UNA VUELTA POR COMBARRO

La primera vez que fui a Combarro fue con Ángel Huete y Pepe Conde Corbal. A comer pulpo y sardinas asadas, que era lo que nos pedía el cuerpo en aquel verano de gracia de 1962, cuando hacía poco tiempo que este pueblo de postal había sido declarado de interés turístico por su conjunto etnográfico. Nunca había visto arquitectura popular tan bella, sobre todo porque detrás de cada fotograma estaba siempre un hórreo y la ría de fondo. Hoy tenemos oportunidad de dar una vuelta visual por el Combarro del nuevo milenio, que, imitando a sus hórreos cuando eran la despensa de medievales hogares, sigue siendo meta del buen yantar en la Pontevedra mas marinera. Vamos, dale al play.