galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

¿QUIÉN DESCUBRIÓ LA TUMBA DE TUTANKAMÓN?

Por J. J. García Pena

En algunos meses más (a finales de 2022) se conmemorará el primer siglo del hallazgo de la tumba de Tutankamón, un desconocido faraón adolescente, cuya fama no se debe a ningún mérito suyo en vida, sino al hallazgo  de su cámara mortuoria casi intacta, insólito detalle en tumbas regias.

La Historia, se sabe, suele ser poco amable con los actores secundarios. No sabemos el nombre del cocinero mayor de Alejandro Magno, ni del peluquero de Colón, por ejemplo. De ahí que la identidad del verdadero descubridor del soterrado mausoleo de Tuty haya quedado tempranamente eclipsado por el renombre del egiptólogo inglés Howard Carter y en segundo lugar por el de su cada vez menos  paciente mecenas,  el ricachón lord Carnarvon, ya a punto de perder, junto con su dinero,  los estribos y la flema típica de «la pérfida Albión».

Sirvan estas líneas para hacer justicia tardía con  Husein Abdel Rasul.

Era Husein un niño aguatero de diez años que, ayudando a su padre en las duras tareas de remover arena y escombros bajo un sol inmisericorde, vio y le señaló a Carter el primer escalón de entrada al túmulo inhumado… Carter, Callender y dos trabajadores retiraron la pared divisoria entre la antecámara y la cámara funeraria. 

—- ¿Y el niño que hacía? ¿Jugaba mientras tanto?

No lo sé, pero probablemente Husein sea el mismo niño que, aún sin nombrarlo,  aparece en una de estas maravillosas fotos, de febrero de 1923. 

 Los «dos trabajadores » y el no contabilizado y anónimo niño, con algo de suerte, tal vez no saldrían muertos, pero tampoco ilesos en un repentino quiebre del añejo leño. Hoy tales imágenes serían motivo de denuncia judicial por cualquier sindicato de trabajadores.Hemos avanzado, también, en seguridad y en derechos laborales en estos cien años pasados desde entonces.

Pero fue en Egipto y a comienzos de1923 cuando por fin se abrió y dio a conocer a la prensa 

la cámara que se escondía tras ese muro que caía, después de treinta siglos, con la ayuda de un niño, tan desconocido, -sea o no Husein- que ni mereció una mención del periodista.

Para él, a pesar de la clara evidencia fotográfica, hay cuatro personas donde los demás vemos cinco seres humanos, sin contar al presentido fotógrafo.

Causó tal revuelo en todo el mundo  el hallazgo,  que mereció  que el bailable Fox-trot cediese lugar y compartiese la locura de los años ’20 con un Camel-trot  «como dios y la veleidosa moda mandaban».

Tal vez te interese conocer el contenido de ese alegre Camel-trot, dedicado a «Tuty, The Mummy». Yo lo escucho como a un testigo de época, para entender un poco más el espíritu de Carter and Carnarvon Associated.

Poco más o menos como haría un historiador con los polvorientos legajos de la sevillana Casa de Contratación de Indias.

Gardel, cronista cantor, ya ves, trasciende toda época. Lo consulto y  me enseña, él también,como Machado,Poe  o Baroja, los cuándo , los  cómo y los por qué de este mundo que quiero entender hasta donde ello sea posible.       

Al aparecer Tut-Ank-Amon

hizo entre las damas sensación

que hasta la moda toma con soda

al pobre faraón.

No sé si en China o en Verdún

un industrial medio ranún

cuando la momia apareció

a un pintamonas contrató.

De colorinches, el pintor,

hizo arabescos de «arte full»

lo chabacano  hizo furor

y fama y plata ganó el «avedull».

¡Vamos señoritas!, no hay razón

tomar el pelo a un faraón,

que el pobrecillo ya del flequillo

no tiene ni un mechón.

La moda avanza  sin cesar

y hay dama ya que en su obsesión,

bajorrelieves al imitar,

se hace la egipcia en un rincón.

Hoy las señoras- es fatal-

soñando con Tut-Ank-Amon

buscan la pospiramidal

con una piedra dentro del colchón.