POR LOS CAMINOS DE LUGO
Las altas cumbres y el mar bravo. Las fragas y los soutos. Los valles fértiles. La campa y la playa… Inviernos de nieve y cálidos veranos. Primaveras de flores y otoños de hojas secas. A veces llueve, que de agua se alimentan sus ríos…
Si eliges Lugo para tus vacaciones tendrás mucho donde elegir. Porque, si la ciudad es toda ella un monumento, la provincia ofrece al viajero –caminante o motorizado- todo cuánto busca, pero sobre todo una naturaleza viva, su mejor oferta para el ocio…
El norte es Cantábrico, mar que se deshace en la playa inmensa y que esculpe mil formas en el acantilado. Mar para perderse en su infinita contemplación, desde un castro o desde el más agradable paseo construido por el hombre.
El Oriente es media montaña: devesas del Courel y bosques de Ancares, fragas de carballos con líquenes multiformes y soutos de castaños centenarios. Aldeas de pizarra y pallozas de la era prerromana.
El Sur de Lugo es, sobre todo, ríos y vino. Miño y Sil. Amandi tinto y tinto Ribeira Sacra. Ribeira que es sagrada por obra y gracia de los monjes que habitaron sus monasterios… y por el románico que conservan sus iglesias.
Por el oeste Lugo es tierra llana… de poetas y bardos capaces de convertir el infierno en un cuento de hadas. Un paisaje cargado de encantos allá donde la lluvia crea lagunas y los ríos –también el Miño- son reserva de la biosfera…
Y Lugo, la más occidental provincia de la Gallaecia romana, es tres veces Camino de Santiago. Camino primitivo que atraviesa las fonsagradinas tierras desde la Asturias de bosque y nieve. Camino del Norte, por el que llegan marinos o caminantes que gustan de hacerlo por la frontera marítima del Cantábrico.Y Camino Francés, el del libro sagrado; el de Dante, de Goethe, de Lorca, de Coelho…
Tres caminos que son historia y leyenda al mismo tiempo… rutas de ensueño.