galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

O PORCO, EL PROTAGONISTA DE NUESTROS OTOÑOS

Tarde de “raioliñas” en Carreira. Voy de casa en casa guiado por un radiante arco iris que extiende sus poderes desde la de José hasta el agro, donde pastaban las ovejas de Manuel. Me saluda un cocho…

—- Oink, oink… oinkoinkoink. ¡Ooooink!

Creo que está asustado porque ya te conté que aquí aún se lleva “la matanza” y estos animales presienten la fecha de su ejecución…

—- ¡Oiiiiinnnnk!

Su grito es desgarrador y a mí me recuerda mis días de infancia en Cudeiro, cuando le decía a mi madre que no quería que matasen al cerdito…

—- ¿Pero no te gustan tanto los chorizos que hago yo?

—- Sí, mamá.

—- ¿Y el jamón?

—- Claro, mamá.

—- Y el caldito que hace la abuela…

—- Que sí, que sí…

—- ¡Pues para que tú comas todo eso hay que matar al cochiño!

Yo escapaba del acto en sí de la matanza, pero volvía cuando la casa entera desprendía ese olor característico a “cosa rica” y hasta era capaz de comer las filloas que preparaba mi abuela sin saber que estaban hechas con la sangre del cerdo.

Ese día, el de la matanza, venía siempre a comer don Felisindo Grande Seara, el cura que me bautizó a mí, casó a mi hermana Betty y enterró a casi toda mi familia. Éramos unos veinte a la mesa. Aquel cura era también escritor y todos los años destacaba el éxito editorial que había supuesto “Don Proletario y Baldomino”, una novela de inspiración franquista. En ese momento, presa de solemne aburrimiento, pedía educadamente permiso para levantarme de la mesa.

Un año fui a la cuadra del cerdo después de comer y pasé tremendo miedo porque oí una voz, en perfecto galego…

—- ¿Non tes vergoña de vir aquí despois de comerme?

Salí de allí como una bala, sin darme cuenta de que había escuchado la voz de Amancio, ya bien comido y sobre todo bebido.

Al margen de los recuerdos esta tarde me he dado cuenta de que el “Porco Galego” es el gran protagonista de nuestros otoños e inviernos…

—- ¡Que sería de nosotros si no hubiera sido por el cocho!

Nos ha matado el hambre y nos proporciona aún manjares exquisitos que yo no perdono en los días de frío… porque además cuento con la sabiduría culinaria de Gloria, mi mujer.  Verás, en Galicia no puedes pasar un invierno sin tomar todos los días o caldo o sopa de cocido hecha a base de todo lo rico que el cerdo nos da.  Ese cocido es indispensable cada fin de semana, sábado o domingo, para que la sobremesa larga te permita digerir todas esas viandas que tan bien me saben pero que tanto engordan. A media semana, después de la sopita o el caldo, nada mejor que un par de huevos con patatas fritas doraditas y un gran chorizo de esos de confianza, como los que hacía mi madre. Aún hay más. Los días festivos y los especiales, qué me dices de un buen lacón con grelos. Y si me apuras, te doy aún un churrasquito de costillas que saben de vicio. Podría seguir y seguir hablándote de viandas en las que la carne de cerdo es protagonista.

—- ¡Ay la cachuchiña! ¡Mira que está sabrosa en carnavales!

—- ¡Las orelliñas del Bar Orellas!

—- Y esas “febras de touciño” untadas en pan para la merienda…

—- ¡Bueno! ¿Y la zorza?

—- ¿Y unos “rixós” o chicharrones en bocata?

Lo que te decía. El cerdo es el protagonista de nuestros inviernos. Lo fue ayer y lo será mañana, que no hay animal capaz de ofrecernos tantos manjares únicos. Faustino Dubra, un vecino de Ancéis, es conocido en toda Galicia por sus “cochos de record Guinness”.

—- Son coma touros. Algúns pasan dos 400 kilos…

—- ¿E que lles da?

—- Moito mimo e unha boa alimentación. Andan soltos pola finca e comen todo o que atopan: mazás, uvas, castañas… e nos comedeiros botamoslles un complemento a base de trigo, millo e auga.

—- Supoño que é o que fai todo o mundo…

—- Boeno, pola noite deixámolles a luz prendida para que poidan entrar e sair o seu aire da corte… E polo día poñemoslle a radio para que se enteren das noticias.

Cuando yo era director de la Radio Galega, Luís Rial, mi ilustre colega, fue capaz de sorprenderme un día con lo más ocurrente que se le puede ocurrir al más ágil de los periodistas de todo el mundo mundial… ¡Entrevistó al cocho más grande y lustroso que encontró en la Semana Verde de Galicia!

—- Y no solo lo entrevisté, sino que además hice de intérprete…

El cerdo decía…

—- Oink, oiink,onk,onk,oiiinkkkk.

Y Rial traducía…

—- Atópome moi a gusto nestas instalacións da Semana Verde de Galicia, en Silleda. Vexo que é a gran cita do agro europeo…

Aquel cerdo fue aún más famoso que los de Faustino e incluso que el “porco celta”, que es “el pata negra” de los cochos gallegos. Un día de estos que vaya a Fonsagrada a ver si le hacemos una entrevista y nos cuenta como se consiguió tan especial raza, cuya característica principal son las orejas largas.