POBREZA

Por Marola Seijo

De esto hace muchos años. Tantos que vivía en el Palacio del Pardo un general que decían que mandaba en todo. Si le seguías, a ciegas, como ordenaba una Iglesia que le paseaba bajo palio en sus procesiones religiosas, todo iba bien para ti y para los tuyos. Si le criticabas… cambiaba no solo tu vida, sino todo tu entorno. Incluso podías permanecer en una oscura habitación, con solo una ventana enrejada, años y años.

—- ¿Por qué tengo la sensación de que hay gente muy poderosa que añora aquellos tiempos del cuplé?

¿Será por lo que observo a mí alrededor en los asuntos económicos? ¿Será porque mis conocidos ricos comienzan a ser riquísimos? El por qué lo ignoro, ministra, pero nadie me quita del alma esa sensación, ni siquiera cuando vas y nos cuentas que ha descendido el paro.

Recuerdo que, en aquellos tiempos de María Castaña, Miguel Ríos estaba empeñado en hacer un disco sobre la pobreza, que este sí es un buen tío, el mejor entre mis amigos de siempre. Se le ocurrió experimentar como se sentía un pobre de esos que pedían en la Gran Vía de Madrid antes de que los mandara la Botella a galeras. Y…

—– ¿Y qué Miguel?

—– La pobreza no es un rock, mi amigo. Es un futuro incierto.

Ya ves, compañero, que buen experimento aquel… ¡La pobreza sigue siendo el futuro, aunque digan desde el Gobierno que ha bajado el paro y han subido las cotizaciones a la Seguridad Social!