galiciaunica Un recorrido semanal por Galicia, España.

YA NO TENEMOS NI MORRIÑA

Miña casiña, meu lar está deserta.

Nos ha contado el departamento de Emigración del ministerio español de EmpleoGalicia fué la Comunidad con mayor número de retornados en la última década.

Pero ¿sabes?, esto ya no es así. El año pasado solo regresaron a sus orígenes 3.065 gallegos residentes en el exterior.

El mundo de la Galleguidad ha metido la morriña en el baúl de los recuerdos y ni desean volver los más viejos, aquellos que recitaban a Celso Emilio Ferreiro

(…Sóio te teño a ti, miña memoria

envolta en señardades e recordos:

unhas pingas de chuvia esbagoando

por un cristal de soños…)«

SOMOS, OTRA VEZ, LA NADA.

Ni los más viejos, decía, quieren retornar al país. Ni sus hijos, ni siquiera sus nietos aventureros. Para ellos, mis amigos, somos otra vez la nada; aquella de la que escaparon un día para cumplir ese sueño… incumplido, las mas de las veces.

Todo aquello por lo que lucharon y luchamos se ha perdido en la selva del olvido: el trabajo, la vivienda digna, la enseñanza, la salud…

Aquello de lo que presumía mi gente en Caracas, Buenos Aires, México o Bahía se les desmoronó con las noticias que les llegan desde hace un año, de estos líos que aquí montamos y de los efectos de una pandemia brutal.

Adios mi Galicia querida. Entonces, cabías en mi maleta.

Esta mi gente sabe lo preciso de economía y no sabe de mercados ni primas de riesgos; pero aprendió a leer la letra pequeña de los periódicos especializados que nos hunden en la miseria.

Dicen los expertos economistas…

—- ¿España? ¡Está sumida en una crisis que aún no tocó fondo!

Continúan los politólogos…

—- La corrupción es un mal endémico en un “estado de sinvergüenzas”.

El gobierno afirma…

—- ¡Hay brotes de mejora!

La oposición añade:

—- España está en la ruina…

Y a la chavalada estudiantil se le han unido esta vez los trabajadores de la limpieza, los bomberos, los médicos, las enfermeras, algunos políticos, otros que quieren serlo, los policías, los funcionarios, los que no lo son porque los echaron, los parados, los que tienen trabajo precario, los que tienen trabajo y son solidarios…

Y los desahuciados, los marineros, los agricultores…

—- España está en conflicto, señor mío, por eso hemos de tomar las calles nuevamente.

—- Y lo peor de esta nueva crisis provocada por una pandemia es lo que hacen estos políticos que no saben gobernar ni hacer oposición. Me refiero a todo el conjunto de partidos que se sientan en el Congreso -hoy, por ejemplo- para insultarse los unos a los otros ajenos a una situación de pandemia sanitaria y de crisis económica.

—- Aún encima los que gobiernan aquí son los bancos, los fondos de inversión, el capitalismo global… Y todos dicen que tendremos que bajarnos el diez por ciento los salarios.

—- Eso, mientras los sindicatos se mueren de inanición… Y los empresarios callan, que el que calla otorga.

Y si llueve, que chova…

Todo esto se sabe en América, Europa, África, Asia y Oceanía

Esos debates-espectáculo de las privadas, los periódicos con “departamento de investigación” que parecen ayudados por el FBI, las filtraciones del poder judicial, los papeles de los delincuentes, los casos y cosas que venden más publicidad…

Todo se conoce fuera del país y la imagen de Galicia Calidade se ve arrastrada al abismo nacional como cuando ibas por el mundo y te preguntaban todos y todas si tú eras torero…

Subrayo: mi gente no se mueve porque esta pandemia y esta crisis económica, de valores, de inteligencia, política, cultural y de iniciativas se ha comido a la morriña.

Así que no nos queda otro remedio que confiar en nosotros mismos y volver a aquellos principios en los que la “leiriña” mató el hambre. La próxima semana te contaré como los urbanitas están alquilando terrenos agrícolas.