galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.


Esta mañana, el Sol ha vuelto a calentar el parque de mis andanzas. Hoy es domingo y los niños juegan y juegan sin apenas cansarse. Mis pasos, ahora lentos, me permiten observar como uno, solo uno, no juega; está leyendo, sentado en un banco disfruta su soledad. O eso parece. Es la viva imagen de mi amigo Víctor, que a los quince años se había tragado “El Capital” y estudiaba ruso; decía que era el idioma del futuro. En el banco de enfrente, también lee una abuela.

En esto, me adelantan… otro abuelo que saluda caminando y una joven tirando de su perro pastor, ese que se parece al lobo.  

NO PERMITÁIS QUE MATEN AL LOBO

¿Y que culpa tendrá el lobo de que le hayan dejado sin alimento en los montes, precisamente esos cazadores que juegan con la muerte de los animales que los habitan? El hermano lobo, nuestra fiera totémica, nunca atacó en Galicia a los humanos y al contrario que ellos, solo matan para comer. Tienen su ciclo de vida organizado y no necesitan que la Xunta se lo instituya. Ahora ha dicho el conselleiro que hay que matar a los lobos porque hay demasiados y ya se han echado al hombro la escopeta esos cafres que disfrutan asesinándolos… ¡Por favor, no permitáis que maten al lobo, que es el animal más hermoso que habita en nuestras sierras!     

YA PUEDO DORMIR TRANQUILO

Al mediodía se cauterizaron todos mis males porque llegó mi nieto Guille. Llevaba casi un año en los Estados Unidos por cuestión de estudios y me trajo la orla de su birrete de regalo… Aunque la mejor dádiva es su querida presencia. Ya puedo dormir tranquilo. Estamos todos aquí, en donde crece el árbol de nuestras raíces. Lo celebramos con una bica hecha por Betiña mientras la gente común disfrutaba de las playas de Arousa. Por lo visto estaban a tope.  

AQUEL JABALÍ QUE CRUZÓ LA RÍA

Había nacido en el Iroite tocando el cielo y de pequeño contaba los barcos que pasaban rumbo a América, frente al mítico Monte Louro, que le refirió como por aquel mar llegó Noé con su arca y sus antepasados.

Creció en la sierra del Barbanza, buscando en el geórgico paisaje las huellas de muy antiguos habitantes celtas, llegados también por este mar, desde Irlanda.

Aprendió a nadar en aguas cristalinas de pozas, mientras los nuevos molinos soplaban vientos de algas.

Conoció en A Curota a un Valle Inclán de piedra y contempló con él la playa amarilla, donde las sombras huyen y la risa del mar canta sobre las olas.

Desde la arena de Cabío descubrió las bateas de la vida y hasta ellas nadó, para luego seguir nadando hasta el fulgurante lugar donde el marisco nace a flor de agua.

Y allí, en Carril, encontró su final abatido por cazadores de mar, mientras, confundido, contemplaba la belleza provocada por la luz que incendia el cielo de cada atardecer.

Podría ser solo un cuento, pero esta es la historia real del jabalí que cruzó la ría de Arousa…

Me acordé de él porque la mañana es de niebla y me levanté canturreando al compás de una muy cercana motosierra aquello de…

—- Una mañana de niebla me fui a la Pobra do Caramiñal… Tuve que pasar la ría de Vilagarcía que es puerto de mar…

Ya sabes, mi gente. Tonterías mías para un buen despertar.

LAS PLAGAS

¿Está plagada Galicia de jabalíes? Eso dicen los agricultores y los que no lo son. Se han multiplicado por cien en la última década y han bajado del monte a la playa causando a su paso destrozos irreparables.

Nadie sabe racionalizar su presencia entre nosotros y la emprendemos a tiro limpio contra ellos como si el empeño de los humanos fuese su exterminio.

Cierto que ya están en las ciudades, nadan en nuestros dos mares y hasta se permiten el lujo de tomar el sol en la playa, pero algo habremos hecho mal para que estos animales precisen de nuestra comida para crecer y multiplicarse.

Debe haber algún sistema para evitar su exterminio programado y tendríamos que encontrarlo, aunque solo sea porque nuestros hijos crecieron ante la tele con un Xabaril amigo, que les enseñó nuestro idioma.

Hay otras plagas que son infinitamente más peligrosas para nosotros; como la de la avispa Velutina, asesina de abejas aquí nacidas y peligro inminente para el equilibrio ecológico. También nos invaden plantas exóticas tropicales, viven en nuestros ríos cangrejos del Amazonas, vuelan sobre nuestras cabezas, en el valle, gaviotas que son marineras…

Nos estamos tomando de broma lo del calentamiento global y este cambio de usos de la vida animal y vegetal solo nos advierten de que algo malo está pasando en el Planeta…

LOS EXPERIMENTOS CON GASEOSA, NO CON PERCEBES

Cuando tengo una tarde vaga, por nublada y poco atractiva, me doy un paseo por los más de cien canales de televisión que Telefónica trae a mi casa por ese nuevo cable con el que disfrutamos de los 300 megas, que esta es una City culta y su gente maneja muy bien las nuevas tecnologías.
Ayer, sin ir más lejos, me di un garbeo por Haití, luego viajé a la India después de pasar por Vietnam y terminé en Colombia, ahora que está de moda.

Mis guías eran cocineros televisivos, ingleses y americanos. Uno de ellos era un papante de mucho cuidado y probaba cuanta grasa y platos raros le ponían delante; parecía que le encontraba un gusto especial a la carne de ardilla. Su colega probó luego serpiente en Vietnam, el de la India un pescado al que llamó esturión pero que más bien era uno de esos monstruos de río; y el que me llevó a Colombia se zampó una hamburguesa de –según le dijeron- perros y gatos callejeros.

Con semejantes ejemplos culinarios vendidos a modo de atractivo turístico no me extraña que el Arguiñano inglés facilitase la receta de la paella con el chorizo como uno de sus principales ingredientes, receta que montó un gran lío en Valencia y en toda la geografía estatal.
Aunque lo del chorizo no es nada comparado con la receta que cocinó un cheff británico para la BBC, subido a una roca bañada por las olas, frente al mismísimo Roncudo, el corazón de la Costa da Morte… Preparó unos percebes dándonos a conocer su propia receta…
—– Se hierven los percebes en agua de mar con laurel… y unos chorros de aceite de oliva. Una vez cocidos, se pelan y se reservan. En una sartén se fríen chalotas con laurel y pimienta recién molida. Un chorro de jerez y otro de nata, con el zumo y la piel de un limón, más un par de cucharadas del agua de la cocción. A esta salsa se añaden los percebes y el plato se corona con abundante perejil picado…

Aquel pavo, llamado Gordon Ramsey, dio a probar su creación a unos percebeiros de Corme que le dijeron…

—– Mire, señor. Aquí os experimentos os facemos con gaseosa…

“NO BUSCO LA SOLEDAD, HUYO DE LA MULTITUD”.

La frase pertenece a mi ingenioso amigo Carlos Viejo. Me la envió envuelta en bytes digitales para que yo medite sobre mi retiro espiritual en este refugio de paz a donde he venido con demasiada madurez en la mochila.

Creo que, si bien no había motivos para la huida, sí es necesario relegar un pasado con demasiados líos en la cabeza y contemplar lo deprisa que pasa el presente.

Para mí tampoco es tiempo de masas sino de reposo, apenas interrumpido para contarte a ti, mi secreto amigo, algunas historias que suceden en el entorno universal que rodea a este edén. Pero hoy, este anciano ya se ha cansado de escribir.  

Xerardo Rodríguez