nos acompañó por los platós y dependencias de la televisión líder venezolana, pero no tuvimos más remedio que quedarnos largo rato en el que llamaban Estudio 1: se realizaba un casting para Miss Venezuela.

         Yo jamás vi tanta belleza reunida en un mismo lugar y por la seriedad con la que se desarrollaba el ceremonial de la elección de candidatas, capté la importancia que para todo el país tenía y tiene este espectáculo.

          Nada que ver, por supuesto, con la elección de “misses” en España, que resulta siempre una chafallada y a veces un chanchullo, como todos recordáis ocurrió hace algún tiempo en Alicante. Eso, además de producirse algún caso de acoso sexual, nunca demostrado pero siempre denunciado por alguna de las participantes.

           No, en Venezuela la cosa va en serio desde un principio y quienes se presentan tienen la garantía del juego limpio y de ser preparadas para participar en una de las más espectaculares galas de la televisión de la República.

           Diría Rodolfo:

           — Lo bello no tiene porque resultar hortera en pantalla.

           Y a mi mente vienen hoy algunas elecciones de Miss Galicia a las que tuve que asistir bien como presentador –antes de mis veinte- o bien como informador… En ambos casos pasé cierta vergüenza ajena por lo deprimente que resultaba el acto, que dicho sea de paso, en mis tiempos,  nunca retransmitió la TVG, a pesar del ofrecimiento de algún productor.

          Pero, insisto, no. En Venezuela la gala de las misses, que se celebró este jueves pasado seguro que con el más alto share televisivo, es otra historia en donde la buena música, la escenografía y los artistas invitados son solo un complemento de la belleza.

          Las chicas –por encima de los presentadores y de los estelares músicos que participan en el evento- son las verdaderas protagonistas. Y saben que de allí saldrán algunos de los futuros rostros populares de la pequeña pantalla. Porque una buena parte de ellas terminan siendo actrices o presentadoras, caso de la propia Carmen Victoria Pérez, mi querida Flaca, que llegó a ser Miss Universo.

          En el momento en el que escribo este comentario, a golpe de jueves noche,  tuve oportunidad de ver solo parte del ensayo que se llevó a cabo en el Hotel Tamanaco, en su grandioso salón para espectáculos. Por eso me acordé de aquel día de 1988 en el que un joven presidente de la Xunta y un maduro periodista quedamos asombrados con tal reunión de bellezas.

          Y para romper esos tópicos que por aquí se dicen te diré que aquella Miss Universo que yo conocí, mi amiga la presentadora Carmen Victoria Pérez, esa Flaca a la que nunca olvidaré, es una de las mujeres más inteligentes de cuantas conozco.

          Rodolfo diría:

         — El hecho de ser guapa no quiere decir que sea tonta.

         El presidente de la organización de Miss Venezuela es un hombre de la tele, Osmel Sousa. Y tiene muy claro que este es un homenaje a las 24 aspirantes a la corona.

         Para mí, visto lo que he visto, todas son las reinas de la belleza… A estas alturas, la gala ya es pasado pero bien se vio como sigue convocando a más gente que  una Supercopa Madrid-Barsa.

        Termino con una anécdota para que no os creáis todo lo que cuentan los periódicos aunque sean tan prestigiosos como “El País”

        A la vuelta de aquel viaje a  Venezuela TVG emitió aquel programa presentado por Carmen Victoria Pérez salvo la entrevista que me hizo a mí, porque no tenía lógica hablar de TVG en la propia TVG.

        Unos días después “El País” publicaba un suelto en la contraportada en la que afirmaba que me había autocensurado “porque miraba mucho a las piernas de la presentadora”… ¡Ya hace falta ser cretinos!   

.