RICOS PERO TONTOS
Por Marola Seijo
Son ricos, pero tontos. Tontamente bebieron el líquido amniótico cuando aún estaban en la linfa materna porque ya mamaban todo. Por eso son tontos por naturaleza.
A medida que te haces mayor, lo que más se engrandece es tu lista de tontos y mamones. Cada día descubres uno nuevo con la simple lectura de las páginas de economía de los periódicos, esas que informan de los pactos sociales y de lo que ganan las empresas de los tontos.
Hoy habla el periódico de uno de mis tontos favoritos.
El muy cabrón se vanagloria esta vez de haber mandado al paro a cincuenta y tantos más en lo que va de año, porque si no, no hay beneficio y si no hay beneficio no hay empresa…
—- ¡Y yo solo estudié para rico!
Así les justificó la cabronada este tonto a sus trabajadores.
Lo de este tonto es seguir mamando mientras el pacto social se lo permita. Y claro que se lo permite. Se lo consienten sus conciencias políticas y sindicales, bien enteradas de lo que escribió aquel facha del postfranquismo, Gonzalo Fernández de la Mora, autor de “El Crepúsculo de las Ideologías”.
Tratan de convencernos de su sistema a los que no tragamos el venenoso líquido amniótico, que, por otra parte, debe saber a sapo de charca inmunda y seca alimentado por Belcebú. A los que no mamamos con tanta pericia como ellos, que siguen teniendo teta joven que mamar…
Pero nosotros, los que nos suspendieron en las matemáticas del “cinco x ciento o quizá más”, cuando nos miramos en el espejo de la vida nos sentimos más a gusto entre esta gente que nunca beberá agua de sapo… por muchas ganas que tengan de mamar.