galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

RECUERDO DE XAIME QUINTANILLA ULLA

Hoy he buceado en mis archivos de los noventa, especialmente entre aquellos  personajes que dejaron huella en el “Desde Galicia Para el Mundo”, solo para demostrarme a mí mismo que el fin de siglo fue una época más fructífera para la intelectualidad del país. Lo conseguí, porque no veo yo en este tercer milenio gente tan interesante de pensamiento como aquella que tuve el gusto de conocer entonces.

Por ejemplo, Xaime Quintanilla Ulla, un médico de Ferrol especialista en el oscuro mundo de los suicidios cuyos conocimientos plasmó en un libro publicado en 1994 y que fue el motivo de una televisiva charla sobre tan escabroso tema…

—– El gallego va con el clima. Un día es un eufórico danzarín sudoroso de verbena y al siguiente es un saco inerme y deprimido que no sabe qué hace entre la niebla.

Por su profesión, me dijo Quintanilla que había sido testigo post mortem de más de dos mil suicidios y que nunca le encontraba explicación a ese final voluntario de la vida, por más vueltas que le diera al asunto. Él trataba de hallar un porqué de estos sucesos para intentar evitarlos y en aquel programa solo nos dejó un consejo…

—– La depresión es una enfermedad no siempre reconocible por nuestro entorno así que lo mejor que puedes hacer, si tienes malos pensamientos, es rodearte de gente; nunca te encierres en ti mismo porque terminarás compadeciéndote y tomando la decisión menos adecuada, que puede ser la del suicidio, claro.

Me quedo también con su respuesta a esta pregunta…

—– ¿Por qué cree usted que los suicidas gallegos buscan morir ahorcados?

—– Porque es lo que más a mano tienen: una cuerda y una viga en un tenebroso alpendre… pero también hay en esta tierra muchos “puentes de los suicidas”, que es otro medio comúnmente utilizado; me refiero a tirarse de un puente.

Esta semana pasada, en A Estrada, como ya te conté, hubo dos suicidios y un asesinato en el seno de una misma familia. La mujer que primero murió, Marisé Iglesias, efectivamente se ahorcó en el alpendre; aunque su marido, Manuel López, que era cazador, se pegó un tiro después de matar a su suegra. Cuentan que estaba un día de perros de esos de febrero. Amaneció con niebla, orvalló y la sensación térmica era en A Riba de varios grados bajo cero.

Pero volviendo a Xaime Quintanilla Ulla, no solo ejerció la medicina también fue político. Se distinguió por su bonhomía como el primer alcalde de Ferrol en la democracia,  cargo en el que permaneció desde 1979 hasta 1987. Y no debió de ser alcalde por casualidad sino que a lo mejor, digo yo, se presentó al cargo para honrar la memoria de su padre, Xaime Quintanilla Martínez, el último alcalde republicano de la ciudad departamental, vilmente asesinado en 1936.

Quintanilla Ulla, con el prototipo de su padre sobre sus espaldas, fue un socialista de los de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE; y tiempo tuvo de dejarnos algunos ejemplos.

Yo quiero recordar el de aquel 23 F de 1981 en el que, como alcalde de una ciudad en la que se ubicaba la Capitanía General Marítima del Cantábrico –con poder en las comandancias de la costa comprendida entre el Bidasoa y el Miño- , él se encerró en el ayuntamiento con una representación de las fuerzas políticas y sociales para decirle a los militares sublevados que seguía al frente de la ciudad.

Conozco a más de cuarenta alcaldes que huyeron a Portugal en cuanto se enteraron del golpe de estado; muchos de ellos volvieron cuando Tejero y sus guardias civiles  abandonaron el Congreso… y no les cayó la cara de vergüenza. Alguno incluso sigue siendo alcalde veinticinco años después.

Quien mejor conoció a Xaime Quintanilla Ulla es mi compañero Germán Castro, periodista ferrolano que cuenta en su blog lo más divertido de aquel médico y alcalde. 

Por lo visto fue a dar una conferencia a la asociación de vecinos de Valón, en la que “comparó al hígado con una aduana porque deja entrar lo bueno y elimina lo malo”. Dijo aquel día Quintanilla…

—- Al hígado había que hacerle un monumento.

Y para que le entendieran mejor, añadió…

—- El corazón barulla mucho y hace poco, representa a la derecha. El hígado es como un concejal de izquierdas que desarrolla una labor callada y eficaz.

En esa conferencia nació la idea del único monumento al hígado que existe en el mundo. Los vecinos recogieron el guante y con el apoyo de Ayuntamiento, Diputación y Caixa Galicia, además de donativos particulares, encargaron la escultura a Guillermo Feal.

El monumento al hígado se inauguró el 26 de noviembre de 1987. Cuenta Germán que la poeta ferrolana Laura Paz Landeira recitó la famosa “Oda al hígado”, de Neruda y que Quintanilla Ulla estuvo sembrado en su discurso…

—–  Cientos de estos órganos han sido torturados por cócteles, vinos, tranquilizantes y otros medicamentos. Todos los días, el pobre hígado trabaja para neutralizar y purificar todo lo que ingerimos…

La semana pasada hubo ofrenda floral en el monumento a cargo de la Plataforma Galega de Afectados pola Hepatite, que lo rescató del olvido en el que estaba sumida la singular escultura.

Xaime Quintanilla Ulla falleció en el 2002, hace ya catorce años; y a mí me parece que fue aún ayer.  

Rock skipping across the Coquille river in Oregon.