SABOR A ETERNIDAD

Para ensoñar mundos de absoluta felicidade, libre da carne mortal, eu séntome a veira do río. Pouso os meus pensamentos na seda das augas, como as ponlas caídas dos árbores que dan sombra… Estóu alí, horas e horas, ensumido en mín mesmo… Para sentir o orgullo de ser fillo da Terra mais fermosa do mundo, asisto a transformación de un día de sol en noite de luar… E sinto a necesidade cósmica da patria e sei que son un anaquiño da eternidade galega”.  (Alfonso R. Castelao)

Las palabras del prócer en medio de la nada hace latir fuerte el corazón verde de la tierra. Voy por el centro de su piel de prado. Me emociona subir o bajar la media montaña mientras los ríos de agua viva me salen al paso. Este es un viaje legendario por la historia nunca contada: la alquimia define el perfil de los castros, los megalitos esconden tesoros en la cumbre, en la fachada del viejo monasterio está escrita la crónica de los siglos de los siglos y siempre, en el trayecto, un noble antepasado te cuenta un relato. Cuando imitas a Castelao y te sientas en la orilla de un río, los abedules nadan sobre las aguas tranquilas, rodeadas por un jardín natural, estancia perfumada que ilumina el sol de primavera; y tú te integras en un paisaje abierto a la vida saludable, en ese lugar dónde la música nos cuenta que los días tienen sabor a eternidad… verde y serena.